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¿Brotes verdes? No: ojo del huracán
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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¿Brotes verdes? No: ojo del huracán

Domingo 24 de mayo. A bordo del Falcon del ejército que traslada al secretario general del PSOE a un mitin en la localidad sevillana de Dos

Domingo 24 de mayo. A bordo del Falcon del ejército que traslada al secretario general del PSOE a un mitin en la localidad sevillana de Dos Hermanas llega un mensaje cifrado. El personal militar que acompaña a tan insigne personaje lo traduce a lenguaje normal y un ayudante de cámara se lo acerca a Rodríguez. “Presidente, un mensaje de tierra”. “¿Qué dice?”, responde el secretario general socialista. “Es de la vicepresidenta Salgado y dice lo siguiente: Encontrado brote verde. Stop. Procedemos a aislamiento para evitar contagio. Stop. ¡Es tan bonito! Stop”. Una sonrisa cruza el rostro de Rodríguez y sus cejas se arquean, si cabe, un poco más. “Un brote verde –pensó-. Hoy por fin renace la esperanza. Ya sé de qué les voy a hablar a los andaluces, porque ellos saben mucho de brotes verdes, por algo son pioneros en economía sostenible”. En efecto, lo son, porque solo se sostiene por el PER. Rodríguez, que es un hombre austero a la par que simpático, que viaja en avión oficial tanto para ir de compras a Londres como para asistir a mítines en Sevilla con tal de ahorrarle unos eurillos al bolsillo familiar y a las arcas de Ferraz, sabe mucho de economía sostenible, tanto como de la otra, por eso cada vez que su gobierno encuentra un brote verde lo guardan en una urna de cristal como si fuera el tesoro de la Atlántida, a la espera de que la tierra árida y seca de esta España en crisis esté lista para sembrarlos y hacerlos crecer a base de manguerazos de gasto público.

Si no hubiera más de cuatro millones de personas en el paro, hasta sería divertido, pero lo cierto es que estos tipos que durante los cuatro años anteriores vivieron del cuento de la especulación y el boom del ladrillo, que llenaron de millones los bolsillos de sus amigos, que se pierden en sus fondos de armario con trajes de Elena Benarroch y por cuya indolencia hoy estamos sufriendo la peor crisis de todo el mundo y de toda nuestra historia, no son los más adecuados para sacarnos de ella, pero sí los más firmes candidatos a hundirnos más en el pozo de la desesperación y de la crisis. Estos que patrimonializan el poder como si fuera suyo, que viven del cuento y de llenar el cántaro de mentiras y promesas imposibles, no son conscientes, o no quieren serlo, de que lejos de encontrar brotes verdes en nuestra economía a lo que estamos asistiendo es a la calma antes de la tormenta, que estamos atravesando el ojo del huracán, pero que lejos de amainar el temporal amenaza con enfurecerse a partir del verano, y no es cosa mía, sino la opinión de la mayoría de los expertos que lejos de ver brotes verdes siguen viendo una economía en recesión y más destrucción de empleo. El ojo del huracán es un espejismo provocado, es verdad, por ese Plan E que de manera ficticia va a conseguir que durante un par de meses las cifras de paro sean algo menos malas y que el Gobierno pueda vender esa estabilización como un éxito de su política. Nada más lejos de la realidad.

Lo cierto es que puede que mayo y junio sean meses en los que se produzca un cierto estancamiento en el ritmo de destrucción de empleo, pero a partir del verano volverá otra vez a registrarse un fuerte aumento en la tasa de paro, hasta llegar a ese temible porcentaje del 20% a final de año y más allá del 23% en 2010. Lo cierto es que para este año ya ningún organismo independiente prevé una tasa de caída de del PIB menor al 4%, y próxima al 2% en 2010. Y todavía estamos en la primera fase de nuestra crisis financiera, porque en los próximos meses vamos a asistir a nuevos rescates financieros, además de observar como el Gobierno riega con otros cien mil millones de euros al sistema, dinero que incrementará aún más nuestra desorbitada deuda externa y nuestro déficit público, agravando así la tercera pata de esta crisis, la presupuestaria, quizá la más preocupante por los efectos perniciosos que tiene a medio y largo plazo. Crisis económico-laboral, crisis financiera y crisis presupuestaria, una combinación letal que puede hacer que la economía española toque fondo, sí, pero no vuelva a emerger hasta mucho más allá de 2015, cuando es posible que si se produce un cambio de gobierno y se toman las medidas adecuadas, podamos volver a crecer a un ritmo que permita volver a crear puestos de trabajo. Rodríguez ha encontrado un brote verde, pero no un brote verde de la economía, sino de su incompetencia.

Domingo 24 de mayo. A bordo del Falcon del ejército que traslada al secretario general del PSOE a un mitin en la localidad sevillana de Dos Hermanas llega un mensaje cifrado. El personal militar que acompaña a tan insigne personaje lo traduce a lenguaje normal y un ayudante de cámara se lo acerca a Rodríguez. “Presidente, un mensaje de tierra”. “¿Qué dice?”, responde el secretario general socialista. “Es de la vicepresidenta Salgado y dice lo siguiente: Encontrado brote verde. Stop. Procedemos a aislamiento para evitar contagio. Stop. ¡Es tan bonito! Stop”. Una sonrisa cruza el rostro de Rodríguez y sus cejas se arquean, si cabe, un poco más. “Un brote verde –pensó-. Hoy por fin renace la esperanza. Ya sé de qué les voy a hablar a los andaluces, porque ellos saben mucho de brotes verdes, por algo son pioneros en economía sostenible”. En efecto, lo son, porque solo se sostiene por el PER. Rodríguez, que es un hombre austero a la par que simpático, que viaja en avión oficial tanto para ir de compras a Londres como para asistir a mítines en Sevilla con tal de ahorrarle unos eurillos al bolsillo familiar y a las arcas de Ferraz, sabe mucho de economía sostenible, tanto como de la otra, por eso cada vez que su gobierno encuentra un brote verde lo guardan en una urna de cristal como si fuera el tesoro de la Atlántida, a la espera de que la tierra árida y seca de esta España en crisis esté lista para sembrarlos y hacerlos crecer a base de manguerazos de gasto público.