Es noticia
Soria, a la galería de juguetes rotos
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

Soria, a la galería de juguetes rotos

El ya ex ministro se ha convertido en otro miembro más de la lista de nombres a los que el PP, tras defenderles y dejarles caer, quiere usar como capital electoral

Foto: Soria jurando su cargo como ministro. (Reuters)
Soria jurando su cargo como ministro. (Reuters)

En realidad no han sido los papeles de Panamá los que se han llevado por delante la carrera política de Jose Manuel Soria (Las Palmas de Gran Canaria, 5 enero 1958), sino la propia torpeza expresiva y argumental del hasta ahora ministro de Industria. En otras circunstancias la antigua querencia de su familia por la opacidad del patrimonio mobiliario se hubiera perdido en la polvareda. Pero contó con la inestimable colaboración del afectado, que se hizo un nudo en las piernas cuando trataba de regatearse a sí mismo.

Sus cambios de versión y sus dispersas explicaciones retaron al mensajero y el mensajero le dobló el brazo. Lo que en principio hubiera sido el enésimo pretexto de distintos partidos para seguir escenificando la soledad política del PP se acabó convirtiendo en cacería contra un presunto delincuente de cuello blanco en modo de ministro mentiroso. O de ministro mentiroso visto por la gente como un delincuente de cuello blanco.

[Especial los papeles de Panamá: destapamos a Mossack Fonseca, la gran trama de las sociedades 'offshore']

No es que estuviéramos ante un supuesto delictivo concreto. Al fin y al cabo su sociedad (UK Lines Limited) solo era una de las doscientas cincuenta creadas por Canal Trust, que a su vez era un brazo de BBV Privanza para ocultar el patrimonio de sus clientes. Pero la filtración de algo ocurrido más de veinte años atrás revivía en vísperas de una campaña electoral y dejaba con cara de tontos a quienes, empezando por su jefe, Mariano Rajoy, creyeron -creímos- que era sincero cuando se declaró incompatible con los paraísos fiscales, salvo error de origen desconocido que hacía pensar lo contrario. No era un error. Y entonces la excusa fue que el episodio se perdía en las nieblas de los primeros años noventa, pero entonces resultó que la sociedad estaba viva en 2002. El remate fue la aparición de su firma en un acta de nombramiento como secretario de una de esas sociedades utilizadas para practicar la ocultación de capitales o el separatismo fiscal.

Las excusas de Soria y su torpeza expresiva y argumental terminaron por sentenciarle

La derivada política se materializó en un comunicado público de José Manuel Soria anunciando el viernes por la mañana su irrevocable renuncia a las funciones de ministro, al acta de diputado y la vida política. Ni siquiera asistió a la reunión del Gobierno en funciones. Mientras el presidente, Mariano Rajoy se escondía entre los pliegues de la púrpura monclovita, fue el ministro Montoro quien fijó la doctrina en la habitual rueda de prensa: “No se puede estar en el Gobierno y haber operado en paraísos fiscales”. La vicepresidenta, Sáenz de Santamaría, remató a puerta vacía: “Estoy de acuerdo con el ministro de de Hacienda, como no podía ser de otra manera”.

No tiene mayor historia el ingreso de Soria en la galería de juguetes rotos de la política nacional. Así termina la carrera de veintitantos años en la vida pública de este licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales que salía en las quinielas sucesorias. Le sirvió de poco apuntarse a la coartada de que el tiempo lo cura todo, aunque inicialmente el propio entorno de Mariano Rajoy la diera por buena. De hecho, aparece en el comunicado de renuncia, donde el ya exministro alega que sus embarullados argumentos se debieron a la falta de una información precisa “sobre hechos que ocurrieron hace más de veinte años”, de modo que nadie pueda endosarle a posteriori la voluntad de mentir. Solo la de haber incurrido en imperdonable torpeza.

El PP se empeña ahora en hacer capital electoral de la primera víctima de los papeles de Panamá

Por tanto, Soria solo se fustiga por haber cometido “errores en sus explicaciones”, asumiendo, no obstante, que estaban haciendo daño “al Gobierno, al PP, a mis compañeros y a los votantes”, en un momento político, “singularmente grave”. Por su parte, Moncloa se esfuerza en precisar que en realidad no estamos ante un caso de “corrupción”, pues los hechos no tienen absolutamente nada que ver con el ejercicio de su actividad política a escala municipal, autonómica y nacional, según sus distintas épocas de vida pública.

El párrafo final del comunicado de Soria parece dictado por Rajoy con una idea fija: convertir a esta primera víctima nacional de los papeles de Panamá en capital electoral del PP. A saber: “La política es una actividad que debe ser en todo momento ejemplar, también en la pedagogía y las explicaciones públicas. Y si no es así, deben asumirse las responsabilidades correspondientes”. Amén.

En realidad no han sido los papeles de Panamá los que se han llevado por delante la carrera política de Jose Manuel Soria (Las Palmas de Gran Canaria, 5 enero 1958), sino la propia torpeza expresiva y argumental del hasta ahora ministro de Industria. En otras circunstancias la antigua querencia de su familia por la opacidad del patrimonio mobiliario se hubiera perdido en la polvareda. Pero contó con la inestimable colaboración del afectado, que se hizo un nudo en las piernas cuando trataba de regatearse a sí mismo.

José Manuel Soria Mariano Rajoy Soraya Sáenz de Santamaría Cristóbal Montoro