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Cuando invertir no es obvio

Los inversores, obligados a salir de su “zona de confort”, ¿qué decisiones deben tomar para poder invertir su patrimonio de forma sostenible en el tiempo con el objetivo de preservar su capital?

Foto: Bolsa de Tokio. (Reuters)
Bolsa de Tokio. (Reuters)

“No se debería suponer que invertir sea fácil. Cualquiera que crea que lo es, es un estúpido” Charlie Munger.

Desde los primeros años ochenta, en España y en Europa, la mayoría de los inversores y de gestores de ahorro privado e institucional trabajaron en un entorno de inflación y tipos a la baja extraordinariamente benigno: los depósitos ofrecían intereses entre un 4% y un 5% por encima de la inflación, mientras que los bonos se fueron revalorizando a lo largo del proceso de convergencia hasta la llegada del Euro. ¡No era complicado obtener buenas rentabilidades sin necesidad de entrar en grandes aventuras!

A pesar de esto, los ahorradores ampliaron sus carteras de inversiones incluyendo bolsa e inmuebles (empezando primero por la vivienda y siguiendo por otros activos inmobiliarios como inversión). Por esa razón, la resaca “puntocom” y el estallido de la burbuja inmobiliaria no hicieron otra cosa que reafirmar el ahorro conservador; los depósitos y los bonos de emisores españoles seguirían siendo el núcleo central de cualquier plan de inversiones. Esta confianza resultó solo en parte dañada entre 2011-2012 por el riesgo de quiebras bancarias y de un rescate de España (recordamos con asombro conversaciones con una gran compañía de seguros que consideraba que tener la gran mayoría de sus activos en bonos españoles era la política de riesgos adecuada para su conservadora cartera de inversiones). Afortunadamente la sangre no llegó al río… Hoy, sin embargo, ¿en qué situación nos encontramos?

La solución que está adoptando la mayoría de los inversores está siendo asumir un mayor nivel de riesgo invirtiendo en los mercados cotizados

El panorama de los inversores conservadores ha cambiado radicalmente. Los depósitos o los fondos garantizados ofrecen rentabilidades mínimas, y los bonos del Estado están atrapados entre las pérdidas reales que sufrirían en caso de repunte de la inflación y la insostenibilidad de la deuda en caso de deflación prolongada. Si a todo esto le unimos que el mercado tiene una posición de liquidez elevada, la gran pregunta es: ¿En qué y cómo puedo invertir mi dinero? O dicho de otra manera, los inversores, obligados a salir de su “zona de confort”, ¿qué decisiones deben comenzar a tomar para poder invertir su patrimonio de forma sostenible en el tiempo con el objetivo de preservar su capital?

La solución que está adoptando la mayoría de los inversores y, no nos olvidemos, alentada por las entidades financieras, está siendo asumir un mayor nivel de riesgo invirtiendo en los mercados cotizados. El motivo fundamental aducido es el de aprovechar las actuaciones de los bancos centrales que temporalmente han provocado que la volatilidad esté en niveles mínimos. Cuando este proceso empiece a revertir (y creemos que agosto ha sido un punto de inflexión en ese aspecto), descubriremos hasta qué punto el dinero que ha ido a parar a bonos basura, bonos emergentes y renta variable será capaz de soportar un nuevo régimen de turbulencia... Nosotros pensamos que este no es el camino adecuado para los inversores conservadores.

“Las mismas personas que pueden permanecer tranquilas durante décadas siendo dueños de una finca o de un edificio, demasiadas veces se ponen nerviosas cuando están expuestas a las variaciones de las cotizaciones de acciones. Para estos inversores la liquidez pasa de ser un beneficio indudable a ser una maldición” Warren Buffett.

Existe una segunda opción que podría revelarse más adecuada para los inversores cuyo horizonte temporal sea de largo plazo y que ante caídas del mercado como las de este verano (u otros momentos vividos en los últimos años especialmente duros para los patrimonios de familias e instituciones) no tengan la absoluta convicción de poder mantener el rumbo prefijado de sus inversiones: invertir en “estrategias ilíquidas”.

Las estrategias ilíquidas protegen de la tentación de vender en el peor momento o de no comprar activos impopulares que pueden tardar en demostrar su valor

Por un lado, los mercados privados ofrecen una prima de iliquidez que permite lograr, en promedio, rentabilidades mayores en igualdad de riesgo asumido, algo que resulta especialmente atractivo en un entorno de tipos bajos. Por otra parte, igual que Ulises se hizo atar al mástil de su barco para poder escuchar los cantos de las sirenas sin tirarse por la borda, las estrategias ilíquidas protegen al inversor de la tentación de vender en el peor momento o de no comprar activos impopulares (o menos convencionales) que pueden tardar un tiempo en demostrar su verdadero valor.

En Arcano siempre hemos apostado por vehículos de inversión dedicados a este tipo de inversiones y con vocación global. En este entorno, nuestro análisis de las perspectivas de mercado nos lleva a continuar desarrollando estrategias ilíquidas tanto de crédito (préstamos y direct lending), como de acciones (private equity) o inmobiliario.

La inversión en este tipo de activos por parte de los inversores internacionales profesionales es cada vez mayor y las alternativas que el mercado nos ofrece son extraordinarias.

Todo esto debe de ir muy bien “ensamblado” con el diseño de un correcto plan de inversiones individualizado y con la correcta definición de una estrategia de cartera. Es importante saber que definir una correcta diversificación que incluya estas clases de activos es una tarea no obvia: el peso que las mismas deben de ocupar dependerá de las necesidades de liquidez, nivel de riesgo y adecuación en la cartera global de cada uno de los inversores. Por ello, es importante dejarse asesorar por un profesional independiente que nos permita acceder adecuadamente a estos mercados. Asimismo, es fundamental vislumbrar que durante los próximos años los activos tradicionales no van a generarnos retornos satisfactorios; para lograrlos debemos plantearnos invertir de la mano de especialistas en estrategias ilíquidas como opción diferente y complementaria: ¡Es la hora de romper la “maldición” de la liquidez!


*Iñigo Susaeta, Socio y Managing Partner, Grupo Arcano

*Paolo Mezza, Socio y CIO, Grupo Arcano

“No se debería suponer que invertir sea fácil. Cualquiera que crea que lo es, es un estúpido” Charlie Munger.

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