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La ignorancia, el sentido común y el atrevimiento
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

Por

La ignorancia, el sentido común y el atrevimiento

Todo el mundo sabe que no tengo idea de economía y que intento manejarme con el sentido común. La otra tarde, aprovechando un rato

Todo el mundo sabe que no tengo idea de economía y que intento manejarme con el sentido común.

La otra tarde, aprovechando un rato de paz, me puse a arreglar el mundo, utilizando solo el sentido común, porque no tengo otras herramientas que utilizar.

En primer lugar, pienso que, “si yo fuera Grecia”, hace tiempo que habría hecho suspensión de pagos”. Y que el que caiga, que caiga. Que se lo hubieran pensado mejor.

Los bancos tienen 300.000 millones de euros “derivados de su exposición a la deuda soberana periférica europea”. Traduzco:

1.   Los Bancos, a base de decisiones equivocadas, una detrás de otra, y algunas a la vez, han metido dinero donde no debían meterlo.

2.   El dinero ese, ahora son 300.000 millones de euros, o sea, mucho. En Aragón dirían “muchismo”, comiéndose la i, después de la s, que así parece más.

Como, de vez en cuando, alguien habla con sentido común, entiendo claramente lo que ha dicho Francesc Homs, portavoz del Govern de la Generalitat catalana: “Si cuentas con un dinero, te lo gastas. Y si luego te lo quitan, te quedas sin”. (Esto del sin es una catalanada muy expresiva, que deja muy claro que te quedas sin. Sin nada.”)

Y pienso que, como todos hemos contado con el dinero que nos  prestaba un sistema financiero glorioso, nos lo hemos gastado. Y cuando el sistema financiero se ha secado, a base de decisiones equivocadas (una a una, etc.), nos hemos quedado sin.

Y quedarse sin es duro. Y es  más duro cuando repasas en qué nos lo hemos gastado y ves cada cosa…

Cosas que exigen que para un chisme que se hizo que no servía para nada, haya que hacer ahora un plan de viabilidad para ver qué demonios se hace con aquello. Y además, para que ese plan de viabilidad salga adelante, hay que meter 1,5 millones de euros más.

Desde mi ignorancia, estudio soluciones. Mejor dicho, estudio las soluciones -o lo que sea- que se les están ocurriendo a los que saben. Y digo “los  que saben” con un cierto retintín, porque tengo la impresión de que tampoco saben.

(Me compré el libro “La economía explicada a Zapatero y a sus sucesores, en dos tardes”, de Pedro Schwartz, que es un economista de los que saben y que, además, me cae muy bien. No lo he leído todavía, pero, en la contraportada dice que no basta con el sentido común. Que hay que saber. Ya se ve que voy por el camino equivocado.

Pero, además, hay una cosa que me aterroriza: si no basta con el sentido común, sino que hay que saber, ¿qué nos puede ocurrir con estos mozos que andan por ahí, que ni saben ni tienen sentido común? Contestación: una debacle. Como la actual.

Y, lanzado a estropear las cosas, me hago otra pregunta: ¿qué nos puede ocurrir si estos mozos, que no saben ni tienen sentido común, además, tienen muy poca vergüenza? No sé cuál es el aumentativo de debacle. Debaclón suena mal, pero esa es la idea.)

Ahora, en términos muy generales, hay dos posturas:

1.   La europea: austeridad. Señores, ya vale de hacer el bobo.

2.   La americana: echemos unos dólares a la calle, a ver si esto se anima.

(En este sentido, me hace mucha gracia lo de la operación twist, de Bernanke, el Presidente de la Reserva  Federal Americana. Se le ha ocurrido vender deuda a corto y comprar deuda a largo. Esto es como si yo te presto dinero a ti para que me lo devuelvas en 3 meses. Y cuando pasan los tres meses, te digo “bueno, ya me lo pagarás dentro de 30 años”.

Si llego a saber que esto se llamaba  twist, me habría evitado muchas preocupaciones cuando andaba tan aperreado (o sea, tan endeudado. O sea, tan apalancado. O sea, con un alto grado de “leverage”.)

¿Quién tiene razón? Pues, como siempre, todos. Lo que pasa es que pienso que no es una cosa u otra, sino que hay que hacer un “fine tuning”. (¿Qué os parece? No hay quien me pare.)

El “fine tuning” consiste en:

1.   Yo estoy muy endeudado.

2.   De ahí se deduce que me tendré que desendeudar.

3.   Pero no puedo hacerlo de golpe, porque mi endeudamiento es producto de muuuuuchas tonterías durante muuuuuchos años, y eso no se arregla en una tarde.

4.   Me tengo que empezar a portar bien.

5.   Portarme bien no quiere decir solo meter la tijera para hacer recortes. Tengo que meter la cabeza para discurrir.

6.   Discurrir es, entre otras cosas, fijar prioridades.

7.   Porque si te equivocas en las prioridades, pasa lo que pasa: que los médicos se quejan y los profesores se quejan.

8.   Y esto se llama despilfarro.

9.   (El otro día, la Defensora del Pueblo en funciones, ha propuesto que sea delito el despilfarro, o sea elegir mal las prioridades y tirar el dinero por la ventana porque así los idiotas nos ven desde la calle y nos votan. Supongo que esto es lo que deben pensar estos que patinan en las prioridades).

10.  Mientras me porto bien, tendré que preparar un presupuesto para el año que viene en el que ponga que voy a devolver un poco de la deuda y me voy a endeudar un poco menos que hasta ahora. De modo que, si ahora debo 164, el año que viene por estas fechas deberé 158. Y la señora Lagarde dirá que voy por el buen camino.

11.  Digo que me voy a endeudar un poco menos, o sea, que voy a seguir endeudándome, por lo que he dicho arriba, que esto no se arregla en una tarde.

12. O sea, que tiene que haber alguien que todavía me preste dinero. Y ese dinero lo tendrá que poner el BCE enchufando la maquinica de hacer billetes y fabricando unos cuantos.

13. Y yo creo que, con medidas de austeridad por un lado y con un poco de manga ancha por otro, igual conseguimos que los griegos no salgan a la calle y quemen neumáticos y que otros “periféricos” vayan perdiendo el miedo.

14. Que vayan perdiendo el miedo porque haya un plan. Y ese plan se explique a la gente. Y no me digáis esa bobada de que hay que “hacer pedagogía”. Cuando el Director General de una empresa presenta sus planes y sus logros ante el Consejo de Administración, no está haciendo pedagogía. Está informando de lo que hace y de lo que quiere conseguir con lo que hace. Y si lo consigue, bien, y si no, ni pedagogía ni gaitas. A la calle.

15. Todo esto nos tiene que llevar a una Europa más fuerte. Por supuesto, con eurobonos. Por supuesto, con un Ministro de Economía europeo. Por supuesto, con un Presidente de la Comisión Europea o de lo que sea que mande y que evite que Sarkozy y Cameron se larguen a Libia por su cuenta y para salvar sus cuentas y que haga que, en su lugar, vaya Europa. Que para eso en 1962 pedimos la incorporación al Mercado Común, que entonces se llamaba así.

16. Y si a eso se le llama “cesión de soberanía”, algún día (por ejemplo, hoy) nos tenemos que dar cuenta de que ya la hemos cedido.

17. El otro día hablé de las Comunidades Autónomas. A mí me parece que tienen un futuro muy negro. Y viendo cómo han funcionado algunas, no me importa nada.

18. Fitch, una de esas malvadas agencias de calificación de riesgos, ha dicho esta semana que Andalucía, Canarias, Cataluña, la Comunidad Valenciana y Murcia son menos de fiar y que les rebajan la nota.

19. Y si se la rebajan a los que componen España, pronto se la rebajarán a España también.

Releo lo escrito. Es una mezcla de atrevimiento e ignorancia. Ojalá  también haya un poquico de sentido común.

P.S.

1. El ex Presidente Zapatero ha dicho: “las campañas son para los candidatos. Yo no haré campaña”.

2. Y luego ha añadido que seguirá dedicado a mantener “la estabilidad financiera”.

3. Dios mío.

Todo el mundo sabe que no tengo idea de economía y que intento manejarme con el sentido común.