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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Ana Patricia dice que está buscando clientes leales. A mí siempre me ha gustado que se diga de alguien que es leal, o sea, que “cumple lo

Foto: El primer ministro griego, Alexis Tsipras
El primer ministro griego, Alexis Tsipras

Ana Patricia dice que está buscando clientes leales. A mí siempre me ha gustado que se diga de alguien que es leal, o sea, que“cumple lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien”,según laúltima versión del Diccionario de la Lengua Española.(Aclaración innecesaria: la“hombría de bien”también sirve para las mujeres).

Pienso que la lealtad es un camino de ida y vuelta. O sea, que Ana Patricia está diciendo que Santander será un banco leal, lo cual, después de tantas deslealtades que hemos visto en el negocio financiero y en los que le rodean (multa de 1.300 millones de euros a S&P por decir que las hipotecas porquería eran una preciosidad bienoliente), viene a decir:“Nosotros nos portaremos siempre bien. Seremos leales con los leales. O sea, con todos, porque a los no leales no les dejaremos entrar”.

A un señor le han despedido de la empresa en la que trabajaba hace muchos años. El hecho, en sí, es algo habitual y parece que no hay que perder el tiempo hablando de ello. Este señor ha cobrado una indemnización maja. No tendrá que ir al paro ni pasará apuros. Le han hecho presidente honorario y el consejo ha aprobado por unanimidad su gestión.

Ahí se han acabado las amabilidades. Podían haber dicho que había dimitido“por motivos personales”,o“para dedicarse a nuevos proyectos empresariales”o“porque ya ha cumplido los objetivos de la etapa para la que fue contratado”,razones que todos sabemos que son falsas, pero que le permitirían entrar en los restaurantes de siempre, y saludar a los amigos de siempre con la cara bien alta.

Pues no. El máximo accionista se ha descolgado diciendo que le han despedido por cuatro razones:

1.La fuerte caída de la cotización de las acciones de la sociedad.

2.Los malos resultados obtenidos en los últimos ejercicios.

3.La decepción percibida en los accionistas.

4.Las dudas suscitadas en el mercado sobre la estrategia que este señor iba siguiendo.

Con estos piropos, le va a costar más entrar en los restaurantes de siempre y, si quiere buscar empleo, no podrá presentar una carta de recomendación de la antigua empresa, porque los periódicos ya han publicado la opinión del“despedidor”y el prestigio de este señor ha caído por los suelos. Han dicho, en unas líneas:“¡Le echamos por malo!”.

(Hay otra razón por la que esta persona se ha ido a la calle: parece que no se entendía muy bien con un ministro con el que debía entenderse bien. Y ha ganado el ministro. Pero no entenderse con un ministro no es nada deshonroso. En alguna empresa, hasta lo considerarían un mérito profesional).

Había empezado el artículo hablando de lealtad. Creo que no me van aofrecer a mí el puesto que ocupaba hasta ahora ese señor. Pero, si, en un alarde de insensatez, me lo ofrecieran y yo, en un alarde de inconsciencia loca e impropia de mi edad, lo aceptase, con contrato indefinido, por supuesto, y fijando la indemnización de salida, por supuesto, exigiría que los contratantes firmasen previamente un comunicado para el día que me despidieran. En él dirían que lamentaban muchísimo que yo, personalmente, hubiera decidido marcharme, porque directivos como yo, ni uno en el mercado. Comunicado que yo entregaría inmediatamente a uno de mis amigos periodistas para que lo publicara en el momento en que yo se lo dijera, junto con una entrevista conmigo en un diario económico, explicando por qué había decidido emprender una nueva aventura empresarial“con lo mayor que es usted”.

El dinero no lo estodo. Y, en este caso, me parece que no han sido leales con este señor, a quien no conozco de nada, y que han hecho, quizá inconscientemente, todolo necesario para hundir su carrera profesional.

Sigo hablando de lealtad. Cuando me entra una obsesión, no hay quien me pare. Veo las andanzas de Alexis Tsipras, primer ministro de Grecia, y Yanis Varufakis, su ministro de Finanzas, por Europa. No sé si tienen un programa concreto. Les veo cambiar las propuestas, aunque eso puede formar parte de un plan perfectamente trazado, que como no me lo han contado, no acabo de comprender bien, pero que pienso que tiene dos coordenadas: voy agastar lo que quiera y a no pagar lo que debo, porque no me da la gana.

Sin embargo, hay algo que no deberíamos olvidar: Grecia mintió para entrar en la UE. Ya sé que le ayudó un banco de inversión americano. Ahora también le va a ayudar en las negociaciones un banco de inversión franco-estadounidense. Por suerte, no es el mismo.

Cuando uno miente una vez en algo muy gordo y entra en un club porque engaña a los responsables de ese club, ese uno tiene que comprender que no se fíen de él. Que el francés le diga al italiano“cuidado con el griego”y que el español le diga al portugués“no te fíes, que es griego y ya sabemos cómomienten los griegos”.(Al alemán no hace falta decirle nada. Lo sabe todo.)

(Pongo entre paréntesis lo que viene a continuación, porque sé que lo he dicho en alguna parte y no me gustaría que hubiera sido en algún artículo de ElConfidencial.Si es así, saltaos, por favor, este párrafo. No hace mucho, comparé Grecia con el Real Zaragoza. Como los gestores anteriores de mi equipo llegaron a varios acuerdos con la Agencia Tributaria y no cumplieron ninguno, ahora la AT no se fía del Zaragoza, aunque los nuevos gestores, que me parecen gente muy seria, juren que esta vez, sí. Al final, han llegado a un acuerdo, pero estoy seguro de que los de la Agencia siguen estando un poco nerviosos).

El que no es leal, no es leal. Y el que es mentiroso, miente. Ya sé que todos podemos convertirnos. Pero cuando uno se convierte, tiene que demostrarlo con hechos.

Además de la lealtad, hay que fijarse en la viabilidad. Porque yo puedo tener muy buenas intenciones, pero si lo que propongo no es viable, las buenas intenciones pueden ahora despertar esperanzas, luego convertirse en esperanzas fallidas, y acabar echando yo la culpa a los demás, que son todos muy malos.

Tsipras y Varufakis han levantado esperanzas. Lo primero que han hecho es anunciar unos gastos importantes, destinados a aliviar la situación de personas que sufren mucho. Solo un problema: no hay dinero. Y si el BCE no les compra deuda, o sea, no les presta euros porque no se fía de ellos, no comen. Todos dirán que el BCE es un malvado capitalista. Pero, sabiendo lo delicada que es la situación, me parece que estos mozos son un poco imprudentes, porque negociar con el poderoso a base de chulería suele ser malo. Y el poderoso no vive en Atenas.

Estos señores tienen sus estudios. Tsipras es ingeniero. Varufakis, economista. Por formación, pueden hacer las cosas. Pero no vaya a ser que las prisas, lasurgencias, sus ideologías, leslleven a amenazar a la malvada Europa y a engañar a su pueblo.

Sería una pena. Y una falta de lealtad.

Con su pueblo.

P.S.

  1. Hablando de falta de lealtad con su pueblo, veo que Artur quiere abrir 56 embajadas, respondiendo, sin duda, a las necesidades perentorias de la sociedad catalana, porque los que vivimos en Cataluña necesitamos urgentemente que alguien nos represente en esos 56 lugares.
  2. Boi Ruiz, conseller de Salut de la Generalitat catalana, es doctor en Medicina y Cirugía. De lo suyo, sabe.
  3. No sé si Boi es muy amigo de Artur, y si cuando habla, Artur le escucha o no.
  4. Boi, antes de que Artur abra las 56 embajadas, pásate, por favor, por los hospitales de Barcelona y comprueba que hay mantas suficientes para cada uno de los enfermos.
  5. No vaya a ser que, por descuido, colabores en la falta de lealtad de Artur con su pueblo.

Ana Patricia dice que está buscando clientes leales. A mí siempre me ha gustado que se diga de alguien que es leal, o sea, que“cumple lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien”,según laúltima versión del Diccionario de la Lengua Española.(Aclaración innecesaria: la“hombría de bien”también sirve para las mujeres).

Santander Paro