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26-J, el separatismo en barrena y la pelea Colau-Junqueras
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José Antonio Zarzalejos

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26-J, el separatismo en barrena y la pelea Colau-Junqueras

En Comú Podem, bajo el liderazgo de Ada Colau, se convertirá en una organización independiente. Se estrenará en las próximas elecciones catalanas con ella al frente

Foto: La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (i), junto al líder de ERC, Oriol Junqueras (d). (EFE)
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (i), junto al líder de ERC, Oriol Junqueras (d). (EFE)

El domingo en Cataluña, por acumulación de acontecimientos, la situación política puede dar un vuelco más profundo del que registrará el conjunto de España. Porque los 'comunes' de Podemos, la confluencia catalana de la formación morada, pasará de los 12 escaños que obtuvo el 20-D a, probablemente, 13 o 14; se distanciará así de ERC, que logró 9 y puede perder uno y, sobre todo, de CDC, que de 8 diputados podría pasar a 6 o 7, por detrás del PSC (8) y muy cerca de Ciudadanos (5-6) y del PP (5-6). Si estos resultados, que son los que avanzan la encuesta que el domingo publicó 'La Vanguardia', terminan por confirmarse, el independentismo catalán entraría en barrena. Porque no sólo se estancaría sino que tendería a disminuir de manera pronunciada, lo que afectaría de manera directa al proceso soberanista hasta convertirlo en perdedor en unas elecciones catalanas que nadie puede descartar para principios de 2017.

La repetición de comicios generales ha sido un contratiempo para España en su conjunto, pero de manera singular para el transcurso de los planes secesionistas en Cataluña. El Gobierno de Puigdemont ha tenido que romper su acuerdo con la CUP por su rechazo a los Presupuestos de la Generalitat y el presidente se someterá a una cuestión de confianza en septiembre sin que pueda asegurarse que los antisistema voten favorablemente su continuidad. El proceso soberanista ha roto la cohesión interna de la CUP, como antes la de CiU, y tensiona de manera constante las relaciones entre CDC y ERC en la coalición Junts pel Sí (62 diputados, a 10 de la mayoría absoluta en el Parlamento). La apuesta separatista termina por reventar todo lo que antes era más o menos sólido en Cataluña, tal es su capacidad de contradicción y la insolvencia de sus planteamientos. Y de esta enorme debilidad ha sacado partido la izquierda de Podemos que allí es una variable más de En Comú Podem y que pronto, bajo el liderazgo de Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, se convertirá en una organización plenamente independiente. Se estrenará, sin duda, en las próximas elecciones catalanas con ella al frente.

La apuesta separatista revienta todo lo que antes era sólido en Cataluña, tal es su capacidad de contradicción y la insolvencia de sus planteamientos

El traído y llevado proceso soberanista ha conseguido, no solo arrasar con la correlación de fuerzas previa a la apuesta separatista de Mas en 2012, sino desplazar el eje de gravedad de la política catalana hacia la izquierda. Desde 2011 –en las generales de aquel año, CiU obtuvo 16 escaños- hasta ahora, el populismo de izquierdas no ha hecho otra cosa que ganar espacio –ahí está el Ayuntamiento de Barcelona- combinado con la irrupción en septiembre de 2015 de una CUP reforzada, parte de cuyos votos irán el domingo (no se presenta a las legislativas) a la lista de los 'comunes' que concitará seguramente alguna que otra adhesión de ciertos sectores republicanos ahora en ERC. El futuro político catalán no pasa ni por Mas, ni por Puigdemont, ni por Iceta, ni por Arrimadas, sino por la pelea entre Ada Colau y Oriol Junqueras, con ventaja para la primera. Y el 26-J va a ser la consagración de la potencia de la lista de la alcaldesa y la confirmación de que el proceso soberanista debe ser rectificado.

Los ciudadanos catalanes, al parecer, se han dado cuenta de por dónde van las cosas. Aunque mayoritariamente siguen pidiendo un referéndum, cuando se les pregunta cómo debería resolverse la cuestión catalana solo el 26% prefiere la independencia a un acuerdo que incorpore una reforma constitucional y, con ella, un reacomodo de Cataluña. Los líderes de la otrora hegemónica CDC –con la extinta Unió- han errado de medio a medio. No solo han transferido el poder a la izquierda, sino que han agotado a las bases secesionistas. El 26-J va a ser el principio de un fin que, seguramente, no imaginaron.

El domingo en Cataluña, por acumulación de acontecimientos, la situación política puede dar un vuelco más profundo del que registrará el conjunto de España. Porque los 'comunes' de Podemos, la confluencia catalana de la formación morada, pasará de los 12 escaños que obtuvo el 20-D a, probablemente, 13 o 14; se distanciará así de ERC, que logró 9 y puede perder uno y, sobre todo, de CDC, que de 8 diputados podría pasar a 6 o 7, por detrás del PSC (8) y muy cerca de Ciudadanos (5-6) y del PP (5-6). Si estos resultados, que son los que avanzan la encuesta que el domingo publicó 'La Vanguardia', terminan por confirmarse, el independentismo catalán entraría en barrena. Porque no sólo se estancaría sino que tendería a disminuir de manera pronunciada, lo que afectaría de manera directa al proceso soberanista hasta convertirlo en perdedor en unas elecciones catalanas que nadie puede descartar para principios de 2017.

Ada Colau En Comú Podem Carles Puigdemont