Es noticia
La carta de Rajoy tampoco nos rescata del estupor
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

La carta de Rajoy tampoco nos rescata del estupor

Más difícil es rescatar a los españoles del estupor. Tampoco lo consigue la carta del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a los jerarcas de guardia en

Más difícil es rescatar a los españoles del estupor. Tampoco lo consigue la carta del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a los jerarcas de guardia en la Unión Europea, Herman Van Rompuy y Durao Barroso, presidentes del Consejo y la Comisión, respectivamente. Estamos agobiados por lo urgente y Rajoy habla de lo importante en esa carta que conocimos ayer. Eso es lo malo, que frente a lo urgente seguimos viviendo de parches y para lo importante no queda tiempo.

Nos lo recordó el martes Christine Lagarde, la directora del FMI (Fondo Monetario Internacional): “El futuro del euro está en serio peligro si no se toman decisiones en menos de tres meses”. Por España que no quede. La carta de Rajoy viene a ser su aportación al llamamiento de Lagarde (pide “determinación política” a los líderes europeos). Una forma de hacerse visible ante la Cumbre del 28 y 29 de junio, que viene marcada por las dudas sobre el futuro del euro y de la UE.

A partir de ahí Rajoy sobrevuela los problemas específicos de España y se explaya sobre la necesidad de renovar el compromiso con el euro, el mercado único y la integración europea. En la carta, fechada el 6 de junio, ni media palabra sobre los problemas económicos que España se ha buscado solita a causa de una mala gestión de la crisis. Ayer mismo, en la sesión de control, los miembros del Gobierno (Rajoy, Sáenz de Santamaría y De Guindos) insistían en la herencia recibida, por no haber resuelto hace tres años el problema bancario.

Las conclusiones se han elevado a definitivas: el problema es la falta de un verdadero proyecto europeo que sume a la unión monetaria la unión fiscal, la unión bancaria y, por cima, la unión política. Contra eso nada podrían los especuladores

Pero ya digo que quedan aparcados los males nacionales en la misiva del presidente a Barroso y Van Rompuy. No se alude a los problemas heredados del Gobierno socialista. Seguramente habrá pensado que si se olvidan los errores de Zapatero también se olvidarán sus promesas de remontada. Las de Rajoy, se entiende, cuando decía: “Sin crédito no hay crecimiento ni empleo, pero para que haya crédito tiene que haber confianza. Y la confianza se gana con un cambio de Gobierno. Nosotros somos ese cambio” (23 octubre 2011, en La Nación).

Mejor sobrevolar el debate de cercanías y señalar los problemas europeos: rigidez de los mercados, falta de mecanismos de corrección de desajustes internos, fragmentación del mercado financiero, incumplimientos fiscales, etc. Lo demás se reduce a la recurrente apuesta por la irreversibilidad del euro y una mayor integración europea mediante ciertas reformas estructurales. En el ámbito de lo apremiante, enésima queja por la falta de liquidez frente a la mortal amenaza de la deuda.

Con la vista puesta en la decisiva cumbre europea de finales de mes, Rajoy se aleja momentáneamente de los síntomas (mercados nerviosos a la espera de la letra pequeña del rescate bancario y el desenlace griego) y se suma al equipo de sesudos galenos que estudian sin tanta prisa la enfermedad. Las conclusiones se han elevado a definitivas: el problema es la falta de un verdadero proyecto europeo que sume a la unión monetaria la unión fiscal, la unión bancaria y, por cima, la unión política. Contra eso nada podrían los especuladores. Lo pueden todo contra una Eurozona que aparenta ser responsable única de 17 realidades heterogéneas.

Más difícil es rescatar a los españoles del estupor. Tampoco lo consigue la carta del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a los jerarcas de guardia en la Unión Europea, Herman Van Rompuy y Durao Barroso, presidentes del Consejo y la Comisión, respectivamente. Estamos agobiados por lo urgente y Rajoy habla de lo importante en esa carta que conocimos ayer. Eso es lo malo, que frente a lo urgente seguimos viviendo de parches y para lo importante no queda tiempo.

Mariano Rajoy