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Cisnes en el lago
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Fernando Suárez

El Teatro del Dinero

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Cisnes en el lago

Recién estrenada la primavera de 1488, los habitantes de la bella y embrujada Brugge, hartos de excesos políticos y continuas subidas de impuestos, decapitaron al administrador

Recién estrenada la primavera de 1488, los habitantes de la bella y embrujada Brugge, hartos de excesos políticos y continuas subidas de impuestos, decapitaron al administrador local, valido de Maximiliano I de Austria, quien desde su cautiverio fue obligado a presenciar la ejecución. Una vez en libertad, en atención al largo cuello del ajusticiado y emblema de su escudo de armas familiar, condenó a la ciudad a proveer perpetuo sustento a los cisnes del Lago del Amor, cuya idílica existencia aún hoy perdura. Crimen y castigo.

 

De Fuenteovejuna a las boufonías atenienses, donde el ejecutor huía consciente de su delito y todos los participantes eran enjuiciados: Los que habían acarreado el agua para afilar las armas echaban la culpa a los afiladores; éstos, a su vez, la echaban a los que de ellos recibieron las armas ya afiladas; y éstos, señalaban como responsable al que blandió el hacha para doblar a la víctima; éste, al que le cortó el pescuezo. Éste, que ya ha sido capturado, acusa al cuchillo. El cuchillo, declarado solemnemente culpable, es arrojado al mar. Además, se advierte que el buey se encaminó solo al altar y comió los granos consagrados, manifestando así su deseo de ser sacrificado. Finalmente, el cuero del animal se rellena de cualquier modo, y el simulacro se pone de pie uncido a un arado para que todo parezca un mal sueño y fingir que se le cree sano y salvo. Sacrificios, fingimiento y quiebra de tabúes en común unión.

 

La canícula aprieta, se trilla la mies. Descanso y alivio. Hay quien piensa ya en la cosecha venidera. Quizá convenga hacerlo en las próximas diez. Incluso en sentido literal. Si la comida es la vida, el ritual de inmolación de la confianza sellará en el inconsciente colectivo una nueva alianza social globalizada. Tras la agónica expiración de la fiducia como moneda de cambio, las nuevas reglas totémicas se abrirán paso, entre estándares de convivencia divergentes, hacia la inexorable realidad de recursos y población. Cierto, no es cosa de un día o de dos, pero descuidarse bien pudiera suponer tomar conciencia justo en medio de la plaza, empuyado y encarando la capa, a punto de recibir banderillas. Cerrada oblación.

El rápido agotamiento de los recursos minerales no renovables, de las zonas de bosques y humedales, la extinción de especies animales y vegetales, y el deterioro de la calidad del aire y del agua; especialmente en algunos países de Europa oriental, la antigua Unión Soviética, y China; plantean graves problemas a largo plazo que gobiernos y pueblos apenas están empezando a abordar. O eso al menos dice la CIA en su actualización de Mayo. Claro, a largo plazo, todos calvos. Algunos, no obstante, aparentan tomárselo en serio. Y otros, of course, reeditan temores.   

La constatación de un medio ambiente en continua degradación y una demografía explosiva constituye, por sí misma, condición necesaria y suficiente para obrar en consecuencia. Antes de que sea demasiado tarde. La feroz competencia en pos de recursos escasos orientada, de un lado, a mantener y aumentar bienestar y, de otro, a contener la mera supervivencia, ofrece una polarización peligrosa. Ya ni siquiera se trata de una cuestión ética, de justicia moral, de una distribución eficiente y equitativa de factores, que lo es. El mundo ideal sólo existe como quimérico modelo, la realidad transita por la suma de distintas combinaciones de PVP individuales: Principios, Valores, y Prioridades. Cada cual, los suyos.

Así, ingenuidades de perfect world aparte, resulta inaplazable jugar posibilidades para encarar amenazas tangibles, habida cuenta el devenir histórico y el actual contexto de emergencia global, con dos tercios del mundo en recesión. Disputas territoriales, enfrentamientos étnicos y culturales; agotamiento de recursos y factores de producción; desastres industriales, climáticos y sanitarios; destrucción de la biodiversidad, desertificación y contaminación; movimientos migratorios incontrolados, pobreza y hambre. Añádase a voluntad. Estamos sólo al principio del camino. Las proyecciones más ajustadas indican que, en apenas una década, el planeta tendrá que acoger un par de millardos adicionales de seres humanos respecto a 1995, casi un 40% de incremento en un cuarto de siglo. En los últimos 50 años, la población mundial se ha más que doblado. La mitad de ella sobrevive con menos de 2’5 dólares al día, el 80%, con menos de 10. Escalofriante.

Pudiera sonar a demagogia low-cost si no fuese porque la iniquidad sólo abona la semilla de la desolación, irriga descontento y fructifica conflictos insurrectos. Esta crisis sistémica inmanente, entre prosperidad ilusoria e indigencia real, va camino de convertirse en una catástrofe humanitaria de tal magnitud, que pone en jaque estabilidad política, equilibrio geoestratégico y seguridad globales. Ya es oficial. El sistema es inviable, hace tiempo que naufraga, y las múltiples vías de agua, abiertas y por abrir, irán inundando sucesivamente mamparos, hasta entonces considerados estancos, acelerando el hundimiento. Y las desigualdades acumuladas siguen una tendencia abocada a la reversión mediante tres opciones básicas: consenso y buena voluntad, estallido social y/o medios expeditivos. La primera posibilidad es lenta e indolente, cuestión de PVP. Las dos restantes, inducidas indirectamente, sugieren la necesidad de prepararse a conciencia para l’avenir.

Y es que, al parecer, los cisnes negros existen, necesitando también manutención. A poco que se desbarre, como disparatado ejercicio de prognosis, podrían evocarse cuatro futuribles en negro sobre blanco: colapso súbito y total, caos global; depresión duradera y contenida, reinicio imperfecto; nuevo milagro fiduciario, más burbujas & sumideros; y, finalmente, el acabose, Disney Matrix reloaded, con selecto ambigú de píldoras azules. Escala de grises y probabilidad de acaecimiento, siempre al gusto, confianza, y riesgo apetecible de cada cual. La única estrategia ganadora, común a todos los casos, descansaría en invertir talentos y posibles en manantiales de utilidad, eficiencia e innovación adaptativa. Medios de satisfacer necesidades reales en un entorno de selección natural.

Mientras tanto, il mondo gira. Durante el próximo decenio se estima que el PIB asiático supere, en términos de paridad del poder adquisitivo, al de EEUU y la UE juntos. La nueva clase media emergente rondará los mil millones de personas, cuyas deseadas pautas de consumo y anhelado bienestar tendrán que lidiar, en incómoda competencia, con recursos menguantes, derechos adquiridos y resistencia a la pérdida de estatus conquistado por generaciones enteras. Alguien tendrá que ceder. Ofrenda a la vista, sacrificio ritual en marcha. Los ejecutores, huidos; el cuchillo, al mar; y el buey, disecado y uncido. Ojalá el altar quedase vacío.

Recién estrenada la primavera de 1488, los habitantes de la bella y embrujada Brugge, hartos de excesos políticos y continuas subidas de impuestos, decapitaron al administrador local, valido de Maximiliano I de Austria, quien desde su cautiverio fue obligado a presenciar la ejecución. Una vez en libertad, en atención al largo cuello del ajusticiado y emblema de su escudo de armas familiar, condenó a la ciudad a proveer perpetuo sustento a los cisnes del Lago del Amor, cuya idílica existencia aún hoy perdura. Crimen y castigo.