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Que le apliquen el polígrafo a Saiz y dos tardes de ética a la prensa del régimen
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Que le apliquen el polígrafo a Saiz y dos tardes de ética a la prensa del régimen

¡Lo que hubiera dado el pobre Julián Lago –a quien deseo lo mejor- por haber tenido a un tipo como Alberto Saiz al otro extremo de

¡Lo que hubiera dado el pobre Julián Lago –a quien deseo lo mejor- por haber tenido a un tipo como Alberto Saiz al otro extremo de los cables de su máquina de la verdad! Una mina. Una joya del filibusterismo aplaudido a rabiar por la corte de plumíferos adictos al régimen. La izquierda se pirra por las actividades cinegéticas, sean estas en fincas del Estado o a bordo de yates de lujo tripulados por agentes del CNI y sus clones. Es curioso cómo la izquierda cuando se trata de los escándalos ajenos se rasga las vestiduras, lanza toda clase de diatribas contra el adversario y amenaza con las siete plagas de Egipto sobre nuestras cabezas, pero cuando se trata de los escándalos propios mira para otro lado e, incluso, los perdona, protege y ampara de las dentelladas caninas de la derecha cavernícola y montaraz. Lo de Saiz clama al cielo, aunque solo sea por el lío descomunal que tiene montado en el CNI, porque suponiendo que todo lo que se dice de él sea mentira –cosa que dudo-, resulta mucho más grave pensar que hay un sector del CNI dedicado a fabricar pruebas falsas contra él de supuestas fechorías llevadas a cabo con el dinero del contribuyente. Un jefe de los espías objeto de las argucias de sus subordinados debería haber dimitido al minuto siguiente de haberse publicado la foto del pez espada en el diario El Mundo, aunque solo sea por idiota, y lo digo sin ánimo de ofender.

Pero lejos de parecer una vendetta, que también lo es y algo habrá tenido que ver que Saiz se haya cargado nada menos que a treinta agentes del Centro, entre ellos a tres cargos importantes de la lucha antiterrorista, cada día que pasa resulta más verosímil la versión de que, en efecto, Saiz utiliza el cargo en provecho propio, bien para regalarse intensas jornadas de pesca y caza en lugares exóticos –que aprenda Bermejo, esto es vivir a lo grande-, bien para que funcionarios públicos le limpien la piscina, bien para colocar a amiguetes y familiares cercanos aprovechando los contactos que le ofrece el puesto… Y la última es emular a James Bond haciendo pasar a sus agentes la prueba del polígrafo… Ya me lo imagino en un cuarto oscuro en los sótanos del CNI, como Robert de Niro en El padre de la novia, cogiendo por banda a un Ben Stiller cualquiera: “A ver, chaval, contesta, ¿te huelen los pies? ¿Usas calzoncillos de Calvin Klein? ¿Cantas en la ducha? ¿Tu novia se afeita los alerones? ¿Has filtrado fotos mías a Pedrojota?”. Esto es de coña, una absoluta patochada propia de lo peor del bananerismo que, en efecto, deja a los pies de los caballos la imagen de nuestra agencia de espionaje. Pero, ¿qué creen ustedes que dice la prensa que afecta al zapaterismo gobernante? Pues que el CNI nunca había estado mejor que ahora y que todo esto responde a una campaña de acoso y a filtraciones basura, creo que lo llaman.

¡Vaya, hombre! Ya salió la vara de medir. O sea que cuando la prensa del régimen se pasa semana tras semana publicando filtraciones sobre la gravísima trama de corrupción que afecta al PP, entonces salen todos ellos, guardianes de las esencias del comportamiento ético en la cosa pública, a señalar con el dedo acusador a los culpables de haber mancillado el buen nombre de la democracia. Pero lo de Saiz son filtraciones interesadas. Hay que joderse. Y el tío aferrado al cargo que parece que le hayan untado con pegamento Imedio. Ya sé que los del Pensamiento Único me van a sacar enseguida el caso de Bárcenas. Pero, miren, hay un pequeño matiz, una ligera diferencia que hace que no estemos hablando de lo mismo: lo de Sáiz es un abuso de su cargo y de los bienes de los que dispone en razón del mismo, mientras que lo de Bárcenas responde a un comportamiento privado. En el primer caso, de podérsele acusar de algo, Saiz sería objeto de una investigación por malversación de fondos públicos, mientras que Bárcenas lo va a ser por delito fiscal. Y, aún así, yo creo que Bárcenas debería dejar su puesto en el PP. ¿Pueden decir lo mismo los corifeos del zapaterismo respecto de Saiz? No, de hecho le defienden como si les fuera la vida en ello. En esto de la vara de medir, la izquierda y sus plumíferos demuestran siempre una ética y una moral de todo a cien… A cien euros por artículo laudatorio y paniaguado.

¡Lo que hubiera dado el pobre Julián Lago –a quien deseo lo mejor- por haber tenido a un tipo como Alberto Saiz al otro extremo de los cables de su máquina de la verdad! Una mina. Una joya del filibusterismo aplaudido a rabiar por la corte de plumíferos adictos al régimen. La izquierda se pirra por las actividades cinegéticas, sean estas en fincas del Estado o a bordo de yates de lujo tripulados por agentes del CNI y sus clones. Es curioso cómo la izquierda cuando se trata de los escándalos ajenos se rasga las vestiduras, lanza toda clase de diatribas contra el adversario y amenaza con las siete plagas de Egipto sobre nuestras cabezas, pero cuando se trata de los escándalos propios mira para otro lado e, incluso, los perdona, protege y ampara de las dentelladas caninas de la derecha cavernícola y montaraz. Lo de Saiz clama al cielo, aunque solo sea por el lío descomunal que tiene montado en el CNI, porque suponiendo que todo lo que se dice de él sea mentira –cosa que dudo-, resulta mucho más grave pensar que hay un sector del CNI dedicado a fabricar pruebas falsas contra él de supuestas fechorías llevadas a cabo con el dinero del contribuyente. Un jefe de los espías objeto de las argucias de sus subordinados debería haber dimitido al minuto siguiente de haberse publicado la foto del pez espada en el diario El Mundo, aunque solo sea por idiota, y lo digo sin ánimo de ofender.