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¿Por qué el Financial Times la tiene tomada con Rajoy?
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Federico Quevedo

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¿Por qué el Financial Times la tiene tomada con Rajoy?

El pasado miércoles, en un duro editorial, el diario británico Financial Times arremetía contra Mariano Rajoy acusándole de gobernar sirviendo a los intereses de su partido

El pasado miércoles, en un duro editorial, el diario británico Financial Times arremetía contra Mariano Rajoy acusándole de gobernar sirviendo a los intereses de su partido y no al interés general. No es la primera vez que el FT dedica duras palabras al Ejecutivo español, lo hizo también cuando gobernaba José Luis Rodríguez Zapatero. Pero, hasta ahora, las críticas del rotativo anglosajón se limitaban a la valoración de la toma de decisiones y a éstas en concreto; el rotativo no tenía la costumbre de entrar en un terreno que roza casi lo personal. Esta vez, sin embargo, el editorialista parece disfrutar atacando al presidente del Gobierno precisamente donde más puede dolerle en una situación como la actual. La afirmación del periódico es bastante injusta.

En primer lugar, porque antes de afirmar eso el FT debería decirles a sus lectores qué político europeo no toma decisiones haciendo al mismo tiempo un cálculo electoral, porque todos lo hacen, entre otras cosas porque va en la naturaleza del político intentar hacer las cosas de manera que los ciudadanos vuelvan a confiar en él, aunque no siempre lo consiga. La canciller alemana, Angela Merkel, es un claro ejemplo: un día dice una cosa y, al siguiente, la contraria, en función de sus intereses electorales. En España hemos vivido el ejemplo de Zapatero, quien en la primera fase de la crisis hizo lo posible por sortearla para que no le supusiera desgaste electoral alguno y, en la segunda, no tuvo más remedio que claudicar ante la dureza de las circunstancias.

En segundo lugar, porque si eso fuera exactamente así entonces no se explica que el PP haya perdido ya casi 10 puntos de intención de voto en las encuestas. Es verdad, sin embargo, que el Gobierno hizo una cierta dejación de funciones de cara a las elecciones andaluzas de marzo pasado, pero la experiencia fue tan negativa que Rajoy ha llegado a la conclusión de que no puede gobernar pensando en los intereses electorales de su partido. Si lo estuviera haciendo así, además, habría que admitir que, al menos ese objetivo, no solo no lo está cumpliendo, sino que lo está haciendo rematadamente mal.

El Gobierno hizo una cierta dejación de funciones de cara a las elecciones andaluzas, pero la experiencia fue tan negativa que Rajoy ha llegado a la conclusión de que no puede gobernar pensando en los intereses electorales de su partido

Por otra parte, habrá que coincidir en que Rajoy está intentando tomar decisiones, no en la línea de contentar a su formación, sino en la de buscar el equilibrio entre la necesidad de hacer los ajustes y las reformas necesarias y la voluntad de que dichos ajustes y reformas tengan el menor impacto posible en el bienestar de los ciudadanos. Otra cosa es que lo consiga.

Es cierto, no obstante, que, como dice el diario británico, el Gobierno ha cometido errores y algunos de ellos son directamente achacables a su presidente. Los he destacado más veces pero para que luego nadie diga que no lo hago, ahí va de nuevo la lista, mi lista de lo que considero han sido errores, en algunos casos sustanciales, de este Gobierno:

Primero, no haber nombrado un vicepresidente económico que coordinara la acciones en esta materia del Ejecutivo para dar una imagen de mayor unidad ante la UE y evitar algunos roces ministeriales que empiezan a ser problemáticos.

Segundo, no haber hecho un relato absolutamente sincero sobre la gravedad de la situación que atraviesa el país, y esto lleva a lo siguiente…

Tercero, no haber hecho un recuento pormenorizado de la herencia que recibía el Gobierno, y hacerle al PSOE el favor de contar que el traspaso de poderes había sido modélico, cuando a estas alturas ya todos sabemos que no fue así porque se le negó buena parte de la información al PP.

Cuarto, no haber cogido el toro por los cuernos de la reforma financiera, creando desde el primer momento el ‘banco malo’ y asumiendo los riesgos de una profunda remodelación del sistema financiero en lo relativo a las cajas de ahorros por temor a sus propios ‘barones’ regionales.

Quinto, haber dejado pasar el tiempo inútilmente para aprobar los Presupuestos y el resto de medidas de ajuste para que eso no afectara a las elecciones andaluzas, y aquí sí tiene razón el FT, pero a partir de abril la situación cambió y el Gobierno se dio cuenta de que se había equivocado.

Sexto, no haber explicado hasta la saciedad el alcance de las medidas que se estaban tomando, huir del Parlamento y de los medios de comunicación en lugar de comparecer todas las veces que fuera necesario para hacer pedagogía.

Séptimo, precisamente por culpa de lo anterior, haber permitido que en la opinión pública se instale la creencia de que todo son ajustes, en lugar de diferenciar entre éstos y las reformas.

Octavo, no atreverse a entrar a fondo en la necesaria reforma de la Administración, en su verdadero adelgazamiento siendo ésta una de las reformas más importantes que debe hacer el Gobierno. Sin embargo, es la que más se está dilatando en el tiempo.

Noveno, no haber tomado las suficientes medidas ejemplarizantes tanto en lo que afecta a los privilegios de la clase política como a los impuestos y salarios de los más ricos, cuando sin embargo al Gobierno no le tiembla la mano a la hora de cargar la dureza del ajuste sobre las clases medias.

Y décimo, pero quizás el más importante de todos, no haber tenido un Plan lo suficientemente detallado y de largo alcance, de manera que se evitase la sensación de improvisación que se traduce de muchas de las medidas que ha tomado el Ejecutivo en los últimos tiempos. Un plan que debía haberse explicado concienzudamente a los ciudadanos para recabar su apoyo, aún exigiéndoles sacrificios muy duros en algunos casos.

Miren, lo hemos dicho muchas veces y será necesario repetirlo muchas más: para sacar a este país adelante hace falta liderazgo y firmeza. Probablemente no va en el estilo de Rajoy ser así, pero yo creo que es perfectamente capaz de hacer lo que tanto se le pide: que asuma un programa claro de reformas, que pierda el miedo a las más difíciles porque tiene mayoría absoluta para llevarlas a cabo y que lo explique hasta la saciedad. Si, por el contrario, sigue ejerciendo un liderazgo timorato, dará alas y argumentos a quienes, como el Financial Times, tienen ganas de verle caer, pero eso sería un drama para este país porque nos llevaría a un escenario político extremadamente complejo y tan débil que podría poner en riesgo los cimientos mismos del sistema democrático.

El pasado miércoles, en un duro editorial, el diario británico Financial Times arremetía contra Mariano Rajoy acusándole de gobernar sirviendo a los intereses de su partido y no al interés general. No es la primera vez que el FT dedica duras palabras al Ejecutivo español, lo hizo también cuando gobernaba José Luis Rodríguez Zapatero. Pero, hasta ahora, las críticas del rotativo anglosajón se limitaban a la valoración de la toma de decisiones y a éstas en concreto; el rotativo no tenía la costumbre de entrar en un terreno que roza casi lo personal. Esta vez, sin embargo, el editorialista parece disfrutar atacando al presidente del Gobierno precisamente donde más puede dolerle en una situación como la actual. La afirmación del periódico es bastante injusta.

Mariano Rajoy Financial Times