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Marx (Groucho), el filósofo premonitorio
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José M. de la Viña

Apuntes de Enerconomía

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Marx (Groucho), el filósofo premonitorio

La solución de moda, política y mediática, consiste en exigir siempre más medios sin preguntar si son necesarios, ni siquiera contraproducentes

Foto: Un grupo de inmigrantes cruza la frontera entre Macedonia y Hungría por el paso de Roszke. (Reuters)
Un grupo de inmigrantes cruza la frontera entre Macedonia y Hungría por el paso de Roszke. (Reuters)

Como anunció el gran filósofo Marx (Groucho): más madera. La solución de moda, política y mediática, consiste en exigir siempre más medios sin preguntar si son necesarios, ni siquiera contraproducentes.

En el alféizar

¿Que invaden Europa oleadas de inmigrantes? Erijamos vallas y almenas. ¿Que se ahogan este verano miles de ellos? Incrementemos la carísima vigilancia, contemplemos la foto terrible del niño muerto tirado en la playa, y continuemos tomando alcohólico aperitivo que nos permita acallar remordimientos y hacer con buena holgura gástrica la digestión fatal de tales acontecimientos.

¿Que muchos atraviesan las espinas fronterizas erigidas en el fortín europeo? Construyamos más centros de internamiento para expulsarlos a continuación: son antiestéticos y atragantan la velada. ¿Por qué se jugarán la vida de manera tan molesta para el teleespectador, tan peligrosa para su integridad física que a menudo les causa la muerte?

Afuera

¿Que los chiflados del Estado Islámico destruyen los templos de Palmira? Enviamos unos cuantos drones para cargarnos algún jerifalte con faldones, sin preguntarnos cómo fue posible la aparición misteriosa de tales hordas asesinas, por qué son unos salvajes y quienes son los responsables impensables de tan súbita aparición macabra.

O, aprovechando la coyuntura, se incrementan duramente los controles y se recortan los derechos humanos en Europa para intentar detener las escalada de atentados y, de paso, las libertades de sus propios ciudadanos.

Una Europa de nuevo sonámbula, como la que provocó la I Guerra Mundial, que prefiere no enterarse de nada. Y mucho menos de las graves amenazas que la acechan como consecuencia de sus sonámbulas decisiones. EEUU y presuntos aliados varios tienen también mucho de lo que responder por cebar la bicha y alimentar la intransigencia. Cuando Occidente quiera espabilar y revertir sus cafradas y desvaríos será demasiado tarde. Igual que hace cien años.

Adentro

¿Que se queman millones de árboles? Habilitemos más aviones contraincendios para que salgan en televisión y justifiquen el derroche de medios, en vez de realizar una política forestal con menos dinero que incremente el empleo, limpie los bosques, provea de biomasa y haga de sumidero.

¿Que cuelan a un iluso en su ordenador un archivo pederasta por Internet? Metamos en la cárcel al incauto internauta por analfabeto digital y por torpe, incapaz de demostrar su inocencia ante unos jueces ansiosos por condenar, gracias a la trompetilla soplona del Gran Hermano digital.

¿Que no se alcanzan los cero lesionados en carretera, objetivo del todo imposible mientras los coches se muevan? Pongamos más radares trampa en lugares con señalización inadecuada para recaudar más y conseguir aumentar la indignación del buen conductor que, curiosamente, vota, aunque luego no asuma cómo le retuercen la yugular cívica y le terminan de exprimir la desfondada faltriquera.

¿Que ya es difícil aparcar? Pongamos parquímetros que se tardan en programar más que el tiempo disponible para estar aparcado. Que nos obligan a proporcionar datos innecesarios para que el ojo que todo lo ve pueda mantener controlados nuestros movimientos y, a la postre, nuestra vida privada. Que al menos sirve para poder demostrar nuestra inocencia arrebatada por ley en el caso de que las cosas vayan mal dadas y a la disparatada maquinaria judicial así creada le dé por funcionar.

¿Que unos desalmados pegan una paliza en la calle a un indigente o unos fascistas a una joven activista política? Llenémosla con cámaras para tener permanentemente vigilados a los viandantes. ¿Que ha habido un asesinato? Endurezcamos las leyes, soniquete de moda en España actualmente. Reduzcamos garantías judiciales mediante absurdas leyes integrales. Anulemos la presunción de inocencia para todo un colectivo porque uno mató. Los nazis hicieron lo mismo.

¿Que la justicia se atasca? Pongamos más medios igual de anacrónicos e ineficientes, en vez de derogar leyes ilegales y contrarias a los Derechos Humanos más elementales, que condenan por defecto, colapsando los tribunales. Que encogen las menguantes libertades civiles, en España, y allende los mares y montañas antaño cultas y ejemplares.

¿Que la justicia se atasca? Pongamos más medios igual de anacrónicos e ineficientes, en vez de derogar leyes ilegales y contrarias a los Derechos Humanos

¿Que pretendemos criticar y denunciar tales insensateces? Amordacemos. Arruinemos y criminalicemos indiscriminadamente a causa del incremento de la legislación que suspende los cada vez más escasos derechos civiles y democráticos del ciudadano normal, que no pecuniarios, que antes o después será imposible pagar porque el país entero, y Europa detrás, se habrá ido al garete repitiendo el colapso del antaño invencible Imperio Romano a pesar del muro de Adriano.

¿No tiene nada que decir la comunidad judicial y la abogacía? ¿Son acaso cómplices sonámbulos y criminales del fatídico sistema implantado? Eso sí, con corruptos y aforados las garantías judiciales son siempre irreprochables y la mención bochornosa a la atribulada Constitución, un cruel sarcasmo: dicen que casta protege a casta. Tenemos casos recientes.

Sin emprendimiento ni educación

¿Que las empresas españolas no son competitivas? Añadamos piedrecitas en su tortuoso camino, implantemos legislación diferente en cada una de las diez y siete nacioncitas arruinadas, a menudo incompatibles entre sí.

Obliguemos al emprendedor a dedicar su siempre escaso tiempo a vencer la creciente burocracia y los absurdos reglamentos para que se justifiquen hordas de burócratas, impidiéndole generar riqueza y empleo. Hasta que se harte, mande a la porra el emprendimiento, saque unas oposiciones y contribuya por despecho a incrementar más la burocracia y a judicializar la actividad privada. Así nos va.

¿Que las empresas españolas no son competitivas? Añadamos piedras en su camino, implantemos leyes distintas en cada una de las 17 nacioncitas arruinadas

Para finalizar la lista de agravios veraniegos, ¿que el fracaso académico es monstruoso y la titulitis diarreica genera creciente ignorancia y mayor desempleo? Pongamos más dinero en la presunta enseñanza sin analizar las causas primigenias del deterioro educativo ni la ausencia de esfuerzo.

Es contraproducente educar ciudadanos cabales que amenacen este desquiciado devenir falsamente democrático, en disposición de exigir juego limpio al poder. Ciudadanos capaces de controlar los desmanes. De mantener una democracia homologable donde poderes y contrapoderes se equilibren mutuamente, donde la escasa Ilustración disponible se dedique a resolver los problemas, no solo medioambientales, después de un análisis riguroso de las causas que permita proponer soluciones racionales.

El sistema propugna gastar cada vez más, incrementar una burocracia desbocada con el fin de controlar al ciudadano normal. Mientras, el auténtico criminal o el incompetente queda fielmente protegido y justificado por el poder a causa de la meritocracia inversa implantada y el maremágnum legal creado que le permite jugar con ventaja.

Esclavos de las modas

La moda, en este país pendular, consiste en intentar atajar los problemas con más dinero, legislando a lo bestia con el fin de criminalizar por si las moscas. Más madera que incremente la deuda, consecuencia de esta sociedad de recursos ilimitados donde los ciudadanos no tienen deberes, solo derechos, los cuales continúa perdiendo cual sonámbulo con cuentagotas, con la ayuda de Hacienda. ¿Cuál es la causa de este nocivo proceso?

Una sociedad presuntamente avanzada, con saberes y disciplinas compartimentadas, donde escasean los análisis holísticos y multidisciplinares

Es la sociedad de los llamados “expertos”, la mejor formada de la historia (sic). Una sociedad presuntamente avanzada, con saberes y disciplinas compartimentadas, donde escasean los análisis holísticos y multidisciplinares basados en un profundo humanismo que permitan resolver los problemas analizando su fondo, sus orígenes profundos, con el fin de poder resolverlos generando empleo.

En vez de paliarlos de manera indecente mediante más gasto público aliñado de sutil demagogia mediática a la que los medios cooperan encantados con el fin de envolverse de un halo de falsa modernidad, que no es más que retrógrado progresismo barato presentado de manera sofisticada.

Ya no se trata de prevenir ni de concienciar, sino de denunciar y de castigar, de convertir estos quebrados eriales en una perversa sociedad de chivatos. No se intenta resolver los problemas, sino arrostrarlos mediante derroche y legislación políticamente correcta. Auténtico fascismo camuflado que niega la presunción de inocencia al ciudadano común al aplicarle reglamentos, multas y mordazas de los que no se puede zafar. Tan solo le queda pagar, con dinero o con la cárcel, siempre y cuando no forme parte de la casta, evidentemente. ¿Entienden, pues, los políticos por qué estamos hartos de ellos?

No se trata de prevenir ni de concienciar, sino de denunciar y de castigar, de convertir estos quebrados eriales en una perversa sociedad de chivatos

El desafío de París

Aunque aquí la prensa es parca en tratar estos asuntos, las cuestiones climáticas y medioambientales, y no solo la masiva inmigración y la nueva crisis global en ciernes, encabezan por necesidad la agenda política de los gobernantes allende nuestras fronteras. La Cumbre de París, a finales de año, parece que puede servir de revulsivo. Aquí, mientras tanto, seguimos con nuestro sonambulismo legal y mediático.

El temor es que la urgencia en intentar resolver los problemas climáticos, la contaminación creciente y la pérdida de biodiversidad, y no solo el dramático incremento de la inmigración, genere más legislación aberrante y absurda en línea con lo anteriormente narrado. Antecedentes no faltan, con el permiso del Protocolo de Kioto.

¿Tiene Europa alguna política climática y medioambiental sólida que mostrar en tal Cumbre, propuestas que analicen los problemas de manera multidisciplinar que pretendan resolverlos de manera sensata e INNOVADORA y que, además, permitan que la inmigración se pueda detener por sí sola?

O propondrá parches parciales y contraproducentes, más medidas sonámbulas y punitivas, asumiendo la nueva religión mediática que sigue la estela narrada anteriormente: más madera como dijo Groucho Marx, el gran filósofo posmoderno, sagaz, certero y premonitorio.

Como anunció el gran filósofo Marx (Groucho): más madera. La solución de moda, política y mediática, consiste en exigir siempre más medios sin preguntar si son necesarios, ni siquiera contraproducentes.

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