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Ignacio Rupérez

Basado en la Evidencia

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Enterremos la pandereta

"España es un país de pandereta". ¿Cuántas veces han oído o pronunciado esta frase o alguna similar? Los españoles somos especialistas en criticar lo nuestro y,

"España es un país de pandereta". ¿Cuántas veces han oído o pronunciado esta frase o alguna similar? Los españoles somos especialistas en criticar lo nuestro y, a diferencia por ejemplo de los franceses, siempre nos hemos vendido muy mal. No me negarán que no es lo mismo "Spain is different" (aplicada casi siempre de manera irónica y despectiva) que "L’exceptionnalité française"…

Es importante recordar de vez en cuando nuestros puntos fuertes y más en estos tiempos grises. No se trata de caer en la frivolidad, ni de perder la capacidad de autocrítica. Tampoco de ignorar las penurias de esta crisis. Pero es que esa parte de la historia, por desgracia, ya la conocemos, y ahora toca conocer la otra, la buena, la optimista. Objetivamente, y basándose en la evidencia, los aspectos positivos de nuestro país son igual de ciertos que las informaciones negativas con las que desayunamos cada mañana.

Primer falso mito: "España es un país improductivo". Según Eurostat, la productividad española ha aumentado considerablemente en los últimos tres años, recuperando más de la mitad de la competitividad perdida tras la entrada en el Euro. En este artículo de la London School of Economics leemos que la productividad española ha incrementado un 11% en términos de PIB por trabajador desde el inicio de la crisis (en 2008), y un 8% en cuanto a PIB por hora trabajada. Es decir, nuestra productividad es la que más ha mejorado de toda la Eurozona.

Otro falso mito: "España no vende". Las exportaciones de bienes españoles han aumentado en 55.000 millones de euros desde 2009, un equivalente al 5,1% del PIB. Según la OCDE, España ha sido el país que mejor ha sabido mantener su cuota de exportaciones a nivel global durante la crisis, a pesar de la competencia de los mercados emergente. Además, según el informe 'European Attractiveness Survey 2012' de Ernst&Young, España es el cuarto país europeo (de 43 analizados) más atractivo para invertir. De hecho, la inversión directa en nuestro país se incrementó un 62% en 2011.

Por favor, enterremos el mito de la pandereta. Es innegable que hay mil cosas que mejorar, pero también que hay que difundir nuestras virtudes. Es conveniente no tirar piedras sobre nuestro propio tejado, y conocer (y reconocer) las cosas buenas que tenemos, que ahí fuera siempre habrá quién esté ansioso por sacarnos las vergüenzas

Como no solo de economía vive el hombre (aunque cueste creerlo últimamente), conviene recordar que en España hay mucho talento y logros destacables. Más allá de las proezas deportivas, de sobra conocidas por todos, España cuenta con líderes en el plano científico, artístico, tecnológico y cultural.

Por citar algunos ejemplos, Josep Baselga es director del Hospital Memorial Sloan-Kettering de Nueva York, líder internacional en investigación contra el cáncer, y Joan Massagué es toda una referencia mundial en la materia. El psiquiatra Luis Rojas Marcos ha sido responsable del Sistema de Hospitales Públicos de Nueva York, y ahora es profesor en la prestigiosa NYU. Seguimos. ¿Sabían que la primera vacuna contra la malaria se comercializará en tres años, y que sus responsables son el equipo de Pedro Alonso y el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal)? En esta misma línea, el sistema nacional de trasplantes de órganos español es un modelo a imitar por otros países.

En tecnología nuestro país está viviendo el nacimiento de infinidad de nuevas empresas que empiezan a despuntar en el extranjero, como Olapic, recientemente destacada por The New York Times, o Jobandtalent, a la que Financial Times dedicó su atención el pasado mes de junio. Por cierto, el director de producto de Google a nivel mundial, Bernardo Hernández, también es español.

Además de nuestro incalculable patrimonio cultural histórico, si echamos un vistazo al presente nos encontramos con que nuestro país cuenta con arquitectos, escritores y artistas de reconocimiento global. España tiene figuras internacionales en la industria cinematográfica, en la música y en la danza (poco se habla, por ejemplo, del compositor Alberto Iglesias –tres veces nominado a los Oscar– o de Gonzalo García Portero –primer bailarín del New York City Ballet–). Por no hablar de nuestra gastronomía y de nuestros chefs llenos de estrellas Michelin.

Tampoco podemos olvidar nuestro principal y más importante activo: la lengua española, hablada por 450 millones de personas en el mundo y que, según el Instituto Cervantes, ya supera a la lengua inglesa en número de hablantes nativos. De vuelta a la comparación con los franceses, mucho tenemos que aprender de su francophonie y de la defensa y promoción que hacen de su lengua y su cultura.

Todo esto son solo algunos ejemplos. Hay muchos más nombres y datos destacables, por lo que cuesta creer que todo esto sea posible en un país de pandereta. Por favor, enterremos el mito de la pandereta. Es innegable que hay mil cosas que mejorar, pero también que hay que difundir nuestras virtudes. Es conveniente no tirar piedras sobre nuestro propio tejado, y conocer (y reconocer) las cosas buenas que tenemos, que ahí fuera siempre habrá quién esté ansioso por sacarnos las vergüenzas.

Ignacio Rupérez Larrea, Corporate Finance Burson-Marsteller

"España es un país de pandereta". ¿Cuántas veces han oído o pronunciado esta frase o alguna similar? Los españoles somos especialistas en criticar lo nuestro y, a diferencia por ejemplo de los franceses, siempre nos hemos vendido muy mal. No me negarán que no es lo mismo "Spain is different" (aplicada casi siempre de manera irónica y despectiva) que "L’exceptionnalité française"…