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Cataluña cree que la prima de riesgo acusa errores de Montoro y Margallo
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Joan Tapia

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Cataluña cree que la prima de riesgo acusa errores de Montoro y Margallo

Rajoy ha perdido puntos. El plan de ajuste de 65.000 millones y la subida del IVA, en especial lo irracional de que muchos productos salten del

Rajoy ha perdido puntos. El plan de ajuste de 65.000 millones y la subida del IVA, en especial lo irracional de que muchos productos salten del 8 al 21%, ha sido determinante. Pero en el mundo empresarial y político catalán hay también una pérdida de confianza en su capacidad política.

En el frente autonómico se subraya que el Gobierno, con sus mensajes alarmistas, ha creado un clima negativo y de suspicacia que al primero que perjudica es al rating de España. Que el Consejo de Política Fiscal y Financiera del jueves 12 de julio fuera muy tenso porque el Estado se “apropió” de toda la suavización del déficit que la UE permitía (lo elevó del 5,3% al 6,3% del PIB) irritó a todas las comunidades. La Andalucía socialista votó en contra pero el Conseller catalán, Mas-Colell, que siempre intentó mantener una relación operativa con Hacienda, no sólo votó en contra sino que descalificó la actitud de Montoro. Y dos Comunidades del PP, Castilla-León y Extremadura, también votaron en contra.

La actitud rígida de Montoro en aquel Consejo ha tenido consecuencias. La primera es que CiU votó en contra del ajuste Rajoy de 65.000 millones cuando se abstuvo ante el de Zapatero de 15.000 millones en mayo del 2010. Ello hizo que el PP se quedara solo, lo que no ayuda a la digestión social de los recortes.

La segunda es que el Fondo de Liquidez Autonómica, sugerido hace mas de un año por Mas-Colell en la modalidad de hispabonos (bonos autonómicos avalados por el Estado), apareció sólo como un mecanismo de control disciplinario. Y la solicitud de ayuda ha sido interpretada como un petición de rescate-intervención (la intervención que contempla la ley de estabilidad presupuestaria es otra cosa). Así, cuando el pasado viernes Valencia solicitó ayuda al Fondo de Liquidez Autonómica, toda la prensa interpretó que estábamos ante una petición de rescate-intervención. Montoro, que inexplicablemente no conocía la iniciativa, quedó descolocado. Y el fantasma de una España autonómica en desbandada no ayudó a la prima de riesgo que superó por primera vez los 600 puntos.

Si el ministro de Hacienda había convertido un instrumento de cooperación –el Fondo de Liquidez Autonómica- en un oprobio para la comunidad demandante y para el Estado, es evidente que hay ineptitud política. Además, ¿cómo es posible que Valencia, una comunidad del PP, sorprendiera con su petición a la vicepresidenta y al ministro de Hacienda en plena rueda de prensa del Consejo de Ministros ante toda la prensa nacional y extranjera? En los círculos económicos catalanes la sorpresa fue mayúscula y la incomprensión total.

Es extraño que la Comunidad Valenciana sorprenda al ministro de Hacienda y la vicepresidenta con su petición de ayuda financiera pero que el ministro de Exteriores tache al BCE de "clandestino" es peorPero no es sólo el frente autonómico –la relación entre el Estado y las CCAA- el que indica parálisis política. Es también la imagen del Gobierno en los medios internacionales y su relación con Europa. No se entiende que el mismo día en que la UE aprueba el rescate de 100.000 millones para la banca española y que el Congreso aprueba un ajuste en línea con lo que pide Bruselas, la reacción del mercado sea de gran desconfianza. ¿Sólo por Valencia? 

Algo falla en la relación con Europa. Tras la pérdida del puesto en la dirección del Banco Central Europeo, porque el Gobierno se empeñó en un candidato no idóneo, el único español con cierto peso en las instituciones comunitarias es Joaquín Almunia, que visita Barcelona y que este invierno hizo una conferencia invitado por un centro de estudios que impulsa Jordi Pujol. En Cataluña, Almunia es apreciado por su europeísmo y no se entiende que el Gobierno español le haya 'maltratado'. ¿Por qué no 'utilizan' a Almunia que tiene peso en Bruselas?

También ha sorprendido la escasa sofistificación de las peticiones al Banco Central Europeo para que compre deuda española. Afirmar, como González Pons este fin de semana, que si el BCE compra bonos todo se soluciona es tener una visión elemental y simplista. Pero lo que ha “conmocionado” es el ministro de Asuntos Exteriores, el jefe de la diplomacia, dijera el viernes que el BCE estaba inactivo ante la crisis y parecía un “banco clandestino”. García Margallo ha sido eurodiputado muchos años y tiene fama de proximidad a la democracia cristiana alemana, cómo puede ignorar lo que es el BCE y cómo toma sus decisiones?.

Es natural que se intente que el BCE compre deuda española para frenar la especulación, pero la exigencia pública no es la mejor manera de influir en Frankfurt. ¿No lo sabe García Margallo? ¿Cree que “atacar” al BCE mejora la imagen de España? Además la acusación es injustificada porque el BCE ha prestado a la banca española 360.000 millones de euros -más del 60% de todos sus préstamos a la banca europea- que han servido para que el Estado español se haya financiado los últimos meses.

La Cataluña económica ha perdido confianza en que el Gobierno español pueda capear con éxito la gran tormenta sobre la deuda soberana y el rescate total se ve ya como algo difícil de evitar.

En este contexto mañana miércoles el Parlament de Cataluña se tiene que pronunciar sobre la propuesta de “pacto fiscal basado en el concierto” que apoyan CiU, ERC e ICV. Gran parte de la opinión catalana no cree en la viabilidad de la propuesta (documento del Cercle d' Economia) porque es 'de facto' una reforma constitucional que no tendrá el apoyo de los dos grandes partidos españoles. Y por la situación de pre-rescate en que vivimos. Pero esta misma Cataluña se siente decepcionada por un Gobierno que no ha sabido entenderse con un Conseller de Economía prestigioso y que ha logrado que la prima de riesgo (630 puntos) sea el doble de la que se encontró cuando llegó al Gobierno.

El PP, pese a su mayoría absoluta -o quizás por ella-, no ha logrado “racionalizar” el crispado debate español ni ha “normalizado” la relación con un gobierno catalán también de centro-derecha. La consecuencia es una honda preocupación en un mundo que –votara o no al PP- esperaba que España superara la complicada etapa final de Zapatero. 

Rajoy ha perdido puntos. El plan de ajuste de 65.000 millones y la subida del IVA, en especial lo irracional de que muchos productos salten del 8 al 21%, ha sido determinante. Pero en el mundo empresarial y político catalán hay también una pérdida de confianza en su capacidad política.

José Manuel García Margallo Cristóbal Montoro Generalitat de Cataluña