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Una pedrada política y no judicial contra Rajoy
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Antonio Casado

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Una pedrada política y no judicial contra Rajoy

Por envase y contenido, lo de ayer fue una pedrada política contra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Poco más, señores. Y poco nuevo. Vayan ustedes a

Por envase y contenido, lo de ayer fue una pedrada política contra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Poco más, señores. Y poco nuevo. Vayan ustedes a la edición de El País del domingo 3 de febrero de 2013 y encontrarán exactamente la misma referencia manuscrita de Bárcenas a los 'sobresueldos'. A efectos informativos, da igual que la referencia sea original o fotocopiada. Lo importante es que sea verdadera. La mentira también puede ser original o fotocopiada.

Y a efectos judiciales, nada. O casi nada. Salvo una quimérica inhabilitación de don Mariano Rajoy Brey como ministro de Administraciones Públicas con carácter retroactivo. Por percibir sueldos incompatibles con la retribución oficial del cargo que ocupaba hace 16 años. Puede ser una cuestión ética, pero no se va a la cárcel por los sobresueldos opacos. Y sólo en caso de haberlos recibido, tal y como viene en las cuentas particulares de un gran mentiroso. Cuando se publicó hace seis meses que Rajoy (y Rato, Cascos, Arenas, Mayor Oreja) recibió sobresueldos, el presidente fue rotundo: “Falso. Jamás he recibido ni repartido dinero negro en el PP ni en ninguna parte”. Cada uno es libre de creer al extesorero del PP, que lo tiene autodocumentado (ante sí mismo, como el diario íntimo de un adolescente), o al presidente del Gobierno. Más allá o más acá de la discrepancia política e ideológica, tengo a Rajoy por persona decente y no será Bárcenas, que ha mentido al juez, a su partido, a la prensa y a sus abogados, quien me haga cambiar de parecer.

La pedrada de ayer contra Rajoy carece de relevancia judicial pero trata de hacerle daño político en una ocasional sindicación de intereses. Los de un extesorero furioso porque su gente le ha dejado tirado y los de un periodista que también se mueve en las relaciones de poderLa pedrada de ayer contra Rajoy carece de relevancia judicial, pero trata de hacerle daño político en una ocasional sindicación de intereses. Los de un extesorero furioso porque su gente le ha dejado tirado y los de un periodista que también se mueve en las relaciones de poder. Así que la batalla no se libra en los tribunales, sino en la opinión pública. El efecto indeseable es que el ataque al presidente del Gobierno nos aleja del fondo de la cuestión: la presunta trama montada para cambiar donaciones empresariales por carga de trabajo (Gürtel, fondo de pantalla) y el escandaloso enriquecimiento ilícito del extesorero del PP. Ahí está el doble yacimiento de todos los delitos relacionados con la corrupción. Desde el cohecho al tráfico de influencias y la prevaricación, pasando por el fraude fiscal, la malversación de fondos públicos y la falsedad en documento.

Con evidente cobertura política, claro. Eso obliga a Rajoy a aceptar el órdago y explicarse políticamente, so pena de que siga trepando la tóxica sensación de que el presidente del Gobierno de la Nación está a merced de un sinvergüenza. Y no tanto por el daño que puede hacerse a la 'Marca España’, como decía ayer el ministro de Asuntos Exteriores, García Margallo, pues al fin y al cabo también es Marca España el funcionamiento del Estado de derecho. Conviene recordar que Bárcenas no le ha doblado el brazo a Rajoy al pedirle que el Gobierno y el partido le quitasen de encima a tal comisario de policía, tal juez o tal fiscal. Fue en balde. El excajero está en la cárcel, pero sus tres bestias negras gozan de buena salud política. A saber: el embajador Federico Trillo (asuntos judiciales del PP), el ministro Ruiz-Gallardón (Justicia) y Dolores de Cospedal (secretaria general del PP).

Por envase y contenido, lo de ayer fue una pedrada política contra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Poco más, señores. Y poco nuevo. Vayan ustedes a la edición de El País del domingo 3 de febrero de 2013 y encontrarán exactamente la misma referencia manuscrita de Bárcenas a los 'sobresueldos'. A efectos informativos, da igual que la referencia sea original o fotocopiada. Lo importante es que sea verdadera. La mentira también puede ser original o fotocopiada.

Mariano Rajoy