Es noticia
Michael Jackson: carne de leyenda, más allá del "Demerol"
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

Michael Jackson: carne de leyenda, más allá del "Demerol"

La caja negra de la muerte de Michael Jackson nunca aparecerá en la agenda del doctor Murray, su médico particular, ni en el frío lenguaje forense

La caja negra de la muerte de Michael Jackson nunca aparecerá en la agenda del doctor Murray, su médico particular, ni en el frío lenguaje forense de una primera, segunda o tercera autopsia. Está llamada a satisfacer la voracidad de los mitómanos. Se acabará perdiendo entre bulos, testimonios del más allá, hipótesis manufacturadas, revelaciones sensacionales y, antes o después, la sospecha de que lo del jueves 25 de junio fue en realidad un montaje para perpetrar la evasión de Jackson de sus acreedores. Prepárense ustedes porque el asunto reúne todos los ingredientes para atraer las historias más inverosímiles en torno a la muerte del cantante y la forja del mito.

 

Todo esto ya ocurrió con Marilyn, Elvis, Lennon y otros. Volverá a ocurrir ahora. Michael Jackson es carne de leyenda, más allá del Demerol. Por exigencias del guión. El guión nos impone de momento un duelo universal y furiosamente mediático. Como si todos estuviéramos cautivos de su carisma. Y tampoco es eso, pero se le parece. Nos pongamos como nos pongamos, por ahora todos estamos de duelo, a la espera de conocer la fecha de los funerales.

Un largo adiós a Michael Jackson, el negro que quería ser blanco mientras iba batiendo todos los records en el mercado de la música. Impresionantes, oiga, los ecos de su repentina muerte del jueves pasado, aunque algunos hemos de hacer un esfuerzo por mantener a Jackson en el pedestal. Digo yo que no será obligatorio hacerle la ola.

Era un genio del espectáculo. Vale. Por su calidad musical y por la riqueza expresiva de su cuerpo. Aunque sobre gustos no hay nada escrito, según una vieja y tópica sentencia que parece derogada estos días por el carisma universal del ya consagrado como “Rey del Pop”. Tampoco es fácil reconocer al genio por sus excentricidades. Tales como su obsesiva tendencia a tunearse la carrocería, su equívoca sexualidad, el malsano cultivo del síndrome de Peter Pan o el pánico a los microbios. Cosas propias de un enfermo más que de un genio.

En la vida y milagros de Michael Jackson, fuera del escenario, lo que aparecía eran unas cuantas patologías de la mente. No eran precisamente lo que entendemos por extravagancias asociadas a una mente genial. Al fin y al cabo, la extravagancia expresa la tendencia unamuniana a fugarse de los lugares comunes, como una forma de buscar la provocación. Recordemos a Dalí. Su forma de hablar, su bigote en clave de sol y su fecundo “voyerismo” de la realidad a través de su mirada deslumbrante y deslumbrada que cantaba Ana Torroja.

A partir del estupor se puede llegar a la admiración del genio encarcelado en su propio ego. Era el caso de Dalí. Y mucha gente pensará que este también era un mecanismo propio del estilo de Jackson. Salvando las distancias, claro. Al menos en mi caso, a favor de Dalí, cuya capacidad de conmover, provocar, o causar estupor, distaba de ser tan casual y tan arbitraria como la de este chico de Indiana que coleccionaba figuras de Lladró.

Lo siento, pero servidor no está por la labor de rezarle a este santo, como seguramente se habrá notado. Reconozco sus méritos musicales pero como sobre gustos no hay disputa, yo prefiero a Sinatra, o a Lennon, por ejemplo, qué quieren que les diga. Y, por supuesto, los de andar por casa, que no baten records de ventas a escala global pero son los que le llegan a uno. O sea, Sabina, Serrat, Llach... No sé si me explico.

La caja negra de la muerte de Michael Jackson nunca aparecerá en la agenda del doctor Murray, su médico particular, ni en el frío lenguaje forense de una primera, segunda o tercera autopsia. Está llamada a satisfacer la voracidad de los mitómanos. Se acabará perdiendo entre bulos, testimonios del más allá, hipótesis manufacturadas, revelaciones sensacionales y, antes o después, la sospecha de que lo del jueves 25 de junio fue en realidad un montaje para perpetrar la evasión de Jackson de sus acreedores. Prepárense ustedes porque el asunto reúne todos los ingredientes para atraer las historias más inverosímiles en torno a la muerte del cantante y la forja del mito.