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Debate con mucha carga electoral
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Antonio Casado

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Debate con mucha carga electoral

Rajoy voluntarista y Rubalcaba apocalíptico. Fue el intercambio de pedradas en un año electoral. Los dos primeros actores de la política nacional entraron en campaña. Los

Rajoy voluntarista y Rubalcaba apocalíptico. Fue el intercambio de pedradas en un año electoral. Los dos primeros actores de la política nacional entraron en campaña. Los mismos argumentos, las mismas armas, los mismos recursos dialécticos, las mismas reservas mentales, el mismo discurso que ya nos es familiar por cada uno de los dos lados. “Usted es un demagogo”. “Y usted no sabe en qué país vive”. Descargas de perdigones de ida y vuelta con vocación de titular en la prensa de hoy.

La hemeroteca dio mucho de sí en el esperado cruce de la tarde. Por parte del presidente, para demostrar que Rubalcaba no hizo en el Gobierno lo que ahora propugna. Por parte del líder socialista, para demostrar que Rajoy hace lo que la derecha de toda la vida quiso hacer siempre y nunca se atrevió. Con golpe bajo incluido: un artículo de Rajoy publicado hace treinta años en el Faro de Vigo, donde sostenía que los hombres nacen desiguales, según su estirpe. “Los hijos de la buena estirpe ya se sabe que obtienen mejores resultados”, escribía el entonces dirigente de Alianza Popular, antecedente inmediato del PP.

O sea, sin novedad en el debate de ayer sobre el estado de la clase política. Con los papeles cambiados hubiera valido repetir la crónica del último Zapatero-Rajoy (28 de junio de 2011), cuando el jefe de la oposición atacaba con más soflamas que argumentos y el presidente del Gobierno decía que estábamos empezando a salir de la crisis. Entonces, Rajoy, que ya barría en todas las encuestas, se recreó en la descripción de los males de un país atenazado por la crisis con casi cinco millones de parados (un millón más, ya), mientras que el presidente Zapatero, que ya había anunciado su retirada, reprochaba al líder del PP su incapacidad para arrimar el hombro en la lucha contra la crisis. 

Rajoy habló de competitividad, prima de riesgo, balanza de pagos y confianza de los mercados, y Rubalcaba de paro, desigualdad, pobreza y deterioro en los servicios públicos

“No nos puede pedir que, como oposición, nos sumemos a sus errores”, dijo Rajoy hace dos años al entonces presidente. Lo mismo que le vino a decir ayer Rubalcaba al sucesor de Zapatero en Moncloa, mientras se escandalizaba por verle “tan pagado de sí mismo cuando tiene debajo tanto sufrimiento”. Fue el núcleo del debate: el precio de la incipiente recuperación. Por eso Rajoy habló de competitividad, prima de riesgo, balanza de pagos y confianza de los mercados, y Rubalcaba de paro, desigualdad, pobreza y deterioro en los servicios públicos.

El discurso de Rubalcaba estuvo cargado de ideología, con la mirada puesta en los votantes de la izquierda: hay otro modo de hacer las cosas, sin machacar al trabajador (hachazo salarial, precariedad, despido fácil, pérdida de derechos), a los pensionistas (recortes en su poder adquisitivo), a los dependientes (retirada de las ayudas oficiales), a los estudiantes (menos becas, matrículas más caras)...

Frente al relato de que siempre pagan el pato los mismos, los más débiles, Rajoy tiene la solución. Contra pobreza y desigualdad, crecimiento y empleo. Y de ahí no salió. Como si hubiera proclamado sol y agua para el crecimiento de las plantas. Con apelaciones a las agencias de calificación como argumento de autoridad en el respaldo de sus políticas.

Huelga recordar que el presidente claveteó el mensaje de que ya estamos saliendo de la crisis y todo va a ir mejor a partir de ahora: “Hemos pasado del retroceso al avance, de la caída a la recuperación, de la amenaza a la esperanza”. Y que el líder socialista se dedicó a exponer los datos que, bien contabilizados, no le dan al presidente para presumir de remontada. Y ahí, nuevo sartenazo al bajo vientre de su adversario político: “Usted sólo puede presumir de la contabilidad B de su partido porque el PP es la única institución que ha remontado la crisis con superávit”.

Rajoy voluntarista y Rubalcaba apocalíptico. Fue el intercambio de pedradas en un año electoral. Los dos primeros actores de la política nacional entraron en campaña. Los mismos argumentos, las mismas armas, los mismos recursos dialécticos, las mismas reservas mentales, el mismo discurso que ya nos es familiar por cada uno de los dos lados. “Usted es un demagogo”. “Y usted no sabe en qué país vive”. Descargas de perdigones de ida y vuelta con vocación de titular en la prensa de hoy.

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