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Santiago Esteban

Basado en la Evidencia

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No son tontos

Reconozco que tengo dudas sobre si la prima de riesgo de España es un indicador fiable para conocer el estado real de nuestra economía. Lo que

Reconozco que tengo dudas sobre si la prima de riesgo de España es un indicador fiable para conocer el estado real de nuestra economía. Lo que sí sabemos es que nos afecta, y mucho. Estos últimos días parece que está bajando, pero ¿por qué todavía hoy puede dispararse en cualquier momento? Porque el inversor no es tonto, como dice el famoso anuncio. Si indaga, se da cuenta de que los españoles están haciendo numerosos esfuerzos y sacrificios, pero también de que España es un conglomerado de 17 estados pequeños, innumerables Administraciones, entes y sociedades públicas muy difíciles de sostener para una economía (y ciudadanía) frágil.

Cuando el Estado contaba con superávit como antes de la crisis, los ciudadanos cometimos el error de no pedir explicaciones y responsabilidades sobre dónde iba el dinero de todos. Ahora que falta y muchos están al límite, anhelamos una buena gestión de los recursos del país y de sus impuestos, así como más transparencia e información clara sobre los mismos. Ya no da igual que un empleado público no cumpla sus horas de trabajo y tenga ‘moscosos’ u otros privilegios porque sí. No queremos que haya cuatro personas para hacer el trabajo de una, ni que esté la ventanilla cerrada o que nos manden a otro sitio cuando vayamos a realizar un trámite al salir de trabajar.

No queremos disparates; preferimos destinar el dinero a las pensiones de nuestros abuelos que a una embajada riojana en Ulán Bator, o invertir más en educación y en sanidad que un aeropuerto en Gredos. Nos gustaría mucho más aumentar las ayudas a pymes, emprendedores y autónomos antes que financiar un estudio sobre el apareamiento de la ballena rosácea del Mar del Norte. Que está muy bien saber cómo lo hacen y tomar nota, pero no da de comer a nuestros hijos.

El inversor no es tonto, como dice el famoso anuncio. Si indaga, se da cuenta de que los españoles están haciendo numerosos esfuerzos y sacrificios, pero también de que España es un conglomerado de 17 estados pequeños, innumerables administraciones, entes y sociedades públicas muy difíciles de sostener para una economía (y ciudadanía) frágilLamentablemente, en España hay muchísimos casos de disparates como estos tres últimos. Por ejemplo, la renovación de la web del Senado de noviembre de 2012. Costó medio millón de euros al bolsillo de los ciudadanos. Alguno tenía prisa y no pidió presupuestos adicionales para contrastar, como haría cualquiera que le preocupara un mínimo su dinero. Ni siquiera preguntó a un profesional del sector para orientarse de los precios del mercado. En una empresa privada, el responsable no habría durado ni un minuto en la organización. En el sector público, todo vale. Todavía. Otro ejemplo es el del Ayuntamiento de Barcelona. Acaba de gastar 6.897 euros en un estudio técnico para preparar la instalación de una bandera de Cataluña gigante en el centro de Barcelona. Una medida sólida y firme contra la crisis.

Aunque mis favoritos son dos. Por un lado, la emisora de radio del Ayuntamiento de Parla, que según datos de libremercado.com ha costado 135.500 euros anuales a sus habitantes y no existe. Por otro, y de acuerdo a la misma web, los 150.000 euros del Gobierno de Zapatero destinados al Observatorio de Género en Camboya. Sin duda, un análisis que ha cambiado la vida de los españoles y les ha dado esperanzas para su futuro. Lo peor de todo es que ni siquiera sabemos sus resultados. Si estas cosas se han hecho durante la crisis, cuando falta liquidez ¿qué despilfarros se cometían antes? Prefiero no pensarlo.

El esfuerzo diario del español sacrificado

Muchos se preguntan por qué la marca España no mejora demasiado pese a los diversos esfuerzos que se están haciendo y por qué continúa una cierta desconfianza de los mercados e inversores hacia el país. Porque no son tontos. Conocen el coste estructural de una Administración Pública muchas veces ineficiente e ineficaz y la mala gestión del capital, aparte de los casos de corrupción y la alta tasa de paro. Sin embargo, sí confían en el esfuerzo diario del español sacrificado que está sacando el país a flote. Lo están viendo y muchos datos lo demuestran, como venimos contando desde esta columna.

Los poderes públicos tienen que abordar el problema del gasto ya, sin mirar hacia otro lado y arrimando el hombro como los ciudadanos, porque van cinco años tarde. Es necesario adelgazar nuestra estructura pública sobredimensionada, realizar una auditoría objetiva sobre el número y las funciones de los empleados públicos (ya sean políticos, funcionarios, asesores externos, cargos designados, etc.) y ofrecer cifras oficiales que indiquen la realidad de todas sus empresas, proyectos, comisiones y estudios. El anuncio del viernes pasado de la aprobación de la ley de racionalización y sostenibilidad de la Administración local es un primer paso, pero no es suficiente. Los mercados y los ciudadanos esperan reformas mucho más profundas y rápidas. Cuando así sea, estaremos mejor y la recuperación llegará antes.

*Santiago Esteban, Comunicación Corporativa y Financiera de Burson-Marsteller

Reconozco que tengo dudas sobre si la prima de riesgo de España es un indicador fiable para conocer el estado real de nuestra economía. Lo que sí sabemos es que nos afecta, y mucho. Estos últimos días parece que está bajando, pero ¿por qué todavía hoy puede dispararse en cualquier momento? Porque el inversor no es tonto, como dice el famoso anuncio. Si indaga, se da cuenta de que los españoles están haciendo numerosos esfuerzos y sacrificios, pero también de que España es un conglomerado de 17 estados pequeños, innumerables Administraciones, entes y sociedades públicas muy difíciles de sostener para una economía (y ciudadanía) frágil.