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El día en que Fedea propugnó un golpe de Estado (y cavó su tumba)
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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El día en que Fedea propugnó un golpe de Estado (y cavó su tumba)

“Se la van a cargar. Lo que han hecho es muy grave y tiene que tener consecuencias”. La semana pasada, en un post titulado ¿Resistencia o

“Se la van a cargar. Lo que han hecho es muy grave y tiene que tener consecuencias”. La semana pasada, en un post titulado ¿Resistencia o rescate?: Europa rompe España , hacía referencia en uno de los párrafos a un artículo de opinión publicado en el diario El País por los economistas Luis Garicano, Jesús Fernández Villaverde y Tono Santos, en el que básicamente se venía a decir que la salida de España del Euro –una opción que nadie quiere, no seamos insensatos- nos retrotraería a los años 50. Me limité entonces a destacar esa parte de la opinión de los tres economistas y obvié –conscientemente- esa otra en la que reclamaban que el actual Gobierno se largara a su casa y fuera sustituido por un Gobierno de concentración nacional que tomara las riendas del país y se pusiera al servicio de los designios de los mercados, los hombres de negro y Ángela Merkel.

La idea no dejaba de ser del agrado de muchos, sobre todo de ciertos líderes de la izquierda que, de esa manera, veían la posibilidad de poder recuperar al menos una parte del poder perdido en las pasadas elecciones del 20 de noviembre, pero también de algunos políticos de la derecha que siguen creyendo que Mariano Rajoy no cumple con los requisitos para ser presidente del Gobierno y, por supuesto, de conocidos dirigentes nacionalistas que siempre han creído que en una circunstancia como esa ellos podrían actuar en el papel de ‘hombres buenos’ que sirvieran de nexo de unión de las otras dos fuerzas políticas. Es decir, para que quede claro, un Gobierno del PP y del PSOE con un presidente nacionalista moderado. Pongan los nombres, que son fáciles de adivinar.

A la idea se han sumado esta semana pasada dos destacados políticos, uno del PSOE y otro del PP, ambos lejos de la primera línea política pero muy activos en el debate de ideas, Jordi Sevilla y Josep Piqué. No son los únicos: Felipe González participa también de esa propuesta, aunque no lo dice tan abiertamente, y dentro del PP desde un caído en desgracia Rodrigo Rato hasta el ex presidente Aznar consideran que la situación del país requiere de un Pacto de Emergencia cuya principal consecuencia sería que Mariano Rajoy se tendría que ir a su casa y dejarle el sitio o bien a un ‘hombre bueno’ tipo Durán i Lleida o a un técnico recomendado por Bruselas al estilo de Mario Monti. Lo curioso del asunto, por lo tanto, es que semejante propuesta resulta del agrado de gente que, en otras circunstancias, no irían juntos a la vuelta de la esquina… ¿Se imaginan a Federico Jiménez Losantos compartiendo mesa, mantel y confidencias con Felipe González? Pues eso.

Pero, de lo que estamos hablando, volviendo al quid de la cuestión, es de una gravedad enorme, porque tal propuesta no es otra cosa que un golpe de Estado con todas las letras y todas las consecuencias, y así se ha visto la intención desde el seno del Gobierno de la Nación, y de ahí también la reflexión con la que iniciaba este artículo nacida directamente del núcleo duro del Palacio de La Moncloa. Es decir, que el Gobierno le ha puesto la proa a Fedea donde, por cierto, esta semana que entra se va a elegir al nuevo Director Ejecutivo y Moncloa ya se teme que lejos de elegir a alguien más o menos del agrado del Gobierno, se va a intentar buscar un nombre que sintonice más a la izquierda.

Y, ¿por qué una fundación de estudios tradicionalmente vinculada a las ideas liberales, se muestra de pronto tan proclive a la nada democrática propuesta de sustituir un Gobierno elegido en las urnas y nada menos que por mayoría absoluta, por otro nacido de un extraño consenso cuya única razón de ser parece encontrarse en la animosidad hacia Mariano Rajoy y hacia su gabinete económico? “Alguno de ellos confiaba plenamente en que tendría un papel importante en el nuevo Ejecutivo”, dicen estas fuentes en clara referencia al profesor Luis Garicano, que en su día llegó a entrar, aunque fuera por la puerta de atrás, en las quinielas como probable ministro de Economía o secretario de Estado.

El desencuentro entre ese exclusivo club de economistas financiado por las principales empresas españolas, y el Gobierno de la Nación es absoluto, y una muestra de ello fue el nuevo intento de sus tres espadachines en el diario El País de torcer el gesto del ministro de Economía a favor de González Páramo como gobernador del Banco de España, en plena sintonía con uno de los hombres que en el seno de la UE más daño está haciendo a los intereses españoles: Mario Draghi. Por supuesto, De Guindos no dio su brazo a torcer, y lejos de verse cuestionado por Rajoy, se ha visto muy reforzado con la elección de Luis María Linde como Gobernador, lo cual no es una buena noticia para Fedea que mantenía hasta ahora unas estrechas relaciones con el Banco de España, el cual se encuentra entre sus patronos.

“No se trata –aseguran estas fuentes- de cuestionar a Fedea ni su labor durante estos años, que ha sido excelente, sino de plantearnos por qué una institución que nace con la voluntad de aportar ideas, se erige de pronto en un baluarte de la oposición al Gobierno hasta el punto de promover la destitución del mismo”. La Fundación ha cruzado una línea roja peligrosa, y ahora tiene en su contra nada menos que al Gobierno de España –BBVA, Banesto, Santander, Abengoa, El Corte Inglés, Telefónica, La Caixa, Sabadell, Iberdrola, Repsol…-, y resulta cuando menos poco probable que los patronos de la Fundación, los que ponen el dinero con el que se paga a economistas supuestamente de reconocido prestigio para que escriban artículos como el mencionado, estén dispuestos a respaldar semejante propuesta de Golpe de Estado… ¿O si?

“Se la van a cargar. Lo que han hecho es muy grave y tiene que tener consecuencias”. La semana pasada, en un post titulado ¿Resistencia o rescate?: Europa rompe España , hacía referencia en uno de los párrafos a un artículo de opinión publicado en el diario El País por los economistas Luis Garicano, Jesús Fernández Villaverde y Tono Santos, en el que básicamente se venía a decir que la salida de España del Euro –una opción que nadie quiere, no seamos insensatos- nos retrotraería a los años 50. Me limité entonces a destacar esa parte de la opinión de los tres economistas y obvié –conscientemente- esa otra en la que reclamaban que el actual Gobierno se largara a su casa y fuera sustituido por un Gobierno de concentración nacional que tomara las riendas del país y se pusiera al servicio de los designios de los mercados, los hombres de negro y Ángela Merkel.

Fedea