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PGE 2015: ¿qué recuperación?
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Antonio Casado

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PGE 2015: ¿qué recuperación?

Los Presupuestos Generales del Estado son como las promesas electorales. Se hacen pero no se cumplen. Y, por supuesto, las intenciones políticas que dan vidilla a

Foto: El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro (c), en la presentación de los PGE. (EFE)
El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro (c), en la presentación de los PGE. (EFE)

Los Presupuestos Generales del Estado son como las promesas electorales. Se hacen pero no se cumplen. Y, por supuesto, las intenciones políticas que dan vidilla a las grandes magnitudes, y las pequeñas, son de traducción libre. Así, los PGE para 2015, presentados ayer en sociedad por el ministro Cristóbal Montoro y ya remitidos al Congreso para su tramitación parlamentaria, son los de la “consolidación de la recuperación”. Es la manufactura verbal elaborada en Moncloa para la ocasión, mientras que para el principal partido de la oposición, el PSOE, son “electoralistas”, “inverosímiles” e “injustos”.

Más allá de los adjetivos, o más acá, porque esto va por barrios, las cuentas del Estado no dan fe de los dramas sociales en la España de los seis millones de parados (EPA), las 700.000 familias donde no entra ni un euro (Cáritas) y ese índice de pobreza infantil sólo superado por Rumanía (Eurostat). Que me perdone el señor presidente del Gobierno, don Mariano Rajoy, pero ese cuadro no permite en absoluto hablar de “recuperación”, salvo voluntarismo insuperable de vísperas electorales.

Imposible que la sientan los millones de familias incapaces de llegar a fin de mes. Los grandes paganos de la crisis. Las víctimas de los recortes salariales sobre los que se asienta la frágil salida de la recesión económica. Los verdaderos hacedores de la llamada “competitividad”, gran seductora de esos mercados que, según los expertos, vuelven a confiar en nuestro sistema productivo. Antes devaluábamos la moneda para mantener las apariencias y ahora devaluamos los salarios. Antes pagaba los platos rotos el trabajador (inflación) y ahora también (empobrecimiento).

Nos hacemos una idea de cómo se le puede quedar el cuerpo al pensionista que le van a “revalorizar” la pensión en un 0,25% (dos euros y medio al mes para una pensión de 1.000) cuando la inflación ha subido por encima (un 0,7%), al funcionario que le congelan el sueldo, al enfermo crónico que paga el 10% de su tratamiento, al estudiante que le han quitado la beca o a los dos millones y medio de personas en riesgo de pobreza, cuando escucha al ministro Montoro presumiendo de que va a crecer la inversión pública (763 millones de euros) por primera vez desde el inicio de la crisis.

Se presenta ese esfuerzo inversor como un heraldo del crecimiento, cuya previsión sube hasta el 2%, a pesar de las nubes negras detectadas en el horizonte por el “punto muerto” de la zona euro (Mario Draghi dixit) y esos informes del Banco de España, que la semana pasada denunciaba el perezoso funcionamiento de los dos motores, el consumo y la inversión, durante el tercer trimestre del año en curso. Lo que nos faltaba es que la recuperación económica, aireada por el Gobierno en vísperas de un 2015 marcado por las elecciones territoriales y generales, venga a resultar tanfalsa como la recuperación social.

Los Presupuestos Generales del Estado son como las promesas electorales. Se hacen pero no se cumplen. Y, por supuesto, las intenciones políticas que dan vidilla a las grandes magnitudes, y las pequeñas, son de traducción libre. Así, los PGE para 2015, presentados ayer en sociedad por el ministro Cristóbal Montoro y ya remitidos al Congreso para su tramitación parlamentaria, son los de la “consolidación de la recuperación”. Es la manufactura verbal elaborada en Moncloa para la ocasión, mientras que para el principal partido de la oposición, el PSOE, son “electoralistas”, “inverosímiles” e “injustos”.

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