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Sánchez, incomprendido
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Antonio Casado

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Sánchez, incomprendido

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, anunció anteanoche su intención de promover la reforma del artículo 135 de la Constitución (equilibrio presupuestario forever en el

Foto: El líder del PSOE, Pedro Sánchez, tras la votación (EFE)
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, tras la votación (EFE)

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, anunció anteanoche su intención de promover la reforma del artículo 135 de la Constitución (equilibrio presupuestario forever en el marco europeo) y se alborotó el gallinero a causa de la infundada sospecha de que los socialistas reclaman barra libre en el déficit público. Mentira.

La mentira le sirve al Gobierno y al PP para tachar a su principal adversario político de “populista” con la esperanza de que la gente lo confunda con Podemosy piense, como piensa el Gobierno, que con Sánchez el PSOE ha ido a peor.

En ninguna parte ha defendido Sánchez la idea de endeudarse hasta las cejas y desbordar los umbrales de déficit establecidos por la Unión Europea si ello fuera necesario para costear los servicios públicos. Antes bien, se compromete a garantizar el pago de la deuda pública si llega al poder y a respetar el principio de estabilidad presupuestaria, que es mandato constitucional tras el pacto Zapatero-Rajoy (agosto 2011), apoyado en su día por el entonces diputado Sánchez.

¿Dónde está el giro “populista” o el mensaje tóxico que, según Soraya Sáenz de Santamaría, envía a los mercados el líder del PSOE? Recordaba ayer la vicepresidenta del Gobierno que el citado artículo de la Constitución impide que el Gobierno se gaste “lo que no tiene” y, por tanto, advierte: “Ojo con las medidas populistas que derogan la confianza económica y política”. Tiene razón. Pero, insisto, ¿de dénde se ha sacado que Sánchez quiera derogar el equilibrio presupuestario y el fin de las limitaciones al déficit de las Administraciones Públicas?

A ver si nos entendemos. No propone Sánchez derogar el artículo 135 de la Constitución sino complementarlo, enriquecerlo con un compromiso tan respetable como el equilibrio presupuestario en las demandas de una sociedad políticamente organizada. Tal es el compromiso de garantizar educación, sanidad y pensiones, de modo que ninguno de estos tres servicios del Estado deje de prestarse por insuficiencia financiera.

Dicho de otro modo: se trata de que el orden de prioridades de un determinado partido político se subordine al doble mandato constitucional: equilibrio presupuestario y suficiencia financiera en la prestación de dichos servicios. El error reconocido ahora por Sánchez en la previa reforma del artículo 135, pactada por PP y PSOE, es que se constitucionalizó lo uno y se olvidó lo otro, lo cual ha permitido al Gobierno avanzar en la reducción del déficit público a costa de recortes en el funcionamiento del llamado Estado del bienestar.

Si en algo ha de reconocerse un partido socialista es en la defensa del Estado del bienestar. Y si en algo ha de reconocerse la voluntad de cambio impulsada por Sánchez en su partido es en la revisión del error cometido por su antecesor, Rodríguez Zapatero, que no fue el de apostar por el equilibrio presupuestario dictado por la Unión Europea, porque eso no se va a tocar, sino el de haberse olvidado de extender aquel mandato constitucional a la salvaguardia de las políticas del bienestar, que, por cierto, también son señas de identidad de la Europa nacida después de la Segunda Guerra Mundial.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, anunció anteanoche su intención de promover la reforma del artículo 135 de la Constitución (equilibrio presupuestario forever en el marco europeo) y se alborotó el gallinero a causa de la infundada sospecha de que los socialistas reclaman barra libre en el déficit público. Mentira.

Pedro Sánchez Soraya Sáenz de Santamaría