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Capitalización vs. nacionalización, o la fórmula mágica para EEUU
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Jesús Sánchez-Quiñones

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Capitalización vs. nacionalización, o la fórmula mágica para EEUU

La condición necesaria, pero no suficiente, para la salida de la crisis económica es solucionar el posible problema de insolvencia de las entidades financieras. Así, la

La condición necesaria, pero no suficiente, para la salida de la crisis económica es solucionar el posible problema de insolvencia de las entidades financieras. Así, la presentación del Plan de Estabilidad Financiera del Tesoro americano se percibía como una oportunidad para devolver cierta confianza a los inversores. Desafortunadamente,la inconcreción de las medidas y la falta de un horizonte temporal claro para la implementación del plan ha ahondado en la desconfianza.

 

El sistema económico es altamente dependiente del flujo del crédito. Los efectos destructivos sobre el crecimiento y el empleo del cese del flujo del crédito son enormes, como estos observando en los últimos trimestres.

Las entidades financieras han de cumplir unos determinados ratios de capital calculados sobre el total de sus balances. Mientras continúen creciendo los impagos (la mora) y la depreciación de sus activos vinculados directa o indirectamente al sector inmobiliario difícilmente podrán aumentar los créditos.

El Plan de Estabilidad Financiera plantea, entre otras medidas las siguientes:

Creación del Financial Stability Trust, entidad que llevará a cabo la recapitalización de las entidades financieras que lo necesiten.

De forma previa a cualquier apoyo financiero, se exige a las entidades financieras una mejora de la información pública de la exposición de sus balances a activos “problemáticos”. Las entidades con unos activos superiores a 100.000 millones de dólares deberán realizar una stress test que permitirá determinar si dichas entidades tienen el capital necesario para seguir prestando en caso de absorber nuevas pérdidas si la economía sigue deteriorándose.

La realización previa del stress test será necesaria para poder acceder a inyecciones de capital por parte del Tesoro americano. El Tesoro adquirirá, en su caso, bonos convertibles con un cupón sin determinar y con la posibilidad de convertirse en acciones con un descuento respecto de la cotización del momento de aprobarse el Plan.

Creación de un Fondo de Inversión público-privado para la adquisición de activos “problemáticos” o ilíquidos de los bancos. La financiación del fondo será tanto pública como privada. La difícil valoración de los activos se realizará por parte del sector privado.

Otras medidas aprobadas van encaminadas a reactivar el crédito a empresas y al consumo, a reducir los tipos hipotecarios y a prevenir los embargos de viviendas.

 

Las principales críticas al Plan se refieren a la falta de concreción de las medidas, a las incertidumbres  sobre su funcionamiento y al desconocimiento del horizonte temporal que se necesitará para su total implementación.

 

La creación del “banco malo” (el fondo inversión público-privado) plantea numerosas dudas. El tipo de inversores que en principio podría aceptar el planteamiento son, básicamente, Hedge Funds especializados en adquirir activos en situaciones de estrés. Dichos inversores son conocidos como “fondos buitres”. Sólo se enrolarán en este proyecto si las expectativas de beneficio son considerables. El beneficio obtenido será inversamente proporcional al precio pagado por los activos, teniendo en cuenta la falta de un mercado efectivo que determine el precio de dichos activos.

 

Cuanto menor sea el precio pagado por los activos mayores serán las pérdidas de las entidades financieras y, por tanto, mayor la necesidad de inyectar capital público para recapitalizar los bancos. Por el contrario, si las transacciones se realizan sin grandes rebajas en el precio la expectativa de beneficios futuro será escasa, haciendo muy complicada la aparición de inversores privados que quieran participar en el fondo.

 

Adicionalmente, es previsible que los inversores privado soliciten al Tesoro una garantía respecto a la pérdida máxima que podrían tener con dichos activos. Este modelo ya se utilizó el año pasado en la compra del quebrado banco INDYMAC. Los inversores privados que adquirieron el banco asumían el primer 20% de pérdidas del banco. El gobierno respondía del resto.

EEUU sigue prefiriendo la capitalización de los bancos antes que su nacionalización. Hasta que no finalice el proceso de reconocimiento de pérdidas de las entidades será imposible saber la cuantía de recursos necesarios para recapitalizar los bancos, y por tanto si el Plan tiene visos de tener éxito o no. Por otro lado, los inversores privados difícilmente tomarán parte en el rescate hasta que no se tenga certeza de la “pulcritud” de los balances de los bancos. Desafortunadamente tendremos que seguir esperando para dar por resuelta la crisis de las entidades financieras.

Jesús Sánchez-Quiñones, director general de Renta 4

La condición necesaria, pero no suficiente, para la salida de la crisis económica es solucionar el posible problema de insolvencia de las entidades financieras. Así, la presentación del Plan de Estabilidad Financiera del Tesoro americano se percibía como una oportunidad para devolver cierta confianza a los inversores. Desafortunadamente,la inconcreción de las medidas y la falta de un horizonte temporal claro para la implementación del plan ha ahondado en la desconfianza.