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Una víctima llamada Moreno Bonilla
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Federico Quevedo

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Una víctima llamada Moreno Bonilla

“Todo el lío que se ha montado con lo de su curriculum inflado no ha sido una maniobra de los socialistas, como cabría esperar, sino que

“Todo el lío que se ha montado con lo de su currículum inflado no ha sido una maniobra de los socialistas, como cabría esperar, sino que ha salido de nuestro propio partido, y más en concreto del entorno de quienes supuestamente le apoyan”, me dice una fuente muy solvente del partido pensando claramente en el entorno de Javier Arenas, y no en el de José Luis Sanz, el hombre que ya tenía reunidos todos los avales para presentarse como candidato y que a última hora tuvo que entregárselos a Juan Manuel Moreno Bonilla porque este era el elegido por Rajoy para suceder a Arenas. Porque, en verdad, de eso es de lo que se va a tratar en el Congreso regional que se va a celebrar el próximo fin de semana en Sevilla.

Y por eso hay a quien le interesa que desde el principio el liderazgo de Moreno Bonilla salga debilitado de ese Congreso. Casi dos semanas después de que Rajoy interviniera en la crisis del PP andaluz tomando una decisión que desconcertó a todo el mundo, sigue siendo un misterio el trasfondo de todo lo ocurrido, y quien diga que lo sabe o que lo entiende, miente. Cospedal no ha abierto la boca más que para decir públicamente que ha habido intrigas porque es evidente que las ha habido, pero no ha querido hacer todavía un relato de los hechos ni en privado ni, mucho menos, en público. Lo que sí ha hecho, y hasta cierto punto es comprensible, es mostrar su malestar… Es comprensible porque lo contrario habría sido como agachar la cabeza y aceptar sin rechistar una maniobra escrita y dirigida para dejarla a ella en ridículo. Probablemente ninguna de las dos opciones era buena para ella, por eso ha elegido la primera: derecho al pataleo, y a la dignidad.

Rajoy, desde luego, no ha dicho ni ‘mu’. El interesado sólo sabe que le llamaron después de que hace unos meses le dijeran que se quedara tranquilo, y el único que probablemente esté ofreciendo su propia versión de los hechos es Javier Arenas, pero se trata de una visión sesgada por el interés y claramente dirigida a desprestigiar a María Dolores de Cospedal. El problema es que con todo esto el que realmente sufre las consecuencias de lo que ya va siendo algo más que una noche de cuchillos largos es el propio elegido para dirigir el partido en Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, cuyo liderazgo nace debilitado por las guerras internas de su propio partido y por alguna que otra colaboración desinteresada con el enemigo como la de Esperanza Aguirre, quien, en lugar de ponerse a trabajar para ayudar a su partido, le ha echado una mano al candidato Moreno, pero al cuello.

El que realmente sufre las consecuencias es el propio elegido para dirigir el PP en Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, cuyo liderazgo nace debilitado por las guerras internas de su propio partido

Ya sé que me dirán que hace bien Aguirre en denunciar los dedazos y en reclamar que no los haya en Madrid, pero estando básicamente de acuerdo en que estos no son buenos en democracia, también hay que decir que ella ha practicado el dedazo todo lo imaginable y que, si ahora reclama primarias para elegir los candidatos en Madrid –Comunidad y Ayuntamiento–, es porque sabe que, si de la Dirección Nacional depende, ella no será la candidata. La única manera de conseguirlo es, precisamente, señalándose a sí misma con el dedo sabiendo que si ella se presenta a unas primarias difícilmente tendrá rival. O sea, dedazo en primera persona al estilo de Susana Díaz.

Hecho este paréntesis obligado por las circunstancias, lo cierto es que a Juan Manuel Moreno Bonilla no se lo están poniendo fácil precisamente, y que sea su propio partido el que esté dando argumento a su principal adversario para ir contra él resulta, cuando menos, chocante. Siempre dije que Moreno Bonilla era un buen candidato, y si las cosas se hubieran hecho con inteligencia ya lo estaría demostrando, pero da la sensación de que ahora tiene que dedicar más tiempo a vadear la tormenta interna que a prepararse para hacer una difícil oposición a Susana Díaz.

Moreno necesita que su partido abandone las cuitas internas y cierre filas detrás de él porque, si ya va a ser imposible que ganen las próximas elecciones autonómicas, que además es más que probable que se adelanten, un liderazgo debilitado condenaría al PP a otros 35 años de oposición en Andalucía. Moreno tiene que hacer borrón y cuenta nueva, acabar con una etapa que es evidente que ha tocado a su fin. Moreno tiene que soltar las amarras que le unen con el pasado si quiere fortalecerse en el PP andaluz y no caer en manos de quienes quieren tenerle controlado para poder seguir manejando determinados intereses que tienen más que ver con lo económico que con lo político.

“Todo el lío que se ha montado con lo de su currículum inflado no ha sido una maniobra de los socialistas, como cabría esperar, sino que ha salido de nuestro propio partido, y más en concreto del entorno de quienes supuestamente le apoyan”, me dice una fuente muy solvente del partido pensando claramente en el entorno de Javier Arenas, y no en el de José Luis Sanz, el hombre que ya tenía reunidos todos los avales para presentarse como candidato y que a última hora tuvo que entregárselos a Juan Manuel Moreno Bonilla porque este era el elegido por Rajoy para suceder a Arenas. Porque, en verdad, de eso es de lo que se va a tratar en el Congreso regional que se va a celebrar el próximo fin de semana en Sevilla.

Susana Díaz Esperanza Aguirre