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La izquierda suma y sigue en Andalucía
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Antonio Casado

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La izquierda suma y sigue en Andalucía

Las aguas volvieron a su cauce en la Andalucía gobernada por la izquierda. La parte socialista del pacto admite que el realojo fue una emergencia y

Las aguas volvieron a su cauce en la Andalucía gobernada por la izquierda. La parte socialista del pacto admite que el realojo fue una emergencia y la de Izquierda Unida asume el respeto a las listas de espera en la adjudicación de viviendas sociales a familias indigentes. De las veintidós desalojadas de la Corrala Utopía, en Sevilla, se realoja a ocho (hoy han de presentarse a los servicios sociales, donde se acreditará si reúnen los condiciones), cinco renuncian y nueve se ponen a la cola mientras se comprueba oficialmente hasta dónde llega su indigencia.

Solución salomónica desde el punto de vista social y político. A pesar de los malos augurios, nada cambia en la gobernación de Andalucía. Todo por la estabilidad, todo por la continuidad. Era la consigna de Ferraz con el amén de Susana Díaz. En plena operación de asentamiento institucional y político de la sucesora de Griñán, a mes y medio de las elecciones europeas y el reto posterior de las primarias socialistas de aspirantes a la Moncloa, era absurdo esperar la inminente ruptura del pacto de gobierno PSOE-IU y el consiguiente adelanto electoral.

Con eso ya contaban los dirigentes de IU, Cayo Lara y Antonio Maíllo, estatal y regional respectivamente, para doblar el brazo a la presidenta sobre competencias en materia de adjudicación de viviendas. Cierto. Pero también es cierto que Díaz gana peso político con su defensa de la legalidad frente a quienes defienden la “patada a la puerta” y gritan “Viva a la República” cuando celebran la batalla ganada al PSOE.

Susana Díaz gana peso político con su defensa de la legalidad en el conflicto de la Corrala Utopía

Todo tiene explicación si reconocemos que el gran adversario político de los socialistas andaluces no es IU, que habita a su izquierda, sino el PP, con el que limita por el centro, que es donde se ganan las elecciones. En Andalucía y en el resto de España. Y el desenlace es el que es: la crisis de los 'okupas' no rompe el Gobierno de coalición, refuerza la centralidad del socialismo andaluz y, de rebote, del PSOE a escala nacional. Favor que Susana Díaz y Pérez Rubalcaba deben a IU.

Lo demás son lecturas interesadas en los entornos políticos y mediáticos del PP, cuya condición de primera fuerza política en Andalucía no sirvió hace dos años para evitar la sindicación de la izquierda y no ha servido ahora para reventarla por cuenta de la discrepancia surgida entre los socios de gobierno, en el realojo de familias expulsadas por orden judicial de un edificio de Ibercaja. Y no digo que haya prevalecido el amor entre dos fuerzas de histórica y a veces dramática rivalidad (tampoco está tan lejos la “pinza” de Anguita y Aznar contra Felipe González en el bienio 94-96 o el fracaso de la alianza electoral PSOE-IU de 2000). Ni falta que hace.

Es el interés y no el amor, ni la poesía, ni la fe, lo que mueve montañas. De hecho, los comunistas andaluces de José Luis Centella y los seguidores de Sánchez Gordillo (CUT), se hartan de recordar que el apoyo de Llamazares a Zapatero llevó a IU a los peores resultados de su historia en las elecciones de 2008. Ya, pero entre eso y haberle abierto las puertas a las “políticas neoliberales” de Javier Arenas (PP) en su cuarto intento de presidir la Junta de Andalucía, no cayeron en el síndrome de Extremadura, donde el PP de Monago gobierna gracias al portazo de IU (tres diputados).

Las aguas volvieron a su cauce en la Andalucía gobernada por la izquierda. La parte socialista del pacto admite que el realojo fue una emergencia y la de Izquierda Unida asume el respeto a las listas de espera en la adjudicación de viviendas sociales a familias indigentes. De las veintidós desalojadas de la Corrala Utopía, en Sevilla, se realoja a ocho (hoy han de presentarse a los servicios sociales, donde se acreditará si reúnen los condiciones), cinco renuncian y nueve se ponen a la cola mientras se comprueba oficialmente hasta dónde llega su indigencia.

Susana Díaz Sevilla Izquierda Unida