Es noticia
El discurso del Rey
  1. España
  2. Desde San Quirico
Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

Por

El discurso del Rey

Se está acabando un año duro, emocionante, apasionante, en el que muchas personas han sufrido mucho, en el que muchas personas han dado mucho -se han

Se está acabando un año duro, emocionante, apasionante, en el que muchas personas han sufrido mucho, en el que muchas personas han dado mucho -se han dado a sí mismas-, en el que se han hecho muchas reformas, revoluciones, cambios serios, que nos han afectado a todos.

Escuché el discurso del Rey por la radio. Me gusta más así. Cuando lo veo por la tele, me distraigo. Veo las banderas, el belén, los papeles encima de la mesa… Por la radio me concentro más.

Me enteré de que el Rey quiere:

1. Que la política se escriba con mayúsculas, o sea, POLÍTICA.

2. Y que la POLÍTICA es la que fija su atención en el “interés general y el bienestar de los ciudadanos”.

3. Y que esa POLÍTICA, lejos “de provocar el enfrentamiento, integra lo común para sumar fuerzas”

Mientras lo oía, yendo a casa en coche, solo, desde un pueblo cercano a San Quirico, iba diciendo “¡sí, señor!” cuando oía algo que me gustaba, y luego empecé a pensar en tooooooodos los que buscan el enfrentamiento en España.

Y me salieron muchos. Muchos a los que parece que les pagan para jorobar al prójimo. Para cuando alguien quiere trabajar, insultarle. Para cuando alguien quiere ser honrado, robarle. Para cuando alguien quiere ser leal, transfugarse (verbo que ya sé que no existe, pero se entiende). Para cuando uno lucha por salir adelante en una crisis como esta, decir que se está forrando. Para cuando uno es generoso, decirle que, con el dinero que tiene, eso no es ningún mérito y que lo hace para ahorrarse impuestos. Para cuando uno crea puestos de trabajo, decir que los tenía que crear en su pueblo, y no en el pueblo de al lado.

Si siguiese con los para cuandos, me saldría una lista larga. Y si queréis nombres, abrid cualquier periódico de hoy, de ayer, de mañana y allí están.

Y lo peor no son los que están, sino los que no están, o sea, la gente normal que puede llegar a pensar que para triunfar en la vida hay que hacer eso.

Y entonces inventamos la jungla. Y si inventamos la jungla y vivimos hechos unos jungleros, palabra que tampoco existe, entonces no es verdad lo que ha dicho el Rey: que España tiene fortaleza para afrontar la crisis.

Majestad, eso es verdad si somos honrados, si trabajamos en serio, si no somos una nación de choricetes. Porque si fuéramos una nación de choricetes, seríamos una porquería de nación y eso de la fortaleza de España habría que situarlo en los tiempos de Felipe II, cuando no se ponía el sol en nuestros dominios. Si somos así de desgraciaos, el sol no es que no se pondrá, es que no saldrá nunca en nuestros dominios, porque no tendremos ni uno solo.

Y cuando el Rey habla de desapego hacia las instituciones y hacia la función política”, me recuerda lo que escribió hace poco un autor al que le tengo mucho cariño: yo. En un arranque de inspiración dije que el capitalismo salvaje no existe. Que lo que existen son salvajes que hacen de capitalistas. O sea, que si ahora no existe la POLÍTICA es porque lo que hacen unos cuantos cientos de ceporros que hay por ahí no es política, ni con mayúsculas ni con minúsculas. Es jugueteo: con las ideas, los sentimientos y los dineros de muchos.

Ya sé lo que dirá alguno: que todo esto que ha dicho el Rey se lo aplique a sí mismo. Ya lo sé. El Rey también lo ha pasado mal. En alguna ocasión, por su propia culpa. Porque, como todo hijo de vecino, el Rey mete la pata alguna vez. Y, como todo hijo de vecino, unas veces lo hace sin que se entere la gente y otras, ostentóreamente”, como decía aquel presidente tan pintoresco que tuvo el Atleti (según mi yerno, ese es el nombre correcto del Atlético de Madrid).

Pero, como me dijo un amigo hace muchos años, cuando uno mete la pata, la saca”. Y eso es lo que hizo el Rey, y puedo asegurar que a su edad, un poco menos que la mía, pero por ahí le anda, cuesta bastante.

Es verdad una cosa que ha dicho en su discurso: que no todo es economía. Podría haber dicho que la economía es lo de menos. Que todo lo que pasa, todo todo, y, por si no queda claro, todo todo todo, se debe a eso de los valores. A que muchos se han olvidado de que lo que está bien está bien, y lo que está mal está mal y les ha dado por decir que, hombre, no es para tanto, y así, por ejemplo, nos pasa desapercibida la cifra de 118.359 interrupciones del embarazo, nuevo eufemismo con el que definimos el número de niños que se han cargado en 2011. (No tengo la cifra de 2012, porque aún no se ha acabado el año).

Leo que, por cada pensionista, hay 2,36 cotizantes que le dan de comer, de beber, de hacer viajes, de aprender a bailar, etc. O sea, que al cargarse 118.359 futuros cotizantes (de aquí a 18 años, que tampoco es para tanto), se han cargado de paso a 118.359 dividido por 2,36 = 50.152 viejecitos, que hoy tienen 49 años, y a los que, o les eutanasian, o sea, se los cargan, o lo van a pasar mal, sin pensión, sin viajes, sin baile y sin .

Y dentro de 18 años, el/la ministro/a de entonces dirá que peligra el sistema de pensiones. Ja.

P.S.

 

1.    Al hablar del Atleti, no he dicho que una vez mi yerno me hizo socio del Frente Atlético. Tuve mi carnet durante una temporada. Luego no lo renové, porque el Atleti me cae bien, pero un poco lejos. Si hubiera sido el Zaragoza, seguro que lo habría renovado y, además, pagando la cuota.

2.    He utilizado muchas palabras que no existen, pero como me salían de dentro, las he reproducido tal cual. Hace poco comí con un académico de la lengua. Espero que lo entenderá y me perdonará.

Se está acabando un año duro, emocionante, apasionante, en el que muchas personas han sufrido mucho, en el que muchas personas han dado mucho -se han dado a sí mismas-, en el que se han hecho muchas reformas, revoluciones, cambios serios, que nos han afectado a todos.