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Una sorprendente 'A'... ¿se une a los mal llamados PIGS?
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Alberto Artero

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Una sorprendente 'A'... ¿se une a los mal llamados PIGS?

Arrancamos hace una semana con un post que trataba de identificar las dudas que afectan a la mayoría de las economías mundiales en este otoño caliente

Arrancamos hace una semana con un post que trataba de identificar las dudas que afectan a la mayoría de las economías mundiales en este otoño caliente que se avecina (Valor Añadido, Ocho motivos para el otoño económico más caliente, 22-08-2012). Aun siendo largo quedó fuera, por desconocimiento y alcance, un foco de preocupación que ha empezado a ganar predicamento entre los analistas ilustrados en los últimos días. Me estoy refiriendo a Australia, nación cuya evolución interesa no solo de manera individual sino por lo que puede revelar de otras contrapartidas comerciales, fundamentalmente de materias primas, como China. Siendo el gigante asiático la gran esperanza amarilla para buena parte del mundo desarrollado, cualquier aproximación aun colateral a su desempeño tiene importancia sustancial. De ahí el interés.

Pues bien, los datos no pueden ser más preocupantes, hasta el punto de que muchos estrategas asimilan sus dinámicas internas con las que llevaron al colapso a algunos de los estados periféricos de la Eurozona. Personalmente no estoy muy de acuerdo pero dejemos eso para el final.

  1. Jonathan Tepper, de Variant Perception, citado por John Mauldin en un extenso Outside the Box es quien más abiertamente hace la equiparación. Burbuja inmobiliaria que acaba de estallar, como prueba el mal dato de venta de casas en julio –el segundo peor de su historia contemporánea, Heard on The Street, Australian Banks, Size isn´t everything, 29-08-2012-; dependencia bancaria de la financiación mayorista (hasta el 40% pese a la reciente mejora de la ratio de depósitos minoristas, la mitad de corto plazo, en un sector cuyos activos suponen el 185% del PIB nacional); consumidor hiperendeudado; déficit por cuenta corriente pese a sus elevadas exportaciones de materias primas; posible ralentización de éstas como consecuencia del enfriamiento chino; pérdida de competitividad por la sobrevaloración de la moneda; dependencia inversora del capital foráneo o la acumulación de deuda soberana en manos de extranjeros (hasta el 80% del total) son, entre otros, los factores citados por el autor para anticipar una crisis de las finanzas públicas y del sistema financiero similar al de –por ejemplo- España, así como una fuerte depreciación del dólar australiano y una inevitable expansión monetaria por parte de su banco central (John Mauldin, Australia, running out of luck down under, 27-08-2012).
  2. A la similitud económica se une el modo en que los políticos locales están gestionando esta coyuntura. Cito literalmente a Michael Feller de Macrobusiness, uno de los mejores blogs locales sobre la realidad económica australiana e internacional, a ver si les suena: “decir que el precio de la vivienda está inflado, que nuestra banca es vulnerable a shocks externos, que depende demasiado de una explosión de demanda minera cíclica y temporal o que el sector privado tiene demasiada deuda no es ser un traidor, sino un patriota. Y pedir a nuestros políticos que hagan algo para corregir estas debilidades no supone comportarse vilmente, no implica negar nuestras múltiples virtudes como país, sino llamar a la prudencia (…) Nos creemos inmunes a las fuerzas de la macroeconomía y nos lanzamos a la yugular de quien osa decir lo contrario”. ¿Recuerdan la Champions League?, ¿y esos bancos más sólidos del mundo mundial? (Macrobusiness, Macro Investor: Being a bear is not ‘unAustralian’, 29-08-2012). Ummm.
  3. Por su parte ha sido FT Alphaville el que ha ido relatando casi minuto a minuto el colapso en el precio de algunas materias primas, como el mineral de hierro, y su impacto sobre el presupuesto nacional. En el horizonte una merma de los ingresos que podría conducir a un inusual déficit público. De materializarse, llegaría en el peor de los momentos posibles: elecciones en 2013 y recesión si nos atenemos al patrón histórico, amén de un fuerte crecimiento del porcentaje de deuda soberana sobre PIB (actualmente en el 30%) por la activación de los estabilizadores automáticos y el rescate bancario. En el origen del problema, una fuerte contracción en la producción china de acero pese a los renovados esfuerzos inversores de su gobierno (FT Alphaville, Don´t look down, 29-08-2012 y Australia´s capex cliff, 22-08-2012, seguir los enlaces al final de las entradas).

McCoy aquí. Una aproximación excesiva en mi opinión. La independencia monetaria y de tipo de cambio asimila más la situación australiana a la del Reino Unido que a la Europa Periférica. Su posición en el mercado global de materias primas, aún siendo una losa, sugiere un mayor apalancamiento a la recuperación mundial, cuando se dé, que unas Islas cada vez más dependientes de los servicios ligados a su pasado colonial y su presente financiero. Estamos, además, en un mundo en el que las naciones desarrolladas con moneda propia apenas tienen dificultades para financiarse a tipos más que razonables. Y, aun siendo verdad que la depreciación de la moneda es una tarea más complicada (entre otras cosas por la diversificación de reservas de muchos bancos centrales como el suizo), la realidad cambiaria y la financiera de cualquier nación, salvo manipulación directa, tienden a converger (FT Alphaville, Is Australia in the same boat as Europe?, 28-08-2012).

Dicho esto, igual que comentábamos la semana pasada sobre Holanda en relación con Europa, no pierdan de vista a Australia (Valor Añadido, Y mientras, la última burbuja inmobiliaria estalla en… ¡sorpresa!, 24-08-2012). En un mundo tan globalizado nada está lo suficientemente lejos como para ser ignorado. Agur.

Arrancamos hace una semana con un post que trataba de identificar las dudas que afectan a la mayoría de las economías mundiales en este otoño caliente que se avecina (Valor Añadido, Ocho motivos para el otoño económico más caliente, 22-08-2012). Aun siendo largo quedó fuera, por desconocimiento y alcance, un foco de preocupación que ha empezado a ganar predicamento entre los analistas ilustrados en los últimos días. Me estoy refiriendo a Australia, nación cuya evolución interesa no solo de manera individual sino por lo que puede revelar de otras contrapartidas comerciales, fundamentalmente de materias primas, como China. Siendo el gigante asiático la gran esperanza amarilla para buena parte del mundo desarrollado, cualquier aproximación aun colateral a su desempeño tiene importancia sustancial. De ahí el interés.