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La prostitución del PIB
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Jesús Sánchez-Quiñones

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La prostitución del PIB

 Hasta el estallido de la actual crisis financiera, los responsables de los bancos norteamericanos tenían un incentivo perverso a generar a toda costa beneficios a corto

Hasta el estallido de la actual crisis financiera, los responsables de los bancos norteamericanos tenían un incentivo perverso para generar a toda costa beneficios a corto plazo. Su remuneración variable estaba condicionada sólo a los beneficios a corto plazo, sin considerar el riesgo asumido para lograr dicho beneficio o la sostenibilidad del mismo. Ello llevó al pago de elevadísimos bonos en entidades que posteriormente tuvieron que ser rescatadas. Los beneficios contables obtenidos no eran sostenibles y acabaron convirtiéndose en pérdidas. Además, el riesgo asumido era desproporcionado.

Aunque en menor medida, muchas cajas de ahorros padecieron una fiebre similar, financiando operaciones inmobiliarias que reportaban beneficios a corto plazo pero cuyos riesgos asociados afloraron años más tarde, provocando grandes agujeros en las cuentas de resultados de las entidades.

Como consecuencia de aquello, se han establecido mecanismos para evitar que se prime el beneficio a corto plazo, en detrimento de beneficios sostenibles a largo plazo. Algo se ha aprendido.

Con el PIB ocurre algo parecido a lo que sucedía con los beneficios empresariales antes de la crisis. Cualquier Gobierno, de cualquier país y de cualquier color, se ve movido a conseguir un incremento del PIB a corto plazo, aunque la forma de lograrlo merme la capacidad de generar PIB a medio y largo plazo.

El PIB (producto interior bruto) es un indicador económico que refleja la producción total de bienes y servicios de un país en un periodo de tiempo. Es el indicador de referencia para relativizar y comparar ratios como la deuda o el déficit público. Cuando se habla de deuda pública en España no se menciona que su volumen alcanza el billón de euros, sino que la deuda pública equivale al 98% del PIB. Exactamente igual con el déficit público. Tal y como se transmite la información, parece irrelevante que el déficit en 2013 haya sido de 71.000 millones de euros o que los gastos hayan excedido en un 18,5% a los ingresos. El dato fundamental a seguir es el porcentaje que supone el déficit sobre el PIB: 7,1% (de acuerdo con Eurostat) .

Lo mismo que no todo beneficio a corto plazo es recomendable en una empresa, no todo incremento del PIB debería ser bienvenido. A modo de ejemplo, tal y como se calcula el indicador, los sueldos públicos son consumo público, y por tanto PIB. Si se contratasen a 100.000 empleados públicos nuevos aunque no hicieran nada, aumentaría el PIB en la cuantía equivalente a su sueldo. Obviamente también lo haría el déficit en la misma cuantía.

El crecimiento del PIB a cualquier costa ya se puso en práctica con el nefasto Plan E, inyectando 12.000 millones de euros en la economía en actuaciones poco o nada productivas. A cambio de unas décimas de crecimiento efímeras se aumentó el déficit y la deuda. La construcción de autopistas a ninguna parte o de aeropuertos en medio de la nada aumenta el índice durante su construcción, pero dejan una losa de deuda que merma el crecimiento futuro.

Sorprende que haya pasado tan desapercibida la noticia de la inclusión de actividades ilegales como la prostitución o el tráfico de drogas en el cálculo del PIB de los países de la UE. Estados Unidos ya aplica esta nueva metodología de su cálculo, incluyendo estas actividades desde verano de 2013. Se estima que el PIB español podría incrementarse entre el 1% y el 2%.

Por definición, el control estadístico sobre las actividades ejercidas al margen de la ley sólo puede ser realizado mediante una estimación, cuyo contraste o validación es prácticamente imposible. Una vez abierta la puerta a la incorporación en el PIB de la estimación de lo que aportan las drogas y la prostitución, nada impide que el siguiente paso sea incluir en él la estimación de toda la economía sumergida. La conclusión después de todos estos ajustes sería la presentación de unos ratios mucho más favorables de deuda y déficit respecto al PIB. Lo que no cambiará será la cuantía de la deuda pública en euros ni el volumen de gastos por encima de los ingresos.

La inclusión de estimaciones en el PIB por drogas y prostitución prostituye el concepto de dicho indicador. No todo crecimiento del PIB debe ser bienvenido.

Hasta el estallido de la actual crisis financiera, los responsables de los bancos norteamericanos tenían un incentivo perverso para generar a toda costa beneficios a corto plazo. Su remuneración variable estaba condicionada sólo a los beneficios a corto plazo, sin considerar el riesgo asumido para lograr dicho beneficio o la sostenibilidad del mismo. Ello llevó al pago de elevadísimos bonos en entidades que posteriormente tuvieron que ser rescatadas. Los beneficios contables obtenidos no eran sostenibles y acabaron convirtiéndose en pérdidas. Además, el riesgo asumido era desproporcionado.

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