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Los siete segundos del CEO
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Pablo Zamorano

Basado en la Evidencia

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Los siete segundos del CEO

Siete segundos. Ese es el tiempo que, según los expertos, se necesita para causar una buena primera impresión. Un timing quizá demasiado exigente, y más si

Siete segundos. Ese es el tiempo que, según los expertos, se necesita para causar una buena primera impresión. Un timing quizá demasiado exigente, y más si te estás jugando algo muy importante. ¿Qué pensarían, por ejemplo, cerca de 1.200 millones de católicos cuando vieron aparecer en el balcón del Vaticano al desconocido cardenal Bergoglio convertido en el Papa Francisco? ¿Qué pasó durante esos siete segundos?

La llegada de un nuevo líder a una organización es quizá uno de los momentos más relevantes que se producen en las compañías o instituciones. Ahora bien, si nos atenemos a la teoría de la primera buena impresión, ¿quiere decir que un nuevo CEO (entendido como presidente, consejero delegado e incluso Papa de la Iglesia católica) sólo tiene siete segundos para causar una buena primera impresión en su empresa? ¿No causar una buena primera impresión supone ya el fracaso desde el inicio?

Parece lógico que no, aunque la experiencia sí nos dice que los primeros días son fundamentales para lograr un aterrizaje exitoso que permita al nuevo CEO tener el reconocimiento y compromiso de sus accionistas, inversores y empleados primero, y de otras audiencias después. Sin ir mucho más allá, se habla tradicionalmente en el ámbito político de los 100 primeros días de Gobierno como el periodo de gracia que todo Ejecutivo tiene antes de ser sentenciado (para lo bueno o para lo malo) por la fuerza de los hechos. Sean 100, 50 o 200, parece que todo el mundo tiene más de siete segundos para encauzar adecuadamente su liderazgo empresarial.

Por tanto, ¿qué tiene que hacer un CEO durante ese periodo de gracia? Si miramos de nuevo al Vaticano, el Papa Francisco, por ejemplo, no ha entrado de lleno a los asuntos más urgentes que parece tiene sobre la mesa: finanzas vaticanas, reforma de la Curia, Vatileaks… Al menos por el momento, porque es evidente que tarde o temprano tendrá que hacerlo.

El Papa Francisco, como ya empiezan a hacer muchos nuevos CEOs de empresas, ha decidido dedicar sus primeros días de Pontificado a comunicar quién quiere ser el Papa Francisco, cuáles son sus objetivos

El Papa Francisco, como ya empiezan a hacer muchos nuevos CEO de empresas, ha decidido dedicar sus primeros días de pontificado a comunicar quién quiere ser el Papa Francisco, cuáles son sus objetivos y, por lo tanto, los de la Iglesia. Y además, lo ha hecho -si se me permite la expresión- segmentando: primero a los fieles desde la Plaza de San Pedro (clientes y empleados), al 'Consejo de Administración' (cardenales), a los medios de comunicación en la audiencia que concedió a los cerca de 6.000 periodistas acreditados en el cónclave, a autoridades e instituciones (130 delegaciones oficiales de países de todo el mundo), e incluso a la 'competencia' (una de sus primeras misivas fue a la comunidad judía, hecho que ha repetido con otras confesiones religiosas).

Hay quien puede decir que el caso del Papa no es comparable al de los CEO de las empresas. Y es cierto. Pero lo vivido en las últimas semanas en Roma, con independencia de si uno cree o no en la fe católica y tiene o no tiene nada que ver con el mundo de la empresa, es un ejercicio, en mi opinión, de inteligencia: trabajar la comunicación para lograr un posicionamiento como líder que te permita generar compromiso (engagement) con tus audiencias.

En el caso del Papa, además, lo ha hecho utilizando otra incontestable y eficacísima herramienta: comunicar dando ejemplo. De esta forma, no sólo logra que el mensaje se transmita, sino que sea eficaz (el Papa habla de pobreza, pero es que además prescinde del coche oficial, lleva sus habituales zapatos negros desgastados y decide celebrar la misa del Jueves Santo en un penal de menores). ¿Se imaginan qué efecto puede tener un primer ejecutivo hablando de austeridad sin aplicarse a sí mismo ninguna de las medidas que toma para el resto de empleados? Bueno, no hace falta imaginárselo. Ya lo estamos viendo.

Las empresas viven tiempos cada vez más exigentes, y lo que se le debe pedir a un CEO tampoco es una excepción. Además de experiencia demostrada, solvencia intelectual, capacidad de gestión y algún que otro máster, ¿por qué no saber o tener la habilidad de incorporar la comunicación a su propio ADN de CEO?

*Pablo Zamorano, Comunicación Corporativa y Financiera Burson-Marsteller

Siete segundos. Ese es el tiempo que, según los expertos, se necesita para causar una buena primera impresión. Un timing quizá demasiado exigente, y más si te estás jugando algo muy importante. ¿Qué pensarían, por ejemplo, cerca de 1.200 millones de católicos cuando vieron aparecer en el balcón del Vaticano al desconocido cardenal Bergoglio convertido en el Papa Francisco? ¿Qué pasó durante esos siete segundos?