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Rajoy y Sánchez, juntos ante el brote sedicioso
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Antonio Casado

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Rajoy y Sánchez, juntos ante el brote sedicioso

Y ante la posibilidad de que la propuesta política se convierta en acto jurídico, se han activado todos los resortes disponibles en la legítima defensa del Estado

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (i), y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (i), y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)

Aun visto como un puro amago, intento, proyecto, posibilidad de ser, potencia que no se ha convertido en acto, según aprendimos en la física aristotélica, desde el 23 de febrero de 1981 no veíamos un ataque tan burdo al orden legal establecido. La diferencia está en el uso de la fuerza. Tejero echó mano a la pistola, mientras que en el techo del Parlament no rebotaron balas sino palabras cuando se declaró abierta la vía hacia un “Estado catalán independiente en forma de república”. Amago pacífico pero antidemocrático. Al margen de la ley nada es democrático en un Estado legítimamente constituido. Además, la propuesta atenta contra una mayoría de catalanes opuestos a la desconexión con España, según el dictamen 'plebiscitario' del 27-S.

El brote sedicioso está en fase declamatoria. Nunca pasaron de ahí las otras 10 declaraciones del Parlament que, con mejor o peor fortuna expresiva, proclamaron el derecho de autodeterminación o la soberanía nacional de Cataluña sin que se pasara de las palabras a los hechos. Esta vez el amago parece más serio. Tan inverosímil y tan condenado al fracaso como los anteriores, si bien sus agitadores se muestran más resueltos a perpetrarlo con todas las consecuencias. Y ante la posibilidad de que la propuesta política se convierta en acto jurídico, se han activado todos los resortes disponibles en la legítima defensa del Estado. Los legales y los estrictamente políticos. Entre los primeros, la nueva capacidad sancionadora del Tribunal Constitucional. También los de mayor cuantía, incluido el manoseado artículo 155 de la Constitución, porque de mayor cuantía es el reto.

Esta vez el amago parece más serio. Tan inverosímil y condenado al fracaso como los anteriores, si bien sus agitadores se muestran más resueltos a perpetrarlo

Y entre los segundos, la voluntad de los dos grandes partidos centrales, PP y PSOE, de “trabajar coordinadamente en defensa de la Constitución, la unidad nacional, la soberanía nacional y la igualdad de todos los españoles”. Son los términos concertados por el presidente del Gobierno y el líder del principal partido de la oposición, Pedro Sánchez, después de su almuerzo de ayer en Moncloa, para el que se habían emplazado en su conversación telefónica del martes a mediodía, al conocerse la propuesta independentista y antes de la comparecencia de Rajoy ante los medios de comunicación.

Además de las palabras que figuran en el brevísimo comunicado conjunto, también se concertó la foto de ambos distribuida ayer a todos los medios de comunicación. Muchos habrán echado de menos en la foto a Albert Rivera, líder de Ciudadanos. Carece de representación parlamentaria a escala nacional. Pero aparece en las encuestas como tercera fuerza y se ha ganado el derecho a figurar en un frente común de rechazo al separatismo y defensa de la unidad de España. Esos dos vectores argumentales le sirvieron para desbordar sobradamente a los socialistas y al PP en las recientes elecciones catalanas.

Es verdad que Mariano Rajoy, por el teléfono movil de su jefe de Gabinete, Jorge Moragas, habló con Rivera el martes a mediodía, después de muchos intentos de localizarle, 15 minutos antes de la comparecencia del presidente en Moncloa, precisamente al objeto de anunciarle dicha comparecencia. Pero también es cierto que, al menos hasta última hora de ayer, en Moncloa no había ninguna previsión de que Rajoy y Rivera vayan a entrevistarse en las próximas horas. Los maliciosos lo relacionarán con la competición electoral abierta de cara al 20-D. Se equivocan. No tardarán en verse, aunque el formato no sea el mismo que el utilizado ayer con Pedro Sánchez, quien, por cierto, una hora antes de pasarse por Moncloa, decía ante la aristocracia de su partido (los 'barones', se entiende): “El PSOE siempre en la defensa de la unidad de España”.

Aun visto como un puro amago, intento, proyecto, posibilidad de ser, potencia que no se ha convertido en acto, según aprendimos en la física aristotélica, desde el 23 de febrero de 1981 no veíamos un ataque tan burdo al orden legal establecido. La diferencia está en el uso de la fuerza. Tejero echó mano a la pistola, mientras que en el techo del Parlament no rebotaron balas sino palabras cuando se declaró abierta la vía hacia un “Estado catalán independiente en forma de república”. Amago pacífico pero antidemocrático. Al margen de la ley nada es democrático en un Estado legítimamente constituido. Además, la propuesta atenta contra una mayoría de catalanes opuestos a la desconexión con España, según el dictamen 'plebiscitario' del 27-S.

Mariano Rajoy Pedro Sánchez