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Es el Interbancario, imbécil
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Es el Interbancario, imbécil

Parafraseando a James Carville, estratega de Bill Clinton en la campaña de 1992, “es la economía, imbécil (it’s the economy, stupid)”. Esta frase de Carville iba

Parafraseando a James Carville, estratega de Bill Clinton en la campaña de 1992, “es la economía, imbécil (it’s the economy, stupid)”. Esta frase de Carville iba dirigida a demostrar a los americanos el error de George H.W. Bush en su política global. Con ella, la campaña de Clinton quería dar a entender que, aunque Bush había sido tremendamente exitoso en política exterior con el fin de la Guerra Fría y la I Guerra del Golfo, el problema estaba en la economía. Los Estados Unidos estaban sufriendo una recesión.

 

Esta frase la podríamos usar perfectamente con la actitud del presidente Zapatero y del ministro Sebastián ante el sistema financiero español. La crisis no se resuelve con peticiones de mayor esfuerzo ni con amenazas de agotamiento de la paciencia. La crisis se resuelve con la toma de medidas, pero con la toma de medidas acertadas.

El ejecutivo está pegando palos de ciego intentando encontrar la panacea a sus males y los de las empresas españolas. Para ello ha sacado una batería de medidas destinadas a impulsar la productividad, la mayoría de ellas fallidas o todavía no implementadas. Pero sobre todo, ha intentado reactivar el crédito por parte de las instituciones financieras con varias actuaciones como avalar las emisiones de los bancos que quisieran, la creación del Fondo para la Adquisición de los Activos Financieros y el  aumento del importe garantizado de los depósitos bancarios.

El conjunto de ellas no ha funcionado ni funcionará. Se está demostrando insuficiente. El aval de las emisiones ha tenido escaso impacto debido a que las grandes empresas, bancos y cajas españolas que hacen emisiones internacionales están lo suficientemente bien vistas en el mercado como para que no les haga falta el aval. Encima, con la bajada de rating de S&P al Reino de España, esta medida se ha visto todavía más inutilizada. Por eso muchos han decidido emitir deuda sin el aval y los que lo han hecho avalados han obtenido un abaratamiento de sus costes ridículo.

El Fondo ha tenido un arranque tremendamente dubitativo, con subastas que no han sido cubiertas debido al miedo de las entidades financieras a perder reputación. Aunque ahora está teniendo más éxito.

Por último, el aumento del importe garantizado en los depósitos bancarios por el Estado (que no el Gobierno) es una medida de cara a la galería que va a tener una influencia nula en el flujo del crédito.

El problema es que el gobierno no ha entendido cuál es la raíz de la crisis. La raíz de la crisis no se debe a una falta de liquidez, ni al principio se debía a una falta de solvencia. La crisis se inició por un problema de falta de confianza. Este problema de falta de confianza inicial ha hecho que hayamos pasado por un período de falta de liquidez y ahora en algunos casos hayamos llegado a una falta de solvencia que vuelve a generar desconfianza.

El problema es que el mercado interbancario está muerto. Por poner un ejemplo gráfico, es como si tuviéramos una casa con instalación eléctrica, de agua y calefacción, con radiadores y aparatos de aire acondicionado, con una caldera de gas llena hasta los topes, pero con la llave del gas cerrada. Y nos ha cogido el invierno más duro que recordamos con la llave cerrada. ¿Cuál es la solución? Abrir la llave.

La solución para la reactivación del crédito en el corto plazo es establecer un plan para garantizar las operaciones del mercado interbancario. Éste es el verdadero y único motor del crédito y, más importante aún, de la circulación del dinero, que es lo que hace falta ahora.

Los bancos y cajas no se prestan unos a otros y no depositan su dinero en otras entidades porque no se fían la otra entidad sea capaz de devolverles su dinero. Y, además, de devolvérselo a tiempo, que es lo crucial. Muchos bancos y cajas prefieren (y lo sé) prestar el dinero a empresas muy solventes antes que a otras entidades financieras. Pero estos préstamos son, en su mayoría, a largo plazo, por lo que no conseguimos los préstamos de circulante o de corto plazo, que es lo que necesitamos.

Para devolver esta confianza a las entidades, éstas necesitan un garante para sus operaciones. Por ello la solución pasa por garantizar las operaciones del mercado interbancario.

El único que ha sacado un plan así ha sido el Banco de Italia. Si el Tesoro o el Banco de España no saben cómo hacerlo, que le pregunten al Banco de Italia cuál es su plan y que lo copien ya que es bastante bueno, o que intenten mejorarlo.

El Plan del Banco de Italia tiene las siguientes características importantes:

  • El BdeI garantizará las operaciones del mercado interbancario a cambio del depósito de un colateral por parte de las entidades participantes.
  • Pueden adherirse los bancos con un límite proporcional al colateral ofrecido al BdeI.
  • El BdeI controlará el colateral y verificará que las transacciones cumplan límites y condiciones prefijadas.
  • En caso de insolvencia de una entidad, el BdeI intervendrá en la transacción y garantizará la liquidación de la misma, recuperando el dinero por la liquidación del colateral.
  • El colateral estará sujeto a coeficientes correctores.
  • Para cubrir el resto de pérdidas no cubiertas por el colateral, el resto de bancos tienen que ayudar vía un Fondo de Garantía.
  • El sistema usará la plataforma de mercado monetario italiano (e-mid).
  • Este mercado garantizado terminará a finales de 2009.

El Gobierno español ya tiene un ejemplo a seguir, ahora toca decidir rápido los detalles y condiciones de este mercado interbancario para implementarlo lo antes posible.

Pero antes, el Gobierno tiene que darse cuenta que el problema más acuciante y que hay que solucionar está en la circulación del dinero, no en la liquidez ni en la solvencia. No más medidas al azar, dense cuenta, el problema y la solución se reflejan en la frase: “es el interbancario, imbécil”.

Diego García de la Peña, responsable de derivados y soluciones de deuda para España de Unicredit Group

Parafraseando a James Carville, estratega de Bill Clinton en la campaña de 1992, “es la economía, imbécil (it’s the economy, stupid)”. Esta frase de Carville iba dirigida a demostrar a los americanos el error de George H.W. Bush en su política global. Con ella, la campaña de Clinton quería dar a entender que, aunque Bush había sido tremendamente exitoso en política exterior con el fin de la Guerra Fría y la I Guerra del Golfo, el problema estaba en la economía. Los Estados Unidos estaban sufriendo una recesión.