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Fainé enseña los dientes al resto de la banca
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Alberto Artero

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Fainé enseña los dientes al resto de la banca

En esa permanente ceremonia de la confusión entre lo anecdótico y lo esencial, el pasado viernes el mercado despreció los excelentes resultados del cuarto trimestre de

En esa permanente ceremonia de la confusión entre lo anecdótico y lo esencial, el pasado viernes el mercado despreció los excelentes resultados del cuarto trimestre de CaixaBank para regodearse en el desliz de su consejero delegado cuando afirmó que una fusión con Bankia “no solo sería compatible sino deseable”. Error de principiante de Juan María Nin que dejó servido el morbo para el resto del día y eclipsó el hecho esencial: unas cifras envidiables con las que Fainé, factótum de la entidad, presentaba sus credenciales al conjunto del sector. Aquí estoy yo. Cuidadín.

Nada en este mundo es casual. Y menos en el entorno actual, con la amenaza latente de una profunda reforma que se espera se concrete a finales de esta semana. Cualquier operación con la institución presidida por Rodrigo Rato, de producirse, requiere de una condición preliminar, ayudas financieras y/o contables aparte: la fortaleza de aquel que está llamado, por descarte, a hacerse con uno de los eslabones aparentemente más débiles de la cadena financiera nacional. El equipo gestor de La Caixa ha querido despejar cualquier duda, poniendo de manifiesto una situación de negocio, liquidez y solvencia, si no envidiable, sí más que respetable. El contraste con otros números domésticos de sus competidores es enorme. Por exceso. A ver qué publica Popular.

Vayamos primero con la cuenta de resultados. El margen de intereses, que se esperaba plano, creció de octubre a diciembre un 8,1% interanual gracias tanto a una mejora de los diferenciales que compensa la caída de volúmenes por la parte del activo como a no haber incurrido en locuras por lo que al pasivo minorista-depósitos se refiere (-7,3% anual).  Las comisiones del periodo se disparan casi un 21% año sobre año, cuando las previsiones de los analistas oscilaban entre el más 10% y el más 12%. Ha ayudado, sin duda, la nueva colocación de bonos patrióticos que, no obstante, afectó también a las cuentas equivalentes de 2011. Por último, sigue la fuerte contención de costes con una reducción del 7% yoy en el trimestre frente al 5% estimado, si bien la ratio de eficiencia sigue por encima del 50% (51,5%). El margen de explotación crece, por mor de estos factores y para el conjunto de 2011, un 0,9%.

Provisiona en línea con lo previsto en Q4: 417 millones para un total de 1.039 que compensa, en parte, con plusvalías por enajenación de activos por valor de 907 millones. Fruto parcial de ese programa de desinversiones es una contracción de los beneficios latentes en la cartera de participadas de 1.030 millones frente a 2.489 a cierre de 2011. Menos jamón que cortar. Sea como fuere, en un negocio de tanto apalancamiento operativo como éste, el efecto de la mejora operativa sobre el resultado neto es inmediato y, aunque éste se contrae frente al cuarto trimestre del ejercicio anterior, mejora un 14% el consenso del mercado. Muchos no salen de la sorpresa.

Por el lado del balance, el panorama que presenta es muy positivo. Sin apenas vencimientos en 2012, 2.300 millones de euros, y con disponibilidades inmediatas cercanas a los 21.000 millones, ha confirmado una ratio de capital bajo los estándares de Basilea III del 9,5% que cumple con los requisitos establecidos por la Autoridad Bancaria Europea. Aún así, dato preocupante, el porcentaje de crédito vs depósitos se mantiene cerca del 140%, nivel excesivo sin fácil acceso a la financiación mayorista. La mejora del Core Tier 1 en el trimestre ha sido de 70 puntos básicos gracias, en parte, a la reducción de los activos ponderados por riesgo. Sigue creciendo la morosidad hasta el 4,9%, frente el 4,65% a septiembre. El incremento se debe exclusivamente al crédito promotor que pasa del 22,55% en septiembre de 2010 al 25,84% a cierre de 2011. El resto de las categorías se mantienen estables.

Mantiene intactos desde 2008 1.800 millones de euros en provisiones genéricas que le permiten un mayor ratio de cobertura que sus competidores. Es precisamente este colchón el que limita el impacto de la nueva contabilidad inmobiliaria que está a punto de dar a conocer el gobierno. De los 50.000 millones para el sistema de los que habló Luis de Guindos en su momento, podrían corresponderle apenas 1.000. Manejable. Su cobertura del suelo ya es del 62%.

Concluyamos. La acción vivió el pasado viernes un claro ejemplo del Buy the Rumour, Sell the Fact, con toma de beneficios tras chocar infructuosamente con el nivel de 4 euros, tercera vez que lo intenta desde mediados de diciembre. Quedan lejos los 3 por lo que transitó allá por el mes de octubre. Un comportamiento bursátil sorprendente (-4,7% vs. -32,5% del Stoxx de Bancos en 2011) vista la transacción que se rumorea puede cambiar definitivamente su perfil. Todo suena, en un entorno tan complicado como éste, a música celestial en el cuarto trimestre pese a tratarse del banco con mayor presencia retail en España. ¿Demasiado bueno para ser cierto? En este mundo traidor, en el que nada es verdad ni es mentira, a lo mejor es que alguien ha querido dar un pasito más, mensajito velado a quien corresponda. O no. Isidre enseña los dientes. Hay un modelo viable. ¿Ilusión propia o realidad objetiva? El tiempo dirá. De momento no se le puede negar el mérito. Un poco de luz en medio de tanta tormenta.

En esa permanente ceremonia de la confusión entre lo anecdótico y lo esencial, el pasado viernes el mercado despreció los excelentes resultados del cuarto trimestre de CaixaBank para regodearse en el desliz de su consejero delegado cuando afirmó que una fusión con Bankia “no solo sería compatible sino deseable”. Error de principiante de Juan María Nin que dejó servido el morbo para el resto del día y eclipsó el hecho esencial: unas cifras envidiables con las que Fainé, factótum de la entidad, presentaba sus credenciales al conjunto del sector. Aquí estoy yo. Cuidadín.