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¿Rehabilitará el PP a Camps después de haberlo defenestrado?
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Antonio Casado

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¿Rehabilitará el PP a Camps después de haberlo defenestrado?

Las generales de la ley te obligan a acatar una sentencia, no a compartirla. Hasta ahí podíamos llegar. Formalmente Camps es tan inocente como los tres

Las generales de la ley te obligan a acatar una sentencia, no a compartirla. Hasta ahí podíamos llegar. Formalmente Camps es tan inocente como los tres individuos que ayudaron al asesino de Marta del Castillo a deshacerse del cadáver. Servidor no está dispuesto a asumirlo en el caso de los colegas de Carcaño. Y en el caso del ex presidente valenciano, tampoco. Cuatro miembros del jurado lo consideran “culpable”, por creer suficientemente demostrado que no pagó los trajes. Y cinco lo consideran “no culpable”, por entender que eso no se ha podido probar. Vale. En ningún caso se probó que los pagase, con lo fácil que hubiera sido (si los hubiera pagado, claro).

Tampoco hace falta recurrir a Euclides para saber que si dos cosas (Camps, Costa) son iguales a una tercera (Betoret), y a una cuarta (Campos), son iguales entre sí: mismas pruebas, mismos supuestos, mismas circunstancias, aunque unos reconocen que no pagaron los trajes (a punto estuvo de reconocerlo también Camps, el verano pasado, pero se arrepintió a ultima hora) y otros dos sobreviven a un juicio oral que, por decisión mayoritaria de un jurado, dictamina que no son culpables.

En ninguna parte dice el veredicto que el ex presidente valenciano sea inocente. Lo dice el interesado, con dedicatoria especial: “Si tienen conciencia, tendrán remordimientos”. Se refiere a quienes, a diferencia de la “España limpia” que confió en él, le fueron achicando el espacio hasta la patada final. Que se de por aludido el PSOE va de suyo. Lo raro es que se haga de nuevas la dirección del PP, cuyos derechos de autor en la estigmatización política de Camps son indiscutibles y verificables.

Dolores de Cospedal se preguntaba ayer en voz alta quién va a reponer la honorabilidad a Camps y Costa, como si eso fuese una etiqueta de quita y pon que dependiera del veredicto por tanteo de un jurado popular. Tal vez lo sea, a juzgar por las reacciones de su propio partido. Empezando por la de su secretaria general, y siguiendo por la del actual presidente valenciano, Alberto Fabra,  y la alcaldesa de Valencia, Rita Barbera, cuyas primeras reacciones han sido las de aconsejar a Camps unas largas vacaciones. Bonita manera de rehabilitar al defenestrado. De Rajoy sabemos que le ha llamado para felicitarle y, sobre la posibilidad de rehabilitarle, que “ya veremos”.Camps barrió en las elecciones autonómicas de mayo y no hay ningún obstáculo legal para devolverle el cargo del que tan injustamente le desalojaron amigos y enemigos

Si de este rosario de reacciones se desprende que consideran demostrada la inocencia de Camps y, sobre todo, si las reacciones son sinceras y no impostadas, lo coherente es blanquearle con todas las consecuencias. No solamente las que se refieren a su honor. También las de carácter político e institucional. Camps barrió en las elecciones autonómicas de mayo y no hay ningún obstáculo legal para devolverle el cargo del que tan injustamente le desalojaron amigos y enemigos.

Los enemigos, los socialistas, tan perversos ellos, no tienen la menor intención. En cuanto a sus amigos, lo normal sería un paso atrás de Alberto Fabra y la inmediata investidura parlamentaria de Camps. Al PP le sobran diputados para acometer el blanqueo político de Camps. Un dirigente “ejemplar”, según dijo en su día Rajoy, y según dijo ayer mismo el portavoz del PP, González Pons. Si no lo hace será porque aunque le sobren diputados le falta voluntad política de rehabilitarlo después de haberlo defenestrado. No parece la mejor forma de apostar por su honorabilidad. Seguramente porque tanto amigos como enemigos consideran que la perdió hacer mucho tiempo cultivando amistades peligrosas, abriendo la caja del dinero público a los contratos con una trama corrupta y actuando como si las urnas le hubieran dado un cheque en blanco para actuar a su capricho.

Las generales de la ley te obligan a acatar una sentencia, no a compartirla. Hasta ahí podíamos llegar. Formalmente Camps es tan inocente como los tres individuos que ayudaron al asesino de Marta del Castillo a deshacerse del cadáver. Servidor no está dispuesto a asumirlo en el caso de los colegas de Carcaño. Y en el caso del ex presidente valenciano, tampoco. Cuatro miembros del jurado lo consideran “culpable”, por creer suficientemente demostrado que no pagó los trajes. Y cinco lo consideran “no culpable”, por entender que eso no se ha podido probar. Vale. En ningún caso se probó que los pagase, con lo fácil que hubiera sido (si los hubiera pagado, claro).

Francisco Camps