Es noticia
Arbitraje y diversidad
  1. Economía
  2. Arbitrando, que es gerundio
Gonzalo Jiménez-Blanco

Arbitrando, que es gerundio

Por

Arbitraje y diversidad

La participación de mujeres en el arbitraje en España es todavía pequeña, si bien cabe pensar que está aumentando

Foto: Foto: Corbis Images.
Foto: Corbis Images.

¿Y cómo está el arbitraje en materia de la tan horriblemente llamada diversidad de género? Pues bueno, vamos a hacer balance en este artículo, pero me temo que vamos todavía regular.

Comprendo que esto es una actividad privada y no sometida a cuotas por ninguna ley de igualdad ni de paridad ni nada parecido. Aquí no existen cuotas ni nadie las reclama. Y mejor que sea así.

Quizás una primera forma de aproximarse a este tema sea el número de árbitros mujeres en la lista de las diferentes cortes. Empezamos por CIMA y ya observamos que en su lista de árbitros, las mujeres son una absoluta minoría. De unos 130 árbitros, solo dos son mujeres. Es decir, un 1,5%. Seguimos con la Corte de Arbitraje de Madrid. De sus 322 árbitros, solo 40 son mujeres. O sea, un 12%. Las cifras pueden no ser exactas, pero sirven para hacernos una idea.

Podríamos inicialmente pensar que esa baja participación a lo mejor responde a un cierto sesgo de las cortes. Pero puede ocurrir que esa baja participación en las listas no obedezca realmente a sesgo alguno, sino que sea mero reflejo del número de mujeres que se dedican profesionalmente al arbitraje. Que haya en el arbitraje -en general- muchos más hombres que mujeres.

Esto es una actividad privada y no sometida a cuotas por ninguna ley de igualdad ni de paridad ni nada parecido. Aquí no existen cuotas ni nadie las reclama

Para ello, podemos simplemente observar el porcentaje de mujeres que son miembros del Club Español de Arbitraje. Como el club es una asociación abierta, refleja realmente que pocas mujeres se dedican al arbitraje. Y ahí, de 930 miembros, 222 son mujeres, es decir, un 23,6%. La conclusión es que la participación de mujeres en el arbitraje en España es todavía pequeña, si bien cabe pensar que está aumentando.

Los números son bajos, como lo son aún en otros ámbitos. Según PwC (no haré ninguna broma con el nombre de Price Waterhouse Coopers) en 2014: universitarias, 60%, mercado laboral, 45%, dirección funcional, 22%, consejeras, 16%, y CEO, 5%.

¿Y qué ocurre fuera de España?

Dice Juan Serrada que lo cierto es que, en la práctica, la mujer no está tan involucrada en la condición de árbitro, como el hombre. Señala en un artículo en proceso de ser publicado que, en los últimos años, de las listas de árbitros de la CCI solamente un 11% son mujeres, un 5% en el Consejo Internacional de Arbitraje Comercial (ICCA), un 5% en el panel de Conciliadores y Árbitros de CIADI, un 4% en la guía de los principales expertos del mundo del arbitraje comercial, siendo este porcentaje del 0% en la Asociación Marítima de Árbitros de Londres.

Las mujeres, a igualdad de formación jurídica, tienen una cualidad adicional, que es mayor sentido común, tan importante para resolver una disputa

Pero existe una importante organización en el mundo arbitral, Arbitralwomen, que, desde hace años, se dedica a promover la presencia de la mujer en el arbitraje.

No obstante, el árbitro (en realidad, la árbitro, pero aquí me refiero a todos, hombres y mujeres) probablemente más reconocido del mundo sea una mujer, Gabrielle Kaufmann Kohler, de nacionalidad suiza. Encabeza los 'rankings' mundiales de árbitros, es árbitro comercial y de inversiones, ha publicado importantes artículos, pronunciado numerosas conferencias y su nombre aparece como árbitro en alguno de los casos de referencia para la comunidad arbitral.

Algunas cortes tienen una política activa de nombrar mujeres como árbitros: la Corte de Arbitraje de Madrid ha nombrado un 40% de mujeres en 2015, más o menos igual que la CCI. Pero el porcentaje cae al 7% cuando son las partes las que hacen el nombramiento.

Creo que las mujeres, a igualdad de formación jurídica, tienen una cualidad adicional, que es mayor sentido común, tan importante para resolver una disputa. Y una especial habilidad para decidir lo que es justo. A veces pienso que mi madre tiene un sexto sentido y que habría sido una gran árbitro, porque toda la vida ha sabido encontrar, ante cada problema, la solución más justa. Y raramente se equivocaba.

No se trata de establecer cuotas. Se trata de ir dando más entrada a la mujer en el mundo del arbitraje

A mi juicio, las mujeres que conozco que se dedican al arbitraje son muy fiables y desarrollan su actividad con mucha calidad.

En otro campo similar, el de jueces y juezas, aunque probablemente también por otras razones, ya salen de la oposición cada año más mujeres que hombres.

Por tanto, daría tres recomendaciones al respecto:

A las mujeres abogadas, que se dediquen más al arbitraje.

A las cortes de arbitraje, que traten de incluir a más mujeres en sus listas.

Y a las partes y a sus abogados, que nombren árbitros a más mujeres.

No se trata de establecer cuotas. Se trata de ir dando más entrada a la mujer en el mundo del arbitraje. Parafraseando al tardíamente idolatrado presidente Suárez, se trata de elevar al nivel arbitral lo que a nivel de calle es simplemente normal. Pasito a pasito.

Todos saldremos ganando.

¿Y cómo está el arbitraje en materia de la tan horriblemente llamada diversidad de género? Pues bueno, vamos a hacer balance en este artículo, pero me temo que vamos todavía regular.

Arbitraje Igualdad de género