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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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Líneas rojas

Alexis ganó las elecciones. Y se puso a actuar como si el entorno no existiera. Pero el entorno es tozudo

Foto: El primer ministro griego, Alexis Tsipras. (Reuters)
El primer ministro griego, Alexis Tsipras. (Reuters)

Alexis está trabajando mucho. Ya no me acuerdo, pero me parece que no vino a mis clases del Máster en el IESE, donde yo daba una asignatura que se llamaba "Entorno político, social y económico". Pretendía que los alumnos se dieran cuenta de que no bastaba con mirar hacia el suelo, por si había agujeros. Que era muy conveniente -necesario, les decía- mirar alrededor, para ver las cosas que pasaban, porque, normalmente, esas cosas nos podían afectar.

Alexis no vino. Quizá no estaba matriculado, quizá pensó que no entendería el castellano, aunque había muchos profesores que se lo podrían haber explicado en inglés. Hasta yo me hubiera atrevido, como hice con un alumno coreano en el Programa Doctoral, al que di una clase en castellano, dándome cuenta inmediatamente de que el pobre no cogía ni una. Como había otros que sí cogían, acabé la clase, me lo llevé a comer y se la repetí en inglés. Juraría que me entendió y que me lo agradeció. Luego le invité a San Quirico, vino con su mujer y nos lo pasamos muy bien escuchando canciones coreanas, aunque no eran precisamente la alegría de la huerta.

Alexis ganó las elecciones. Y se puso a actuar como si el entorno no existiera. Pero el entorno es tozudo. Se revistió de troika -perdón, de instituciones- y le recordó los compromisos que tenía Grecia. No los gobiernos anteriores. GRECIA.

Al ver las opciones que tiene Grecia pienso lo de siempre: que es mejor malo conocido que bueno por conocer


Porque si cada gobierno dice que no cumple lo que firmó el gobierno anterior, lo mejor será olvidarnos de la democracia y establecer una dictadura perpetua, con un dictador perpetuo, al que se le pueda recordar que usted, usted mismo, firmó esto y lo que se firma va a Misa.

Alexis es un saltimbanqui en el mejor de los sentidos: "persona que realiza saltos y ejercicios acrobáticos, generalmente en espectáculos al aire libre". Este los ha hecho en los despachos en los que ha entrado, pero como nos lo cuentan en seguida, como si los hubiera hecho al aire libre.

¡Qué bueno es que exista el entorno! Ya en 1992, cuando el Barça perdió en Praga con el Sparta, Cruyff dijo que la culpa era del entorno. Bastantes no le entendieron, fundamentalmente porque habla castellano muy mal, aunque su mujer una vez dijo que tampoco se le entendía cuando hablaba holandés.

Es bueno que haya entorno, porque así se puede echar la culpa a los demás si algo no te sale bien. Esto lo inventó Franco, cuando achacaba todos los males a la conspiración judeo-masónica. Muerto Franco, la culpa de todo era de Franco y, cuarenta años más tarde, todavía hay algunos que hablan mal del Caudillo, pero los que discurren con la cabeza prefieren decir que la culpa fue de Suárez, Calvo Sotelo, Felipe González, etc. Y del Rey, por supuesto.

Alexis ha añadido otro culpable: Europa. La ha descubierto ahora, por no haber venido a mis clases. Se ha puesto a negociar con Europa y ha pensado que estaba en el mercado de su pueblo. Ahora te engaño, luego te engaño, después te engaño. Digo en Bruselas blanco con sonrisa y luego en Atenas, negro, sin sonrisa. Ahora intento saltarme a los ministros de Economía y Finanzas, los que forman el Eurogrupo, donde Mariano quiere colocar a Luis, y monto una reunión con los jefes de gobierno sin darme cuenta de que los que saben son los ministros y es malo que se enfaden conmigo. Saltimbanqui puro.

Luego marco unas líneas rojas. ¡De aquí no paso! Después me las salto. Pero antes, amenazo con un referéndum para pedir permiso para saltármelas. Más tarde, amenazo con nuevas elecciones, sobre todo cuando la plaza Sintagma empieza a llenarse de gente que me pregunta a qué jugamos.

Y, mientras tanto, Ángela cambiándose de chaqueta, no porque se pase de un partido a otro, sino para demostrar que su guardarropa es amplio, aunque, entre nosotros, no es el paradigma del buen gusto y la elegancia. Cambiándose de chaqueta mientras piensa: "¡a ver si este chico se entera!" Y, por si Ángela se descuida, Wolfgang Schäuble con su sonrisa acogedora, diciendo: "tengamos seriedad".

Europa, la Europa que quisimos hace tantos años, está ahí, con sus líos, con sus idas y venidas, pero mandando cada día más


Alexis ha querido hacer otra maniobra: ignorar a la señora Lagarde, a quien debe considerar americana, porque vive en Washington. ¡Menuda señora! ¡Como para ignorarle! En pañuelos para el cuello ha gastado mucho más dinero que Varoufakis en la bufanda Burberrys, de la que, además, le han dicho que es muy cara.

El entorno. Social, económico, político. Todo ello se llama Europa. Hay otros entornos que le tientan a Alexis: Rusia, China...Pero me parece que son inseguros. Leo que Grecia tiene tres opciones: seguir en la UE, venderse a China o cambiar las bases americanas por bases rusas. Al ver estas opciones, pienso lo de siempre: que es mejor malo conocido que bueno por conocer. Sobre todo, si al malo conocido le debes 317.000 millones de euros.

Europa, la Europa que quisimos hace tantos años, está ahí, con sus líos, con sus idas y venidas, pero mandando cada día más. Y el que piense, como Alexis, que todo se reduce a la tele, a los mítines, a hacer gracietas y a soltar algún insulto que otro, es que no vino a mis clases.

En mis clases, nunca pasé lista, porque me parecía que, si estábamos formando directivos, no podíamos tratarles como a niños pequeños. 

Pero, al ver que Alexis está descubriendo el entorno a bofetadas, pienso que quizá debería haber sido más estricto.

Alexis está trabajando mucho. Ya no me acuerdo, pero me parece que no vino a mis clases del Máster en el IESE, donde yo daba una asignatura que se llamaba "Entorno político, social y económico". Pretendía que los alumnos se dieran cuenta de que no bastaba con mirar hacia el suelo, por si había agujeros. Que era muy conveniente -necesario, les decía- mirar alrededor, para ver las cosas que pasaban, porque, normalmente, esas cosas nos podían afectar.

Alexis no vino. Quizá no estaba matriculado, quizá pensó que no entendería el castellano, aunque había muchos profesores que se lo podrían haber explicado en inglés. Hasta yo me hubiera atrevido, como hice con un alumno coreano en el Programa Doctoral, al que di una clase en castellano, dándome cuenta inmediatamente de que el pobre no cogía ni una. Como había otros que sí cogían, acabé la clase, me lo llevé a comer y se la repetí en inglés. Juraría que me entendió y que me lo agradeció. Luego le invité a San Quirico, vino con su mujer y nos lo pasamos muy bien escuchando canciones coreanas, aunque no eran precisamente la alegría de la huerta.

Alexis ganó las elecciones. Y se puso a actuar como si el entorno no existiera. Pero el entorno es tozudo. Se revistió de troika -perdón, de instituciones- y le recordó los compromisos que tenía Grecia. No los gobiernos anteriores. GRECIA.

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