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¡Bailad, bailad, malditas cifras de la banca!
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Alberto Artero

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¡Bailad, bailad, malditas cifras de la banca!

Al calor de lo acontecido el pasado sábado, muchos de ustedes se preguntarán cómo es posible tanto baile de cifras. Este post pretende, en la medida

Al calor de lo acontecido el pasado sábado, muchos de ustedes se preguntarán cómo es posible tanto baile de cifras. Este post pretende, en la medida de nuestras limitadas posibilidades, tratar de aclarar las razones que lo motivan y aportar una aproximación mucho más razonable que los que los escenarios más extremos que están circulando por ahí. Les recomiendo que lleguen a la cifra mágica final que viene de la mano de un documento extraordinariamente revelador. Ahí abajo les espero.

Básicamente, las necesidades finales de la banca española dependen de:

  1. Evolución de su cuenta de resultados. Capacidad de generar beneficios antes de provisiones, los llamados Pre Provision Profits o PPP, sea por operaciones ordinarias o extraordinarias.
  2. Evolución de los activos inmobiliarios subestándar que incluyen los morosos, los razonablemente dudosos y los adjudicados. Provisión ‘racional’. No todos ellos necesariamente han de convertirse en fallidos y, si esto ocurre, cabe la posibilidad de que se produzca una recuperación de parte de esa deuda en el futuro. De ahí que no sea imprescindible su cobertura al 100% pese a que muchos analistas toman el todo por la parte y así lo exigen.
  3. Evolución de los créditos inmobiliarios sanos que, de acuerdo con los últimos Reales Decretos, han de ser objeto de una provisión genérica por el 30% de su valor nominal. Estaríamos ante una cobertura ‘contingente’, por lo que pudiera pasar, que perseguiría tranquilizar a los mercados. Pero ‘técnicamente’ innecesaria. De hecho, el salto en la última disposición es del 7% a ese 30% no lineal antes citado.
  4. Evolución del resto de la financiación concedida, especialmente hipotecas minoristas y corporativa. Normalmente se mide en forma de pérdida esperada, esto es: préstamo fallido y no recuperado. El estándar general se sitúa en el 3% para la primera mientras que en la parte de empresas hay más discrepancia y oscila entre el 6% y el 12%. Se trata este último de un supuesto extremo que supondría, teniendo en cuenta la tasa histórica de recuperabilidad, que el 30% de los créditos concedidos a grandes y pequeñas empresas entra en mora, una cantidad que se antoja excesiva.
  5. Evolución del resto de los activos, especialmente de la deuda soberana española y la aplicación o no de ajustes a la baja en su valoración (cuenta de resultados) o al alza en su consumo de capital (balance).
  6. Evolución del capital, a resultas de todo lo anterior, y nivel mínimo del mismo fijado a efectos regulatorios. Es muy distinto un Core TIER 1 del 9% que del 12% y cada punto porcentual de capital sobre los billones de activos ponderados por riesgo que estamos contemplando se traduce en muchos miles de millones de euros de necesidades adicionales.
  7. El umbral temporal fijado para realizar el saneamiento y alcanzar la ratio de solvencia establecido por el supervisor.

Los seis primeros elementos se relacionan de la siguiente manera. Si la entidad de que se trate genera PPPs por encima de sus necesidades de provisionamiento, su resultado neto es positivo y, por tanto, el capital no solo no sufre sino que aumenta en la parte no distribuida a los accionistas. En caso contrario, las pérdidas minoran los recursos propios de la institución financiera de que se trate y se hace necesaria su recapitalización bien acudiendo al mercado, bien a través de la ayuda pública cuando estos están cerrados, caso español, razón última del ‘apoyo financiero’ por 100.000 millones que nos acaban de conceder.

En un momento de tanta incertidumbre como el actual, lo cierto es que todos los factores antes citados admiten fluctuaciones importantes en su estimación. Si tomamos por bueno el ejercicio realizado por los gestores de Bankia -que es considerado por los mismos más como un escenario conservador pero no extremo, al dejar fuera ajustes de valor como el de la Torre de la Castellana de la que es agraciado titular, unos 400 millones de euros de pérdida adicional potencial- y situamos la cobertura para el conjunto de crédito y adjudicados de la banca en el 13%, y alrededor del 50% el del inmobiliario, nos encontraríamos con que:

  1. El sistema requeriría unas provisiones totales de 260.000 millones de euros.
  2. Esta cifra incluiría los 54.000 del primer RD de Luis de Guindos (entre provisiones -9.000 en 2011 y 29.000 en 2012- y capital principal -16.000- ya que la norma permite que vaya contra balance o contra cuenta de resultados), los 28.000 del segundo (el suelo viable se ha de provisionar al 52%, entre otros) y unos 40.000 adicionales (esos de los que hablaron Botín y el FMI) para hacer frente al escenario estresado que puede salir del análisis de los asesores independientes.
  3. A resultas de dicho ajuste, el agujero de solvencia de la banca, incluida Bankia, para un CT1 del 9% sería de 50.000 millones de euros. Las firmas cotizadas ex Bankia, aplicando un solo año de PPP, requerían 7.000 millones (2.000 si el plazo se ampliara a dos ejercicios) mientras que la no listada requeriría de 43.000 millones. Yendo a las primeras, de confirmarse esa cifra, la comparativa entre su realidad de balance y su pérdida de capitalización bursátil sería como para escribir un libro.
  4. A ello habría que añadir el dinero necesario tanto para recapitalizar el Fondo de Garantía de Depósitos, de acuerdo con los distintos esquemas de protección de activos fijados, como para cubrir las pérdidas derivadas de la desconsolidación forzosa de los activos inmobiliarios del balance que sumarían otros 45.000 millones más, parte de los cuales sería aportado por las entidades financieras más saneadas.
  5. En total unos 95.000 millones de euros. Teniendo en cuenta la liquidez actual del FROB, alrededor de 10.000 millones, y la posible aportación de las firmas privadas, las necesidades máximas de financiación pública se situarían en los 70.000 millones de euros que se reducirían considerablemente en caso que la idea de los ‘bancos malos’ individuales no saliera adelante.

70.000 millones de consumo de ayuda europea debiera ser the name of the game en un escenario ajustado pero no extremoHaving said that, no todos los bancos son iguales, como nos recuerdan todos los analistas. Una prueba más de cómo ese 30% de manzanas bancarias podridas, con carnet de partido las más de las veces, ha contaminado -y de qué manera- al resto, con la criminal complicidad de sus correligionarios políticos. En fin.

Y si han llegado hasta aquí, Dios les bendiga por su paciencia, les dejo con un documento muy interesante. Lo que la Comisión pidió al sector financiero portugués cuando la intervención del país. Para aquellos que aún defienden que esto va a reactivar el crédito, vaya. Deleveraging es la palabra, amigos.

Al calor de lo acontecido el pasado sábado, muchos de ustedes se preguntarán cómo es posible tanto baile de cifras. Este post pretende, en la medida de nuestras limitadas posibilidades, tratar de aclarar las razones que lo motivan y aportar una aproximación mucho más razonable que los que los escenarios más extremos que están circulando por ahí. Les recomiendo que lleguen a la cifra mágica final que viene de la mano de un documento extraordinariamente revelador. Ahí abajo les espero.