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Cospedal a Rajoy: “Si esa es tu decisión…”
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Nacho Cardero

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Cospedal a Rajoy: “Si esa es tu decisión…”

El vodevil para liderar el PP andaluz, devenido en sainete de los Hermanos Álvarez Quintero, ha encabritado a una parte significativa del partido y ha puesto

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El vodevil para liderar el PP andaluz, devenido en sainete de los Hermanos Álvarez Quintero, ha encabritado a una parte significativa del partido y ha puesto de manifiesto la cavernosa distancia que separa al Gobierno de la formación que lo sustenta. El sainete empezó a escribirse allá por el mes de septiembre del año pasado, en una reunión entre el jefe del Ejecutivo y la secretaria general del PP. “Presidente, en el tema de Andalucía, como mi relación con Arenas [vicesecretario y anterior candidato a la Junta] no es todo lo buena que debiera, lo mejor es que el asunto lo lleve otra persona”, se sinceró Cospedal. “Como quieras”, aceptó Rajoy. “Yo mismo me puedo encargar… pero tienes que darme cuatro nombres”.

Acto seguido, la manchega le pasó una lista con los cuatro perfiles que, en su opinión, contaban con más posibilidades de cosechar unos buenos resultados en aquella comunidad. Por orden de preferencia: José Antonio Nieto, alcalde de Córdoba; Esperanza Oña, alcaldesa de Fuengirola; José Luis Sanz, secretario general del PP andaluz, y Carmen Crespo, delegada del Gobierno en esta región. Ninguno de ellos, ya es sabido, fue finalmente el agraciado. Como buen aficionado a los deportes, aquella lista apenas debió de servir para ensayar canastas de tres puntos en la papelera de la Moncloa.

Mientras Rajoy permanecía silente, inmóvil cual efigie egipcia, el PP andaluz se convertía en un hervidero arrastrado por esa estrategia del presidente del Gobierno de agotar plazos, de decidir en el último segundo, cuando la situación está próxima a descarrilar, como sucede en el affaire catalán. No volvió a abordar el asunto de marras hasta la Convención pucelana. Entonces, aprovechando que el Pisuerga pasaba por Valladolid, se dirigió de nuevo a la secretaria general en un tono casi mesiánico: “María Dolores, vete a Sevilla, reúne a los presidentes provinciales y convoca un Congreso regional”.

Cospedal siguió a pies juntillas las instrucciones del jefe de filas pese a desconocer quién era el ungido para dirigir las huestes andaluzas. Fue el pasado lunes, a falta de veinticuatro horas para que expirara el plazo de presentación de candidaturas, cuando la llamaron de Moncloa. “Será Juan Manuel Moreno”, le reconoció Rajoy. Se hizo el silencio. “¿Qué te parece?”. “No lo sé, pero si es tu decisión…”, respondió la secretaria general en un tono neutro, casi mortecino, sabedora ella de que las elecciones de Rajoy son un arcano digno de un monográfico de Cuarto Milenio.

Aseguran en el partido que fue el valido real, Jorge Moragas, quien sopló el nombre de Moreno Bonilla a los oídos de Rajoy. Tampoco existe la certeza absoluta de que haya sido así. Lo que parece meridianamente claro es que no se trata de un hombre de Cospedal –que ha hecho todo lo posible por mantenerse al margen de tamaño guirigay–, ni tampoco de Soraya. Dicen que va a jugar el rol de tapado de Arenas, pero el nuevo líder andaluz se desmarca y matiza “que exageran su relación con el sevillano”. Todos coinciden, en cambio, en señalarle como un protegido de Ana Mato, su jefa en el Ministerio de Sanidad, donde ocupa cargo de secretario de Estado.

Un ‘punching ball’ para Susana Díaz

Juan Manuel Moreno Bonilla.Juan Manuel Moreno Bonilla (Barcelona, 1970) decía ser licenciado en Dirección y Administración de Empresas y tener un máster en esta especialidad por EADE, o al menos eso se podía leer en su curriculum vitae. Lo nombraron presidente de Nuevas Generaciones en 1997, cargo que ocupó hasta 2001. Moreno atribuye el nombramiento a la confianza de Ángel Acebes, aunque su gran valedor siempre ha sido Alejandro Agag, con el que compartía amistades en el Clan de Becerril. Sin el apoyo del yerno de Aznar, jamás habría llegado tan lejos en política. Tras la victoria de 2011, Mato lo recuperó para su ministerio como secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad hasta que, esta misma semana, se lo arrebataron para convertirlo en ariete contra el PSOE andaluz.

En el Partido Popular no saben si darle el pésame o la enhorabuena. Hay apuestas por ver cuántos asaltos le durará a Susana ‘Vendaval’ Díaz, la esperanza del nuevo PSOE, una señora que, al tiempo que se erige en abanderada contra la corrupción, le da un piquito en los morros a Griñán, que igual que se muestra como el Capitán Trueno de los desahuciados y los desfavorecidos, se deja fotografiar con Botín y Alierta.

Por el contrario, está todavía por ver la pegada de Moreno Bonilla. Además de arrastrar un puñado de hándicaps de los que va a ser imposible desembarazarse, ni es diputado andaluz, ni podrá expresar su opinión en el foro, ni se ha trabajado aquella comunidad. Salvando las distancias, recuerda a Antonio Hernández Mancha, presidente de Alianza Popular entre 1987 y 1989, que al no contar con el acta de diputado jamás pudo enfrentarse a Felipe González, siendo vapuleado cual punching ball no sólo por el PSOE, sino también por el resto de partidos del arco parlamentario. Rajoy quería un candidato y ya tiene uno. A caballo regalado, dicen, no le mires el diente.

El vodevil para liderar el PP andaluz, devenido en sainete de los Hermanos Álvarez Quintero, ha encabritado a una parte significativa del partido y ha puesto de manifiesto la cavernosa distancia que separa al Gobierno de la formación que lo sustenta. El sainete empezó a escribirse allá por el mes de septiembre del año pasado, en una reunión entre el jefe del Ejecutivo y la secretaria general del PP. “Presidente, en el tema de Andalucía, como mi relación con Arenas [vicesecretario y anterior candidato a la Junta] no es todo lo buena que debiera, lo mejor es que el asunto lo lleve otra persona”, se sinceró Cospedal. “Como quieras”, aceptó Rajoy. “Yo mismo me puedo encargar… pero tienes que darme cuatro nombres”.

María Dolores de Cospedal Mariano Rajoy Javier Arenas