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Los argumentos de un sinvergüenza
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Los argumentos de un sinvergüenza

Estoy francamente anonadado. Lo de este país empieza a ser de coña, y perdonen la expresión que luego viene mi jefe y me amonesta por soltar

Estoy francamente anonadado. Lo de este país empieza a ser de coña, y perdonen la expresión que luego viene mi jefe y me amonesta por soltar palabras malsonantes, pero es que es verdad. Nos encontramos a las puertas de una recesión, el viernes mismo recibimos el jarro de agua fría de unos datos de paro espeluznantes, los informes internacionales nos sitúan como el quinto país con más riesgo de crisis financiera de todo el mundo –por delante, incluso, de Estados Unidos, supuesto epicentro del terremoto financiero-, y Rodríguez va por ahí pidiendo a propios y extraños que, por favor, no alarmen… Pero, oiga, si no hace falta que nadie alarme, ya lo hacen las cifras y la realidad misma. Además, negar las evidencias suele ser una razón de alarma muy seria porque hace pensar al personal, con bastante buen juicio, que quien manda callar es porque algo oculta. Pues bien, Rodríguez quiere que los periodistas nos callemos o que, al menos, no nos regodeemos en la crisis.

 

Lo cierto es que aquí nadie se regodea en algo que nos va a afectar a todos, queramos o no. De hecho, lo que cabe recordarle a Rodríguez –y eso no lo hicieron los editores reunidos con él hace una semana en almuerzo secreto y discreto- es que es él, en todo caso, el que se ha reído de la gente ocultando la realidad y negando reiteradamente las evidencias. Hay que recordarle que fue él quien llamó antipatriotas a quienes empezábamos a dar la voz de alarma ante lo que se venía encima, mientras su partido llenaba las calles españolas de carteles electorales prometiendo el pleno empleo. Pues bien, el pleno empleo del engaño de Rodríguez ya está aquí: un 11,3% de paro y la amenaza de llegar al 15% en los próximos meses. Paro nacional, destrucción de empleo patrio, nada de inmigrantes que se quedan sin trabajo. Estamos hablando de una crisis que afecta de manera inexorable a nuestra estructura productiva, empresas y trabajadores, y de la que va a ser difícil que nadie escape.

¿Qué ha hecho el Gobierno? Nada. Miento, si que ha hecho algo: echarle la culpa a Bush y aprovechar la crisis financiera para intentar tapar la realidad. Y eso, ¿no es alarmismo? Porque cuando los que se apelotonan en las colas del paro del Inem vean que las grandes soluciones para evitar la crisis de los bancos no han impedido que a ellos les pongan de patitas en la calle, ¿a quién creen que le van a echar la culpa? ¿A Bush? El PSOE lo sigue haciendo, no se crean, y ayer sin ir más lejos con toda la caradura del mundo y sin una pizca de pudor, la responsable de asuntos económicos de Ferraz dijo que el paro era una consecuencia de la crisis financiera que tiene su origen en Estados Unidos, y se quedó tan pancha. Pero, ¿cómo se puede tener tan poca vergüenza? Ninguna, diría yo. Es más, cuando un presidente del Gobierno reclama a la prensa que “se comporte”, lo que demuestra es que, además de un sinvergüenza, es un político totalitario y sin escrúpulos.

Rodríguez está más preocupado por su propia imagen, por sus expectativas electorales, que por la propia crisis y sus consecuencia. Él, que tenía un proyecto personalista y caudillista de poder, está viendo como la situación económica empieza a pasarle factura, y aunque tenga a bien reconocer ahora que la crisis existe, su siguiente mentira a los españoles es decirnos que va a ser corta y que a finales del año que viene ya estaremos creciendo por encima del resto de nuestros competidores. Falso, rotundamente falso, y serán cómplices de este engaño quienes le hagan el juego y le faciliten el escenario para la mentira y la manipulación. En los próximos meses vamos a ver como la crisis se acentúa peligrosamente, y como a pesar del plan de rescate habrá entidades financieras que no sean capaces de afrontar la situación y se declararán en quiebra sin que nadie, ni siquiera el Gobierno, pueda ayudarles.

¿Saben ustedes por qué los bancos le pidieron a Rodrígues que hiciera algo? Porque ellos, los grandes, los que tienen dinero, son conscientes de que esto va a pasar y a lo que no están dispuestos es a asumir el coste, como ocurrió hace un par de décadas cuando era Mariano Rubio el que les llamaba a su despacho y les decía aquello de: “Tu, te toca comprarar a este, a este otro, y al de más allá”. Y obedecieron y se produjo una de las concentraciones bancarias más importantes de nuestro país, y si no nos mintieran ya sabríamos que estamos a las puertas de otra. No se preocupen, no peligran los depósitos de nadie, pero tengan claro que esto no es una crisis que ha saltado el charco y de la que podemos responsabilizar al inutil de la Casa Blanca. No, esta es una crisis propia, acrecentada por la crisis internacional, pero de la que podemos echar la culpa, no se si a un inútil, pero si a un sin-vergüenza: el que habita en La Moncloa.

Estoy francamente anonadado. Lo de este país empieza a ser de coña, y perdonen la expresión que luego viene mi jefe y me amonesta por soltar palabras malsonantes, pero es que es verdad. Nos encontramos a las puertas de una recesión, el viernes mismo recibimos el jarro de agua fría de unos datos de paro espeluznantes, los informes internacionales nos sitúan como el quinto país con más riesgo de crisis financiera de todo el mundo –por delante, incluso, de Estados Unidos, supuesto epicentro del terremoto financiero-, y Rodríguez va por ahí pidiendo a propios y extraños que, por favor, no alarmen… Pero, oiga, si no hace falta que nadie alarme, ya lo hacen las cifras y la realidad misma. Además, negar las evidencias suele ser una razón de alarma muy seria porque hace pensar al personal, con bastante buen juicio, que quien manda callar es porque algo oculta. Pues bien, Rodríguez quiere que los periodistas nos callemos o que, al menos, no nos regodeemos en la crisis.