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La mochila de Monedero
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Antonio Casado

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La mochila de Monedero

El señor Monedero no ha aprendido nada, pues ayer mismo todavía quería explicarlo todo en base a que el poder está fabricando un ''caso'' porque ''los dirigentes de Podemos estamos señalados''

Foto: Foto: Daniel Muñoz
Foto: Daniel Muñoz

El cofundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, no ha aprendido nada de los errores de comunicación cometidos en la apremiante necesidad de demostrar que él y los suyos lavan más blanco. Ayer buscó en su derecho a la privacidad, supuestamente atropellado por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, una nueva forma de ahorrarse explicaciones sobre sus problemas fiscales. No le faltaría razón si fuese realmente “un ciudadano de a pie”, según dice. Como aspirante a gobernar intereses comunes, tendrá la razón técnica respecto a la privacidad de sus datos, pero no será fiable si la utiliza para ocultar en la mochila del futuro gobernante sus grandes o sus pequeñas mentiras.

Sus propios compañeros de partido deben haber detectado la relación entre su estancamiento en las encuestas –retroceso, según algunas– y los incumplimientos fiscales de su principal ideólogo. Por eso decidieron reducir su grado de exposición pública durante estos últimos días y eludir los detalles sobre las razones últimas de su ya famosa declaración complementaria. Entrar en detalles ha sido contraproducente para los colegas de este bien retribuido gurú del fallecido Hugo Chávez y otros líderes latinoamericanos. A partir de la desafortunada alusión de Pablo Manuel Iglesias a la “decencia” de Monedero, por no haberse comportado como Blesa, Pujol, Rato, Bárcenas (los nombres no los dijo pero se le entendió perfectamente).

El fundador y el cofundador de Podemos acababan echando balones fuera ante la demanda de explicaciones por parte de la opinión pública

A nadie se le hubiera ocurrido establecer semejante paralelismo aunque, ya que lo decía, consiguió que la gente le comprase el argumento. La comparación era odiosa, por muchas razones, pero la gente detectó la similitud de las reacciones. Al final, resulta que el fundador y el cofundador de Podemos acababan echando balones fuera ante la demanda de explicaciones por parte de las opinión pública. Al margen de las cuantías o la toxicidad de las conductas, no había grandes diferencias respecto a los políticos de la casta cuando son pillados en falta.

 

Otra de las líneas de defensa utilizada en Podemos para afrontar el escándalo de los 425.000 euros indebidamente confesados por Monedero ante la Hacienda Pública es la queja recurrente de ser injustamente perseguidos por el Poder para evitar que levanten cabeza. “Yo sueño con un país donde no se haga política contra los adversarios utilizando los aparatos del Estado”, decía ayer Monedero. Exactamente la misma reacción del PP, entonces en la oposición, al estallar el caso Gürtel: “Denunciamos que este partido está siendo víctima de una actuación sectaria y partidista del Gobierno y la Fiscalía General del Estado. Jamás se había producido un comportamiento tan parcial y sectario contra una formación política”, se leía en un comunicado público del PP con fecha 7 de octubre de 2009.

Bueno, pues parece que el señor Monedero no ha aprendido nada, ya que ayer mismo todavía quería explicarlo todo basándose en que el poder está fabricando un “caso” porque “los dirigentes de Podemos estamos señalados”. No me extraña que en las encuestas se haya frenado el avance de la nueva formación política.

El cofundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, no ha aprendido nada de los errores de comunicación cometidos en la apremiante necesidad de demostrar que él y los suyos lavan más blanco. Ayer buscó en su derecho a la privacidad, supuestamente atropellado por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, una nueva forma de ahorrarse explicaciones sobre sus problemas fiscales. No le faltaría razón si fuese realmente “un ciudadano de a pie”, según dice. Como aspirante a gobernar intereses comunes, tendrá la razón técnica respecto a la privacidad de sus datos, pero no será fiable si la utiliza para ocultar en la mochila del futuro gobernante sus grandes o sus pequeñas mentiras.

Cristóbal Montoro Juan Carlos Monedero