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Me dormí y soñé
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Me dormí y soñé

Cuando empezó el Máster en el IESE, yo daba clases en un curso que se llamaba Entorno social, político y económico. Se trataba de enterarse de lo

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Cuando empezó el máster en el IESE, yo daba clases en un curso que se llamaba "Entorno social, político y económico".

Se trataba de enterarse de lo que pasaba –aunque algunos no se lo crean, ya pasaban muchas cosas en 1963–, de entenderlo, de ver cómo aquello me afectaba a mí y a mi empresa y de determinar cómo debíamos actuar.

Pienso en lo que hago yo ahora y me parece que se ha cerrado el círculo. Que después de dar muchas vueltas profesionales, y de las otras, en mi vida, he vuelto a preocuparme por el entorno social, político y económico. No es nada difícil, porque todos hablan de eso por la calle. Mi vieja asignatura en el máster se ha “democratizado”.

Empiezo por lo económico

1. Lo hemos pasado mal, muy mal. Lo seguimos pasando mal. Unas recetas –necesarias– de austeridad, o sea, de no siga usted haciendo el tonto, pensando que todo el monte es orégano y que el dinero es ilimitado y que si se acaba, ya lo fabricaremos, han hecho que vivamos peor.

Luego vuelvo a lo económico. Ahora, me paso a lo social.

2. Cuando uno está acostumbrado a vivir de una manera y a hacerse ilusiones y alguien le echa el freno, se enfada.

3. Mucha gente sufre mucho por lo de la austeridad y se ve en apuros para pagar la hipoteca y se queda sin casa y, además, la despiden del trabajo. En esas circunstancias, lo normal es que no esté contenta.

Ahora, lo político

4. Ahora, y antes. Porque de la actuación de los políticos dependen muchas cosas.

5. Dependen muchas cosas de su actuación política, y de su actuación económica, que con frecuencia es consecuencia de la política.

6. Y muchas cosas dependen, ¡ojo al dato! (José María García acertó con la frase), de su actuación moral.

Un inciso

7. Un inciso, porque de esas cosas, unas son opinables. Lo político y lo económico, normalmente –hay excepciones– es opinable, aunque los que defienden una y otra posición lo hagan con gran ardor, como si aquello fuera un dogma.

8. Otras cosas no son opinables. La actuación moral no es opinable. O es buena o es mala. La buena se admite y la mala se rechaza, por mucho que la mona se vista de seda.

Otro inciso, que son dos

9. Hablo de lo económico, de lo político, de lo social. No son campos separados. Todo está interrelacionado. Todo forma parte de todo. No se puede tocar una cosita en uno de los campos sin que las demás se muevan.

10. Y ahora, lo importante. En este mundo globalizado, el entorno social, político y económico de mi país se confunde con los entornos de otros países. Hay muchas probabilidades de que una noticia en la parte baja de la cuarta página del Wall Street Journal, que no llega al quiosco donde compro los periódicos, me haga un agujero en la cuenta de resultados o me proporcione el pedido de mi vida, si me muevo bien.

Qué está pasando ahora

Mezclo todo, por lo que acabo de decir.

11. La austeridad ha funcionado, obligados por las circunstancias y por Ángela.

12. Estamos en un momento en que dudamos si nos hemos pasado o no. Porque la deflación está ahí, a las puertas.

13. El Estado español se está financiando muy barato. Aquí hay que recordar que “financiar” quiere decir “refinanciar”, o sea, pagar los vencimientos de este año con otros créditos, que nos salen más baratos que hace unos años, porque, precisamente por la austeridad, la gente que tiene euros para invertir se fía más de nosotros.

14. Siempre que se habla de que debemos un billón de euros, me pregunto: “¿A quién?”

15. Se lo debemos a:

  • Nosotros mismos, que prestamos dinero al Estado comprando bonos, letras y obligaciones.
  • Los bancos, que también le prestan.
  • La Seguridad Social, que también.
  • Y a algún fondo o a muchos.

Los bancos

16. Me meto tanto con ellos que, a veces, me digo: “Pobres, no te pases”. Y luego digo: “De pobres, nada”. Porque lo que he puesto en el punto 15 b) consiste, desde esta mañana (escribo por la tarde del jueves 4 de septiembre) en tomar dinero prestado del BCE al 0,05 % (o sea, casi gratis) y prestárselo al Estado a más %. La diferencia entre “más” y 0,05, se llama carry trade como se podía llamar chollo, aunque en las cuentas de resultados de los bancos le llaman ROF, resultado de operaciones financieras.

*******

… De repente, me entra el sueño, porque escribo después de comer y no he podido dormir la siesta.

Esta mañana se ha reunido el Consejo de Gobierno del BCE y ha puesto el tipo de interés al 0,05 y el de la facilidad de depósito, al -0,20%.

Paseo con mi amigo por San Quirico. Veo que han cambiado el rótulo de la oficina de la Caja de Ahorros. Ahora se llama Agencia del BCE en San Quirico. Mi amigo está muy contento, porque hoy ha ido a pedir un crédito y se lo han dado a un interés muy aceptable, por encima del 0,05%, claro, pero no mucho, lo necesario para que la Agencia pueda pagar la luz, el agua, los sueldos del director y un empleado y tener un beneficio decente. Además, han aprovechado el cambio de nombre para pintar la oficina, que estaba un poco desconchada.

Le han dicho, además, a mi amigo de San Quirico, que lo cuente en el pueblo, porque tienen órdenes directas de D. Mario de abrir el grifo. Que les ha dicho que ni carry trade ni gaitas y que supone que no se les ocurrirá meter en la facilidad de depósito el dinero que les mande, porque si compran a 0,05 y venden a -0,20 se notará en la cuenta de resultados (el director de la agencia dice: “Este D. Mario es muy listo”), no cumplirán sus objetivos y los echarán a la calle, y en San Quirico no hay otro banco donde colocarse y las plantillas de las entidades financieras de los pueblos de alrededor están completas.

Mi amigo se pregunta y me pregunta qué hacían los bancos antes de que el BCE pusiera oficinas en todas las ciudades y pueblos de España, aprovechando las que se han quedado vacías por las fusiones, desapariciones, absorciones y destrucciones que han causado esos chicos.

Y no sé qué contestarle...

En ese momento, mi mujer me dice: “Leopoldo, que te has dormido. Decías no sé qué del BCE y San Quirico. Despierta, que tienes que acabar el artículo”.

*******

Me despierto, me lavo la cara, tomo un café y veo que, además, el BCE va a comprar activos a los bancos. Entiendo que eso quiere decir que un banco tiene en el activo una hipoteca concedida a otro vecino de San Quirico, que la pagará, si Dios quiere, en 30 años. El BCE le dice: “Te compro la hipoteca y te la pago chinchín, con un pequeño descuento. Ya me encargaré yo de cobrarla”. Con ello, el otro vecino de San Quirico presume de que tiene una hipoteca en Fráncfort con el BCE, y el banco español se ha quitado de encima una preocupación y, quizá, un muerto. En el Activo, en vez de “hipoteca” pone “euros”. ¡Ya puede volver a hacer locuras!

O, volviendo al sueño, a dar créditos y a ayudar a poner en marcha la economía que, de verdad, no sé cómo consigue funcionar ahora y dicen que casi es la locomotora de Europa.

Mezclo sueño con buenos deseos. Mario ha funcionado bien. Entre Mario y mi amigo de San Quirico todavía hay bancos, porque mi sueño fue eso, un sueño. La Caja de Ahorros de San Quirico sigue existiendo, un poco desconchada, en el pueblo imaginario.

En los años 70, Fermín Valencia, un cantautor navarro, escribió una canción que se titulaba "¡Que le quiten el tapón al botellón!".

Entre el BCE y mi amigo de San Quirico está la caja de ahorros de ese pueblo. Es el tapón, que dedica toda su actividad a ponerse guapa para el examen que le hará el BCE en noviembre y se olvida de que hay empresas a las que unos euros de crédito les irían muy bien.

Si, con las medidas de hoy, Mario consigue quitar el tapón, habría que hacerle una estatua y ponerla en la Plaza Mayor de San Quirico, al lado de la de Ángela.

Con un letrero común a los dos: “El pueblo, agradecido”.

Cuando empezó el máster en el IESE, yo daba clases en un curso que se llamaba "Entorno social, político y económico".

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