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Las lecciones del Brexit
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Juan Carlos Barba

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Las lecciones del Brexit

La semana transcurrida desde el referéndum ofrece lecciones muy importantes para nosotros

Foto: Vista de una pantalla que muestra la caída del índice Dow Jones como consecuencia de la victoria del Brexit. (EFE)
Vista de una pantalla que muestra la caída del índice Dow Jones como consecuencia de la victoria del Brexit. (EFE)

El viernes pasado por la mañana nos despertamos con una noticia que nos produjo asombro: los británicos habían votado que no querían continuar en la Unión Europea. Casi nadie esperaba este desenlace, ni políticos, ni analistas, ni mercados, ni casas de apuestas. Los mercados, y esto sí que no fue una sorpresa, reaccionaron de forma sumamente violenta. La libra se desplomó, el euro cayó, las bolsas se hundieron. Pero a los que seguimos con extrema atención la evolución ese día de los mercados, enseguida nos llamó la atención que las cosas no estaban yendo como anticipaban la mayoría.

La Bolsa de Londres era la que menos caía de Europa, la libra bajaba mucho pero se mantenía muy lejos de los niveles pos-Lehman, Wall Street tuvo una jornada mala sin más, el bono británico, lejos de hundirse, subía con fuerza, las bolsas que más caían eran la española y la italiana… Esto se salía del guion que nos habían escrito y esperamos ansiosos la jornada del lunes, que fue, para los mercados británicos, mala sin más. ¿Qué era lo que estaba pasando?

El martes y miércoles rebotaron la libra y la Bolsa de Londres, y el jueves vivimos un día bastante anodino, con la bolsa moviéndose en valores similares a los de una semana antes. En comparación, el Ibex 35 bajaba todavía un 8% respecto al jueves anterior.

La Bolsa de Milán era un calco de la de Madrid, sufriendo mucho más que la de Londres.

La libra paró su depreciación e incluso se ha revalorizado desde el lunes. En cualquier caso, los niveles en que se encuentra son similares a los del periodo 2009-2013. Podemos decir que ha absorbido el impacto del Brexit con mucha solvencia. Los flujos financieros hacia la zona monetaria de la libra se mantienen e incluso se ve un interés renovado, al percibirse que los precios son interesantes.

Desde mi punto de vista, podemos sacar varias lecciones de esta semana transcurrida desde el Brexit. La primera es que, lejos de las admoniciones de muchos políticos y algunos analistas, el Brexit no va a suponer un 'shock' importante para el Reino Unido. Incluso puede que sea beneficioso a largo plazo, dado que la economía británica es posible que se vuelva más atractiva, al establecer un marco regulatorio distinto al de la UE. Aunque eso es una tarea que los británicos tienen por delante. Se ha comprobado que todo eran opiniones sesgadas y motivadas por un claro interés político, el del 'establishment' de Bruselas.

La segunda es para la UE. La violentísima reacción de los mercados periféricos, con aumentos de la prima de riesgo y caídas récord en las bolsas, lo que indicaba a las claras es lo que vengo denunciando hace mucho: que las economías de la periferia europea solo son viables por el apoyo del BCE. Lo que los mercados interpretaron fue un riesgo claro de que la UE se deshaga y por lo tanto Italia y España, entre otros, quedemos solos ante el peligro y con la pistola descargada. No haríamos un impago pero pagaríamos con billetes del Monopoly, en neoliras y neopesetas.

Asumámoslo. Nos pagan los trajes para ir a la fiesta y aparentar, pero estamos totalmente arruinados, endeudados en una moneda fuerte que nada tiene que ver con la realidad de nuestra economía. Vivimos una ficción que se sostendrá mientras aguante el chiringuito de la UE. Un chiringuito que se caerá cuando el siguiente pueblo europeo después del británico, harto del capitalismo de amigotes marca Bruselas, decida tirar por la calle de en medio. La historia no está escrita y no sabemos cuándo pasará, pero mi opinión es que es casi inevitable que ocurra. Los candidatos más probables son Italia, Francia, Holanda y Austria. Y cuando eso ocurra, que nadie diga que no iba avisado.

El viernes pasado por la mañana nos despertamos con una noticia que nos produjo asombro: los británicos habían votado que no querían continuar en la Unión Europea. Casi nadie esperaba este desenlace, ni políticos, ni analistas, ni mercados, ni casas de apuestas. Los mercados, y esto sí que no fue una sorpresa, reaccionaron de forma sumamente violenta. La libra se desplomó, el euro cayó, las bolsas se hundieron. Pero a los que seguimos con extrema atención la evolución ese día de los mercados, enseguida nos llamó la atención que las cosas no estaban yendo como anticipaban la mayoría.

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