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Juan Manuel López-Zafra

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Por qué ganará Trump

Con la encuestas a favor de Clinton, existen, sin embargo, indicios más que suficientes para pensar que el candidato republicano será el vencedor de las elecciones de EEUU

Foto: Donald Trump en un acto de campaña. (Reuters)
Donald Trump en un acto de campaña. (Reuters)

El día 8 ha sido el primer martes después del primer lunes de noviembre; y, como fielmente viene sucediendo desde 1845, los norteamericanos están llamados a las urnas para elegir a quien será su presidente durante los próximos cuatro años. La candidata demócrata (apoyada sin ningún tipo de pudor por el presidente de todos los norteamericanos, que, si bien no tiene ninguna limitación al respecto, ha solido mostrar una mayor cautela institucional) se presenta como la heredera del 'establishment' y de la continuidad demócrata, tan apreciada aquí en la culta Europa donde tan dados somos a dar lecciones morales y políticas al pueblo norteamericano.

Con las encuestas a su favor, existen sin embargo indicios más que suficientes para pensar que Trump será el ganador. En este mapa te mostramos qué estados ha ganado Trump en las elecciones de Estados Unidos.

1. Los mercados

El rendimiento del SP500 entre el 1 de agosto y el 31 de octubre del año presidencial ha predicho correctamente en general el resultado de la elección; cuando en ese período el índice sube, quien está en la Casa Blanca (o su partido) ha ganado el 82% de las ocasiones; cuando el indicador baja en el mismo período, en el 86% de las ocasiones el candidato del partido contrario ha acabado sustituyendo al inquilino de la Casa Blanca.

placeholder Cierre del SP500 - 1/08/2016: 2170.84; 31/10/2016: 2126.15. Yahoo Finance.
Cierre del SP500 - 1/08/2016: 2170.84; 31/10/2016: 2126.15. Yahoo Finance.

El peso mexicano se ha convertido en un 'proxy 'muy seguido; incrementos en el sentimiento de victoria de Trump (y la posibilidad de que acabe construyendo el muro, y de que lo paguen los mexicanos) lo empujan hacia abajo; los últimos movimientos parecen ir en este sentido.

Por último, la del pasado viernes día 4 fue la novena sesión consecutiva de caídas en los mercados de acciones norteamericanos. Esta es la racha más larga desde hace nada menos que 36 años, justo el año que, contra lo que decían las encuestas, Ronald Reagan se impuso en las presidenciales de noviembre.

2. Las encuestas

Son favorables a Clinton, pero empiezan a darse la vuelta. Para mí, se trata del indicador menos fiable de todos (aquí lo explicaba) y sin embargo sigue siendo el más valorado. Nate Silver, el “mago” de la estadística que predijo correctamente el resultado en los 50 estados en la última elección tras haber fallado en un par en la anterior, le sigue dando a Clinton una posibilidad de victoria de 2 a 1 frente a Trump; sin embargo, desde el tercer y último debate, hace 15 días, el margen de victoria de la candidata demócrata ha caído en 40 puntos. En voto popular (directo, no mediante votos electorales), los exiguos tres puntos de diferencia a favor de la candidata son los menores desde el final de la convención demócrata en la que Clinton resultó nominada frente a Sanders. Y si bien, como se aprecia en el gráfico, la candidata demócrata superaría según el modelo de Silver los 290 votos electorales, el propio modelo plantea un intervalo de confianza en el que cualquier cosa podría suceder. Otras estimaciones, sin embargo, señalan que la candidata estaría ya por debajo de los 270, los mínimos de los 538 para ganar la presidencia. La tendencia es contraria a las aspiraciones de Clinton, que si bien en todos los modelos demoscópicos sigue muy por delante de Trump en votos electorales, pierde terreno muy rápidamente en favor del republicano.

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placeholder Probabilidad de victoria y votos electorales previstos. Fuente: fivethirtyeight.com
Probabilidad de victoria y votos electorales previstos. Fuente: fivethirtyeight.com

3. Los algoritmos

La 'app' Zip plantea las preguntas que sus usuarios quieren ver respondidas; esta 'app' ya predijo con mucho tiempo la victoria de Trump en las primarias, y vuelve a hacerlo en las presidenciales. Sin poder ser considerada un algoritmo, tiene sin embargo una ventaja frente a la encuesta tradicional, según sus creadores: cada uno responde de forma completamente anónima a la pregunta planteada, “sin riesgo de ser considerado por los demás como un racista o un fascista”, ha señalado su CEO.

Los algoritmos son un problema para el 'establishment' porque no tienen sentimientos. Solo reaccionan a los 'inputs' de quienes los alimentan, y estos no tratan de influir en el elector, sino simplemente de vender su producto. Esto es especialmente cierto en los procesos de 'machine learning', en los que el algoritmo aprende de su entorno sin intervención de programador alguno. En un muy reciente 'paper' publicado en el 'American Journal of Political Science', el profesor Nick Beauchamp señala que su modelo basado en el análisis de 'machine learning' con 100 millones de tuits fue capaz de predecir el resultado de las elecciones de 2012 a nivel estatal, batiendo a las encuestas de ese mismo nivel, las de mayor precisión. Para estas elecciones, el programa MogIA del indio Sanjiv Rai predice una victoria sin paliativos de Trump. Este programa, que anticipó correctamente la victoria de Obama en las dos últimas elecciones, señala asimismo a partir de un análisis de sentimiento que la popularidad actual de Trump es un 25% mayor que la del inquilino actual de la Casa Blanca en 2008, cuando la obamamanía arrasaba el mundo. 

También cabe fiarse del modelo Moody's que predice una espectacular victoria de Hillary Clinton

Es cierto que tanto los modelos econométricos como los sistemas de los principales politólogos norteamericanos dan la victoria a Clinton (y, cuando no lo hacen, sus autores y gurús como Abramowitz o Lichtman, que tanto los han promocionado, reniegan de ellos al grito de “hoy están equivocados”; pero la gris es la economía, eh). Sin embargo, son modelos (y sistemas) que no han cambiado en los últimos 40 años, a pesar del enorme cambio que la sociedad ha experimentado. También cabe fiarse del modelo de Moody’s, que predice una espectacular victoria de Clinton; solo espero que no sea el mismo modelo que calificaba como imposible la quiebra de Lehman Brothers, el día anterior a que sucediese.

Pase lo que pase el martes, se hace necesario en todo caso que nuestros principales creadores de opinión analicen (más allá del “se han vuelto a equivocar los norteamericanos”) cómo es posible que un candidato misógino, machista, arrogante, analfabeto en política exterior (estos calificativos no son obviamente míos, aunque alguno pudiera compartir) se acabe imponiendo a una candidata que ha contado con mucho mayor presupuesto, el apoyo incondicional de su presidente y de todo Washington y un 'programa social' a años luz del de su rival. Quizá deberían reconsiderar todo aquello que ellos (y ellas) le han perdonado: las brechas de seguridad nacional montando servidores en casa, con conocimiento de la Casa Blanca; las acusaciones de ocultar las presuntas agresiones sexuales de su marido, lo que alguna tertuliana nacional llamó "las cosas de Bill", las donaciones a su Fundación mientras ella estaba al frente de la política exterior norteamericana, como la de un millón de dólares que otorgó Qatar por el 65º aniversario de su marido y que ella jamás comunicó al Departamento de Estado, pese a estar obligada a ello; o la acusación del FBI a dos de sus ayudantes de haber destrozado los discos duros de dos portátiles para ocultar pruebas, en una operación que los mismos tertulianos callan mientras califican de ocultación a la justicia lo ocurrido en Génova 13. Quizá esos mismos deberían escuchar al actual presidente Obama describirla en 2008.

Quizá solo entonces podrán entender por qué los EEUU son la democracia más antigua del planeta. Y quizá muestren un poco más de humildad y respeto, aunque no les guste, como a mí, lo que posiblemente ocurra el martes.

El día 8 ha sido el primer martes después del primer lunes de noviembre; y, como fielmente viene sucediendo desde 1845, los norteamericanos están llamados a las urnas para elegir a quien será su presidente durante los próximos cuatro años. La candidata demócrata (apoyada sin ningún tipo de pudor por el presidente de todos los norteamericanos, que, si bien no tiene ninguna limitación al respecto, ha solido mostrar una mayor cautela institucional) se presenta como la heredera del 'establishment' y de la continuidad demócrata, tan apreciada aquí en la culta Europa donde tan dados somos a dar lecciones morales y políticas al pueblo norteamericano.

Barack Obama