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Rajoy a Gallardón: “Si tiene que ir a la cárcel, que vaya”
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Federico Quevedo

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Rajoy a Gallardón: “Si tiene que ir a la cárcel, que vaya”

No ha habido paños calientes, ni medidas de gracia, ni órdenes aviesas, ni temores fundados o infundados que primaran sobre lo inevitable. Cuando el jueves por

No ha habido paños calientes, ni medidas de gracia, ni órdenes aviesas, ni temores fundados o infundados que primaran sobre lo inevitable. Cuando el jueves por la mañana, el extesorero del PP Luis Bárcenas acudió a la Audiencia Nacional a declarar por novena vez ante el juez Pablo Ruz, sobre la mesa del magistrado había ya una petición de prisión eludible bajo fianza firmada por las partes, y un escrito de la Fiscalía Anticorrupción que solicitaba una fianza civil de 28,1 millones de euros.

 

Pero a esa hora, el destino de Luis Bárcenas ya estaba escrito, aunque en las redes sociales y en los medios controlados por la izquierda se ponía en duda el papel de la Fiscalía bajo el argumento de que ni al Gobierno ni al PP le interesaba que el extesorero ingresara en prisión porque podía tirar de la manta, una afirmación recurrente, manida hasta la saciedad y carente de toda veracidad. Luis Bárcenas está en la cárcel porque el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no sólo no ha puesto ningún obstáculo para que eso ocurra, sino que, de alguna manera, ha dado el empujón final.

El jueves por la mañana, el presidente del Gobierno era informado por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, de las últimas novedades del caso, básicamente el descubrimiento -gracias a la información transmitida por los bancos suizos- de que Bárcenas estaba desviando fondos de cuentas no bloqueadas a Estados Unidos y Uruguay, lo que hacía pensar que estaba preparando un plan de fuga. El riesgo de que esto ocurriera era extraordinariamente alto, y así se le dijo a Mariano Rajoy quien, sin muchos miramientos, se limitó a dar el plácet para que la Fiscalía, que, como todos sabemos, es una institución jerarquizada y depende del ministerio fiscal nombrado por el Gobierno, solicitara su ingreso en prisión sin fianza.

“Si tiene que ir a la cárcel, que vaya”, le dijo Rajoy a Gallardón. Dicho y hecho. Nada más terminar su declaración, la Fiscalía emitió un segundo escrito solicitando la prisión incondicional sin fianza, y unas horas más tarde el juez Pablo Ruz dictaba el auto de procesamiento preventivo por graves delitos y riesgo de fuga y destrucción de pruebas. No sé si en los medios afines al PSOE y en las redes sociales se ha pedido disculpas… Supongo que se buscarán excusas en plan “no les quedaba otro remedio…”, etcétera.

¿Que Bárcenas tira de la manta? Pues que tire. Lo único que le preocupa a la actual dirección del PP es que ese tirar de la manta, si es que de verdad se produce, acabe convirtiéndose en un juicio a todo el partidoLo cierto es que hay una enorme diferencia entre como actuaba la Fiscalía del Estado cuando gobernaba Felipe González y en los tribunales se juzgaban los casos Filesa o GAL, y lo que está ocurriendo ahora, más allá de que con cierto grado de natural hartazgo el vicesecretario del PP, Carlos Floriano, denuncie una causa general contra su partido cada vez que desde distintas instancias judiciales se practica una diligencia detrás de otra con el único objetivo de ver si al final de todo se acaba encontrando algo con lo que acusar al PP de financiación ilegal o de haber matado a Manolete.

Y, oigan, a mí no me escucharán jamás justificar a quienes durante muchos años gobernaron ese partido y bajo su mandato ocurrieron todos estos hechos, porque cada vez es más evidente que en el Partido Popular hace falta que salga alguien de los que en aquel entonces tenían poder y dé una explicación o, al menos, traslade una disculpa a la militancia y a la ciudadanía. Voy incluso más allá: nada de lo que hizo Bárcenas, y ahora se ve con claridad que tuvo un poder casi ilimitado dentro de la estructura del partido, pudo ocurrir sin un cierto amparo superior, por no decir complicidad manifiesta de algunos de los entonces dirigentes del PP.

¿Que Bárcenas tira de la manta? Pues que tire. “Lo único que le preocupa a la actual Dirección del PP es que ese tirar de la manta, si es que de verdad se produce, acabe convirtiéndose en un juicio a todo el partido en lugar de una exigencia de responsabilidades a quienes de verdad la tienen, pero la actual dirección comparte hasta la última de las palabras dichas por la nueva presidenta del PP vasco, Arantxa Quiroga, el pasado lunes en Madrid, palabras respaldadas por el propio presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy”, me dice una fuente muy importante de Génova 13.

Y es que una lectura del auto con el que el juez Ruz envía a prisión a Bárcenas pone de manifiesto, en primer lugar, la complejidad del entramado financiero-societario utilizado por el extesorero para sus negocios y para sus presuntos delitos, pero evidencia también que en ningún momento aparece el PP como parte integrante de ese entramado, lo cual abunda en la tesis de que el partido era más una víctima que otra cosa, más allá de que algunos de sus dirigentes pudieran estar, o no, implicados en el asunto.

Me consta que el propio Rajoy está cada día más asombrado por todo lo que se va descubriendo y por el hecho de que todo eso estuviera ocurriendo sin que la mayoría de los dirigentes y, por supuesto, trabajadores de Génova 13 tuvieran ni la más remota idea. ¿Quién o quiénes ayudaron a taparlo, a esconderlo, y qué recibieron por ello si es que fue así? Todo eso lo sabremos en el transcurso de una vista oral que el propio juez anuncia ya como inminente. O antes si, como amenaza, Bárcenas tira de la manta, y si es que hay manta de la que tirar…

No ha habido paños calientes, ni medidas de gracia, ni órdenes aviesas, ni temores fundados o infundados que primaran sobre lo inevitable. Cuando el jueves por la mañana, el extesorero del PP Luis Bárcenas acudió a la Audiencia Nacional a declarar por novena vez ante el juez Pablo Ruz, sobre la mesa del magistrado había ya una petición de prisión eludible bajo fianza firmada por las partes, y un escrito de la Fiscalía Anticorrupción que solicitaba una fianza civil de 28,1 millones de euros.

Mariano Rajoy