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La ‘puta’ vida de Soraya
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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La ‘puta’ vida de Soraya

Si tuviera dos dedos de frente, y no seré yo quien ponga en duda que los tenga, la portavoz socialista en el Congreso de los Diputados,

Si tuviera dos dedos de frente, y no seré yo quien ponga en duda que los tenga, la portavoz socialista en el Congreso de los Diputados, Soraya Rodríguez, estará a estas horas arrepintiéndose de haber acusado a la vicepresidenta del Gobierno de cobrar 600.000 euros en sobresueldos provenientes de dinero negro de la supuesta caja B del Partido Popular. En política, como en la vida, no vale todo. Ni siquiera por el hecho de que el Parlamento sea a veces un refugio para inútiles que de otra manera no llegarían a ninguna profesión de éxito.

No había más que ver los rostros de sus compañeros de bancada, empezando por el propio Rubalcaba que miraba para otro lado como si aquello no fuera con él, para darse cuenta de que esta vez la Soraya del PSOE se había pasado varios pueblos en su interminable duelo dialéctico con la Soraya del PP. Esa misma mañana Rubalcaba pedía juego limpio en la campaña de las europeas y solo unas horas después su mano derecha en el Congreso la ensuciaba con una acusación ruin a la par que falsa.

A los ojos de una parte de la opinión pública, especialmente sensible y esponjosamente manipulable, SorayaPP ya es una más del clan de políticos que han cobrado sobres en dinero negro

La otra Soraya, la del PP, no salía de su asombro ante la magnitud de lo que estaba escuchando, ella que ha sido siempre escrupulosa en todo lo referido a su papel en la vida pública, que ha mirado sus cuentas hasta la última coma para que nadie pudiera decir ni ‘mu’ sobre las mismas. Ella que, en definitiva, ha actuado siempre con limpieza y transparencia y de esto doy fe, no entendía como se la podía acusar de algo tan “asqueroso” –me lo dijo ella misma esa tarde-noche, supongo que no le importara que lo cuente después de haber insistido a los periodistas que transcribieran literalmente lo que no había cobrado un sobre en su “puta vida”-, y que la acusadora se quedara tan pancha. El problema es que el daño está hecho.

Da igual que desde Moncloa se hayan hecho todas las gestiones habidas y por haber al máximo nivel, con el propio Rubalcaba y con la cabeza de lista del PSOE a las europeas, Elena Valenciano, para exigir una rectificación. Da igual que en los próximos días ésta se produzca de una u otra manera. Da igual que, si no se produce, el PP descargue su fuerza parlamentaria contra la portavoz socialista reclamando su dimisión e, incluso, se le interpongan querellas. Da igual, porque a los ojos de una parte de la opinión pública, especialmente sensible y esponjosamente manipulable, SorayaPP ya es una más del clan de políticos que han cobrado sobres en dinero negro.

Hay que joderse, y eso si que es convertir una vida en puta. Lo que no consiguió la neofascista Ada Colau con su escrache al domicilio de la vice, lo va a conseguir SorayaPSOE sobre la base de una infamia. La vida de Soraya Sáenz de Santamaría no había sido puta hasta ahora, por más que ella lo diga en un momento de arrebato… Abogada del Estado, alumna ejemplar, respetada, hija modelo, madre, esposa… desde luego, en ningún modo es comparable a la vida de miles de personas que lo están teniendo muy difícil para sobrevivir. Pero tampoco la de SorayaPSOE es peor, ni la de casi ningún político de los que se sientan en los escaños del Congreso, Senado, parlamentos regionales…

El Parlamento no puede ser un escenario para la tragicomedia de una clase política en decadencia. Hay que elevar el nivel de los debates de las intervenciones de sus señorías

Pero eso tampoco justifica la ruindad de la acusación porque, entre otras cosas, no solo convierte en puta la vida de SorayaPP, sino que hace lo mismo con la suya propia la señora Soraya Rodríguez. Nada hay más dañino en estos momentos para la clase política española que el hecho de que ellos mismos se dediquen a ensuciar sus nombres con acusaciones falsas y despreciables. La sociedad tiende a meter a todos en el mismo saco, y ese saco ya empieza a romperse por sus costuras del peso de tanto político, en su mayor parte honrados y honestos, a los que la opinión pública considera culpables del delito de ser eso: políticos.

Por eso, no vale todo. Por eso, el Parlamento no puede ser un escenario para la tragicomedia de una clase política en decadencia. Hay que elevar el nivel de los debates de las intervenciones de sus señorías, y olvidarse de los ventiladores y los esparcimientos de mierda. Si se tiene alguna acusación que hacer, al juzgado. Y si no, a callarse. Y si no se sabe qué decir, a casa, que seguramente habrá diputados con mejor cualificación para sostener un debate serio y procedente. Pero seguir tirando piedras contra su propio tejado es lo peor que puede hacer SorayaPSOE… Mejor que rectifique porque sino lleva camino de engrosar la lista de olvidados de la política, y en su puta vida se verá en otra igual.

Si tuviera dos dedos de frente, y no seré yo quien ponga en duda que los tenga, la portavoz socialista en el Congreso de los Diputados, Soraya Rodríguez, estará a estas horas arrepintiéndose de haber acusado a la vicepresidenta del Gobierno de cobrar 600.000 euros en sobresueldos provenientes de dinero negro de la supuesta caja B del Partido Popular. En política, como en la vida, no vale todo. Ni siquiera por el hecho de que el Parlamento sea a veces un refugio para inútiles que de otra manera no llegarían a ninguna profesión de éxito.

Política Soraya Sáenz de Santamaría