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El Madrid neogaláctico de Florentino, entre el balón y el ladrillo
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Antonio Casado

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El Madrid neogaláctico de Florentino, entre el balón y el ladrillo

La gente escucha con respeto la apasionada retórica del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, cuando pasea por el mundo la candidatura olímpica para el año

La gente escucha con respeto la apasionada retórica del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, cuando pasea por el mundo la candidatura olímpica para el año 2016. Pero cuando al final de sus disertaciones se le acerca el personal, en no importa qué ciudad ni de qué continente, nueve de cada diez preguntas se refieren al Real Madrid de Kaká y Cristiano Ronaldo.

 

Manda huevos, alcalde. Pásate una hora citando al barón de Coubertin, echa el resto glosando la fortaleza de nuestra vocación olímpica, la calidad de las instalaciones, la seguridad, la unidad popular e institucional en torno a la candidatura, para que luego la corazonada se desvanezca en el interés del auditorio por conocer el próximo fichaje del Real Madrid o si la presentación de Cristiano Ronaldo (lunes, 6 julio) será todavía más espectacular que la de Kaká. Por eso, me permito una incursión en la hoja de ruta de Florentino Pérez, que vuelve a buscar en el balón el reconocimiento social que no le dio el ladrillo.

Evocaba ayer Javier Matallanas (“Kaká de luxe”, El Confidencial) la leyenda urbana que le endosa la oposición al fichaje de Kaká por las resonancias escatológicas del nombre. Habría sido la primera razón de la negativa, en vísperas de la llegada del futbolista brasileño al fútbol europeo. La segunda, que era demasiado barato. Apenas 6 millones de euros. Aún no era un valor consolidado en el mercado, lo cual descartaba la posibilidad de obtener rendimientos inmediatos. Por aquel entonces (2002), su estrella solo brillaba en los informes técnicos de los ojeadores del Real Madrid y en la lista de jugadores brasileños que acababan de ganar el Mundial de Japón y Corea del Sur. Una simple promesa, al fin y al cabo, de las que tenía para dar y tomar en la cantera del Madrid.

Prefería valores seguros del “merchandising” que, además, lograsen triunfos deportivos. La caja registradora y el marcador. Difícilmente funciona lo primero sin lo segundo. A ser posible, con buen fútbol. Así nació el Madrid de los galácticos, cuya fecha de caducidad fue también la de Florentino Pérez en la causa del balón, aunque seguía arrasando en la causa del ladrillo. Lo uno por lo otro. Mientras Ronaldo, Beckham, Zidane, Roberto Carlos, iban hacia abajo, las torres de Florentino iban hacia arriba sobre la vieja Ciudad Deportiva del Real Madrid y la burbuja inmobiliaria seguía cargando la caja registradora de sus empresas. Como se ha visto, también eso tenía fecha de caducidad.

En la reconquista de las posiciones perdidas, Florentino aparca el ladrillo y vuelve al balón. O sea, que vuelve a las andadas con deslumbrantes fichajes que llenan el Bernabéu y venden 3.000 camisetas a 80 euros cada una el día de la presentación. Lo demás está por ver. Los atajos no son buenos. Ni para el reconocimiento social que vuelve a intentar Florentino Pérez, tras el gatillazo de su anterior paso por la presidencia del Real Madrid, ni para la formación de un equipo competitivo, equilibrado y capaz de seducir con su fútbol.

Los fichajes galácticos, como los de Kaká, Cristiano Ronaldo y Benzema (casi 200 millones de euros entre los tres, avalados por una banca que ahora también cree más en el balón que en el ladrilllo) pueden ser pan de hoy y hambre de mañana. O sea, atajos. Ojalá me equivoque.

La gente escucha con respeto la apasionada retórica del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, cuando pasea por el mundo la candidatura olímpica para el año 2016. Pero cuando al final de sus disertaciones se le acerca el personal, en no importa qué ciudad ni de qué continente, nueve de cada diez preguntas se refieren al Real Madrid de Kaká y Cristiano Ronaldo.

Florentino Pérez Cristiano Ronaldo