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PSOE: el miedo como palanca electoral
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Antonio Casado

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PSOE: el miedo como palanca electoral

El miedo guarda la viña y se convierte en el gran resorte para la reanimación del PSOE ante la nueva llamada a las urnas

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante su presentación como candidato del partido a la presidencia del Gobierno. (EFE)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante su presentación como candidato del partido a la presidencia del Gobierno. (EFE)

Convencidos de que el apareamiento Podemos Unidos (la alteración de los vectores es deliberada) no se inspira en la sed de victoria sino en la necesidad de sobrevivir a las encuestas (Podemos) y a las deudas (Izquierda Unida), los socialistas no pretenden combatir el miedo al 'sorpasso' sino utilizarlo como activador del voto, una vez silenciado el ruido de muebles puertas adentro del PSOE.

El miedo al 'sorpasso', alimentado por las últimas encuestas y las ensoñaciones del pablismo-leninismo, se refuta con informes que registran un alto índice de rechazo a Podemos, muy concentrado en la figura de Pablo Manuel Iglesias, entre militantes y votantes socialistas. “El complejo previo al 20-D ya ha desaparecido entre los militantes socialistas, al darse cuenta de que Podemos funciona con métodos autoritarios y de que Iglesias es un impostor”, me dice un alto dirigente del PSOE.

Y en cuanto al ruido de muebles, se ha escenificado durante los últimos días un cierre de filas en torno al candidato Sánchez que, al menos hasta el día después de las elecciones generales del 26-J, trasladará la imagen de un partido obligado a estar unido si no quiere caer en la irrelevancia política.

El miedo al 'sorpasso' se refuta con informes que registran un alto índice de rechazo a Podemos, muy concentrado en la figura de Pablo Manuel Iglesias

El miedo guarda la viña y se convierte en el gran resorte para la reanimación del PSOE ante la nueva llamada a las urnas. Miedo a ser desbordados por la izquierda gamberra y también miedo a que la división interna y el descreimiento en el líder extiendan la negra sombra de la resignación.

La sombra planeó tras el humillante portazo de Podemos, cuando Sánchez ya había hecho creer a su gente que el reinado de Rajoy en Moncloa tocaba a su fin. Últimamente tiende a desvanecerse, gracias a las últimas iniciativas de Sánchez, un bien elaborado discurso y la interesada cooperación de la presidenta andaluza, Susana Díaz, los demás barones regionales y los anteriores secretarios generales.

Por tercera vez en una semana, la rivalidad entre Díaz y Sánchez quedó subsumida en la foto cómplice de los dos dirigentes comprometidos en la misma causa

Ayer, en Granada, y por tercera vez en poco más de una semana, la rivalidad política entre Díaz y Sánchez quedó subsumida en la foto cómplice de los dos dirigentes socialistas comprometidos en la misma causa electoral. Para entonces, la lideresa andaluza ya había apadrinado la candidatura de Sánchez en presencia de todos los barones regionales (menos Ximo Puig, que se sumó luego con su mejor sonrisa). Al día siguiente, en un campo de fútbol de Hospitalet de Llobregat, el candidato hizo centrocampismo en la presentación de su Gobierno en la sombra. Y anteayer reunió en Madrid a sus antecesores en el cargo. Todos ellos (Felipe, en diferido, por problemas de agenda) acreditaron su voluntad de remada conjunta por mejorar, y recuperar en su caso, la sintonía con los votantes de un partido histórico.

Respecto a Podemos, el PSOE pone cara de perro en su discurso, como ayer quedó claro en un desayuno informativo con Pedro Sánchez. Insistió en culpar al partido morado de la continuidad del PP en el poder: “Pudo haber elegido a un presidente socialista, pero prefirió a Rajoy”, dijo después de sostener que “desde la misma noche del 20-D, Iglesias apostó por impedir un presidente del PSOE y por repetir las elecciones”. De cara al futuro, estuvo todavía más contundente: “Si dependo de los votos de Iglesias, nunca seré presidente del Gobierno”. Y más adelante: “Iglesias solo se quiere a sí mismo”.

Convencidos de que el apareamiento Podemos Unidos (la alteración de los vectores es deliberada) no se inspira en la sed de victoria sino en la necesidad de sobrevivir a las encuestas (Podemos) y a las deudas (Izquierda Unida), los socialistas no pretenden combatir el miedo al 'sorpasso' sino utilizarlo como activador del voto, una vez silenciado el ruido de muebles puertas adentro del PSOE.

Susana Díaz Pedro Sánchez