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Tiempo de remar
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Tiempo de remar

Almuerzo con un periodista de los de verdad. Hablamos de todo, arreglamos todo y lo pasamos muy bien. Aprovecho la ocasión para preguntarle si le agobia,

Almuerzo con un periodista de los de verdad. Hablamos de todo, arreglamos todo y lo pasamos muy bien. Aprovecho la ocasión para preguntarle si le agobia, como a mí, elegir el tema de su artículo semanal. Me dice que ese es SU problema. Le pide ideas a su mujer. Eso es lo que yo hago con la mía. Él lo hace de un modo más complicado que yo. Yo digo: "¿De qué escribo?" Él dice: "Necesito un tema en el que aparezca un niño que, después de sufrir de pequeño, triunfe en la vida a base de trabajo duro". Y se queja de su mujer: "Se le ocurren pocas cosas".

He descubierto que es bueno viajar y escuchar, y que de ahí salen los temas.

Voy a Palma de Mallorca en avión. Me cachean porque llevo un clavo de titanio en la cadera y pita. El responsable lo hace con toda amabilidad y, como va siendo habitual, me pregunta cuándo saldremos. Para aclarar la pregunta, añade: "De esta".

Ya en el avión, pasa a mi lado alguien a quien conozco, pero cuyo nombre no recuerdo. Me saluda muy cariñoso. Le pregunto qué tal van las cosas y me contesta: "Remando". Y sigue adelante, buscando su sitio.

En la Biblia, habla de "tiempo de nacer, tiempo de morir; tiempo de llorar, tiempo de reír; tiempo de romper, tiempo de coser; tiempo de callar y tiempo de hablar".

Ahora estamos en tiempo de remar.

De pequeño, veraneaba con mis padres en San Sebastián. A primeros de septiembre, prácticamente como cierre de la temporada de verano, se celebraban en la Concha las regatas de traineras. Como mí madre era de Irún, nosotros íbamos con la de Fuenterrabía (así se llamaba la actual Hondarribia), que ganaba con una cierta frecuencia, aunque de vez en cuando vencía Pedreña y nos estropeaba la fiesta. La llegada era todo un espectáculo y ver a los remeros destrozados por el esfuerzo, otro. Tan destrozado el que había ganado como el que no.

En el avión, no sé por qué, se me ha ocurrido unir las traineras con lo que me ha dicho el de seguridad del aeropuerto y con mi amigo el que rema, porque creo que lo ha definido muy bien.

Tiempo de remar.

Nunca he estado en una trainera, pero me parece que el remero no mira a dónde va. Se fía del patrón. Él rema y rema y con su esfuerzo, y una buena dirección del patrón, gana. O no.

Me hablan de una persona, empresario importante, que siempre encarga las cosas al que tiene más carga de trabajo. Dice que esos son los que sacan las cosas adelante. Los que reman.

Empalmo todo:

1. Necesitamos alguien que dirija, o sea, que sepa a dónde vamos (Europa), que sepa lo que hay que hacer para llegar a Europa, que sepa quién es el patrón (Merkel), que nos lo diga, para que nos enteremos.

2. Necesitamos aceptar lo del punto anterior, porque decir que no nos gusta, que no queremos, que perdemos soberanía... es perder el tiempo.

3. Es posible que veamos que hay cambios de rumbo (el patrón ha visto que, tal como venían las olas, había que modificarlo), pero como estamos en la trainera, hay que seguir. Por ejemplo: por mandato, el Banco Central Europeo (BCE) no debe fabricar dinero. Ahora se plantea (lo plantea el presidente del Bundesbank) que compre activos, o sea, que fabrique dinero. También contempla cobrar comisión de mantenimiento a los bancos que guarden el dinero en el BCE. Todo para que el dinero llegue a las empresas, que ya va siendo hora.

Nosotros, a remar. Aprovechando todo lo aprovechable. Si hay microcréditos para emprendedores, a por ellos. Si un banco ofrece créditos a pymes, a por ellos. Si hay que irse a Singapur, a Singapur (vuelvo a repetir que eso no es una fuga de talentos. Mi amigo, el que se fue hace 5 años, ha vuelto, sabiendo más, con una visión mucho más amplia de la vida... O sea, con la exportación temporal de talentos, enriquecemos España).

El Gobierno, a remar, o sea:

1. A saber adónde vamos, a decírnoslo y a animarnos, con un comportamiento serio y correcto.

2. A meterse de una vez con el modelo autonómicoa base de realizar presupuesto base cero en la Administración central y en las autonómicas.

3. A no decir que aquí manda Merkel (eso me lo reservo para mí), sino a ilusionarnos con la seriedad que exige ir hacia Europa.

4. A decir claramente que tenemos tres años para alcanzar los 30.000 millones de déficit.

5. A decir claramente que mejor que no volvamos a las andadas y que salir de la crisis no quiere decir volver a endeudarnos, volver a arruinarnos yquedarnos endeudados por los siglos sin fin.

Todo lo anterior exige que el patrón de la trainera sepa en qué terreno juega, en qué dirección va y qué cambios tiene que hacer sobre la marcha.

Y los remeros, a entender lo que hace el patrón y a remar.

Sabiendo que, en el remar, está el éxito.

Aunque alguna vez gane Pedreña.

Almuerzo con un periodista de los de verdad. Hablamos de todo, arreglamos todo y lo pasamos muy bien. Aprovecho la ocasión para preguntarle si le agobia, como a mí, elegir el tema de su artículo semanal. Me dice que ese es SU problema. Le pide ideas a su mujer. Eso es lo que yo hago con la mía. Él lo hace de un modo más complicado que yo. Yo digo: "¿De qué escribo?" Él dice: "Necesito un tema en el que aparezca un niño que, después de sufrir de pequeño, triunfe en la vida a base de trabajo duro". Y se queja de su mujer: "Se le ocurren pocas cosas".

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