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Rajoy ante el dilema de una Cataluña dual
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Joan Tapia

Confidencias Catalanas

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Rajoy ante el dilema de una Cataluña dual

El sábado Rajoy arropó al PP catalán y dijo que había venido a Cataluña a ofrecer un proyecto de diálogo y concordia: “Llevo muy dentro la

El sábado Rajoy arropó al PP catalán y dijo que había venido a Cataluña a ofrecer un proyecto de diálogo y concordia: “Llevo muy dentro la España plural porque es lo que he vivido desde la infancia”. Luego atacó a Artur Mas: “Es muy preocupante que un líder juegue con los sentimientos y anuncie que dedicará toda una legislatura a arrastrar a siete millones de ciudadanos a un dilema imposible”.

No estaría mal pero, para tener credibilidad, debía haberse acordado del diálogo antes, cuando los partidos catalanes –salvo el PPC- respaldaron el nuevo Estatuto. No se trataba de aplaudirlo ni de aceptarlo -Zapatero lo hizo rectificar en el trámite parlamentario y CiU, PSC e ICV (no así ERC) tragaron-, pero sí de no hacer una agresiva campaña contraria en toda España recogiendo -dicen- cuatro millones de firmas. Y no recurrirlo luego ante el Constitucional con maniobras como la recusación de Pérez Tremps.  

La consecuencia es que no sólo el PP sino también el PSOE han perdido prestigio. Al fin y al cabo Zapatero, que dijo que apoyaría el Estatut que saliera de Cataluña, no supo defender el texto enmendado (“afeitado” según la ocurrente frase de Alfonso Guerra) ante el Constitucional. La España plural que ahora evoca Rajoy –y que tanto criticó hace pocos años- ha perdido credibilidad. Más aún si a ello añadimos la crisis y que el mismo Rey ha proclamado en la India que “desde dentro España da ganas de llorar”…

Así se entiende que un millón de catalanes salieran a la calle el pasado 11 de setiembre en una manifestación cívica y pacífica pidiendo la independencia. Y que las banderas “esteladas” aún sigan en algunos balcones. Pero la exigencia soberanista es mas fruto de la protesta y el hartazgo que el resultado de una firme convicción. Cataluña protesta contra los efectos de la crisis, agravada por una mala gestión, y el déficit fiscal, contra que no se cumplan los pactos de financiación e inversiones del Estado acordados entre los dos gobiernos, contra el trato que España dio al Estatut, protesta más por el ninguneo que significó que por el entusiasmo que había generado…

Cataluña duda. Sabe que la independencia puede originar problemas serios (de cohesión interna y de costes económicos de transición), pero el sentimiento de desafección respecto a España ha alcanzado límites insospechados hasta hace poco. ¿Se puede arreglar? 

Cabalgando sobre esta desafección con España, alertada por Montilla, el líder de CiU ha levantado la bandera de la consulta. Y la población catalana la respalda muy mayoritariamente. Pero el independentismo es más fruto del disgusto y la perplejidad con la realidad actual que de la convicción. La prueba está en las dos encuestas que la semana pasada publicaron El Periódico y La Vanguardia, los dos principales diarios de Barcelona. En ambas se palpa una cierta dualidad porque la protesta se puede canalizar hacia la independencia pero también hacia una nueva relación con España. El dilema que Rajoy y Rubalcaba deben afrontar es qué encaje de Cataluña creen más conveniente. El tradicional considera la Constitución un escudo infranqueable y cree que  nada sustantivo se debe mover. El problema con este enfoque es que alimenta el camino hacia la solución-milagro (errónea y costosa) de la independencia.

Pero la Constitución del 78, que admitía a medias que Cataluña, Euskadi y Galicia son naciones (hablaba de nacionalidades) también puede, en frase machadiana, “hacer camino al andar” (si quieren los dos grandes partidos españoles y los nacionalistas).

La Cataluña actual es dual. Hay dos mayorías no tangentes sino secantes con soluciones diferentes aunque no radicalmente opuestas. Por una parte hay una mayoría independentista. Para La Vanguardia, el 52%, contra el 35%, votaría hoy la independencia. Para El Periódico el 51% se declara independentista (el 22,4% de siempre y el 28,6% de los últimos tiempos) contra el 47,3%. Y el 57% contra el 34% votarían que Cataluña fuera un nuevo estado de la UE, un deseo que nadie puede garantizar. Hay pues mayoría independentista pero reciente y en base a la permanencia en la UE.

Pero hay otra mayoría que cree en el encaje en una España reformada. Según La Vanguardia, si Cataluña tuviera un pacto fiscal similar al vasco, el 44,85% votaría en contra de la independencia y el 42,88 a favor. Es un margen pequeño pero en la encuesta inmediatamente posterior al 11 de septiembre, el resultado era el inverso. Más decisivo es que sólo el 27% dice que la independencia es la única salida mientras que un 52% prefiere una reforma de la Constitución y el 18% se conformaría con una interpretación diferente de la Carta Magna. Y en la encuesta de El Periódico, el 48,3% cree que Cataluña podría alcanzar su plenitud nacional dentro de España frente al 43,3% que cree la independencia imprescindible.

Cataluña duda. Sabe que la independencia puede originar problemas serios (de cohesión interna y de costes económicos de transición), pero el sentimiento de desafección respecto a España ha alcanzado límites insospechados hasta hace poco. ¿Se puede arreglar?

No sé si Artur Mas (otra cosa sería Duran Lleida) tiene la capacidad política para entender la realidad (incluida la europea) y caminar hacia un pacto difícil. Dudo de que Rajoy tenga la voluntad y el aguante necesarios para explorar nuevos caminos que tendrían fuerte contestación en su partido y que le obligarían a un pacto a fondo (que parece no desear) con el PSOE. Quizás Rubalcaba (por realismo) y Pere Navarro (se juega el futuro del PSC) estarían mas abiertos. Pero los socialistas (españoles y catalanes) fracasaron hace muy poco y ahora no mandan ni en Madrid ni en Barcelona.

El sábado Rajoy arropó al PP catalán y dijo que había venido a Cataluña a ofrecer un proyecto de diálogo y concordia: “Llevo muy dentro la España plural porque es lo que he vivido desde la infancia”. Luego atacó a Artur Mas: “Es muy preocupante que un líder juegue con los sentimientos y anuncie que dedicará toda una legislatura a arrastrar a siete millones de ciudadanos a un dilema imposible”.

Mariano Rajoy Generalitat de Cataluña