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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Vota a Mono (o a cualquier otro descerebrado)

Estamos ya oficialmente en campaña electoral. Es verdad, sin embargo, que no parece que la campaña motive mucho a la ciudadanía, bastante harta de escuchar siempre

Estamos ya oficialmente en campaña electoral. Es verdad, sin embargo, que no parece que la campaña motive mucho a la ciudadanía, bastante harta de escuchar siempre lo mismo y a los mismos. A pesar de que estamos ya en pleno siglo XXI y en el mundo 3.0, los partidos políticos siguen sin ser capaces de reinventarse y continúan atormentándonos con campañas electorales soporíferas, cargadas de mítines y de actos que sólo llaman la atención de los incondicionales y los aficionados al bocadillobus.

Esto tiene mucho que ver también con ese clima de desafección de los ciudadanos hacia la clase política, de ahí que en unas elecciones tan aparentemente inocentes como estas se corra el riesgo de que la opinión pública quiera hacer experimentos. Pero no estamos para experimentos. Estoy bastante de acuerdo con el presidente de honor del PP, José María Aznar, cuando el pasado jueves en el Foro ABC en la presentación de Miguel Arias Cañete como cabeza de lista del PP a las elecciones europeas, alertaba del riesgo de que Europa caiga en manos de formaciones populistas de escaso entusiasmo europeísta, por no decir nulo.

Es un riesgo real, y no solo en España, sino en el resto de Europa. El Parlamento Europeo que salga de las elecciones del próximo día 25 puede sufrir una fragmentación muy peligrosa en la medida que aparezcan en su composición partidos de extrema derecha y de extrema izquierda, que hasta ahora eran ajenos a las instituciones democráticas, pero que con un lenguaje populista y soberanamente demagógico han conseguido hacerse con el flujo de la indignación que recorre las calles de media Unión Europea.

El otro día en Twitter un conocido tertuliano, cuyo nombre no voy a repetir para no hacerle publicidad, decía que estaba dudando entre votar a Vox o a Podemos… Es como si hace treinta años alguien hubiera dudado entre votar a la Liga Comunista Revolucionaria o a Fuerza Nueva… Pero, al final, en los extremos se concitan los mismos mensajes antisistema y muy fáciles de vender al gran público, y dudas como la expresada por el citado son estos días habituales entre gente que piensa con las entrañas en lugar de con la razón.

No voten a Mono si, incluso a pesar de todo lo que ha pasado en esta crisis, siguen queriendo conservar los mínimos niveles de democracia y libertad

No se si ustedes han visto el vídeo que ayer publicábamos en este periódico titulado Vota a Mono ministro de economía. Tanto el vídeo, como la web y la canción están muy bien hechos, aunque desconozco quien o quienes están detrás de este viral que con el hashtag #votaamono se está convirtiendo en todo un fenómeno de las redes sociales. Es probable que se trate de una campaña de publicidad, o no, pero el caso es que ya ha conseguido más de cien mil votos, con un decálogo electoral de lo más estúpido:

1) Hará que la prima vuelva a ser del pueblo. No de riesgo.

2) Conseguirá barra libre de wifi de lunes a viernes. 4G los fines de semana.

3) Se hará un simpa con la deuda.

4) Los mercados nunca más volverán a ser de valores. Sólo de fruta.

5) Pondrá de moda ir descalzo.

6) Mono es medio ambiente. No parará hasta atravesar España de árbol en árbol.

7) Con Mono sólo será banquero aquel que fabrica asientos de madera para los parques.

8) Convencerá a la RAE para modificar el diccionario. La inflación será el acto de inflar globos o insuflar aire. “Date prisa con la inflación que los críos llegan ya”.

9) Con Mono siempre tendrás algo suelto para el pan.

10) ¿Cuál quieres que sea? Cuéntanoslo en Twitter usando #votaamono

El problema es que los mensajes de muchos de estos pequeños partidos populistas antisistema que pueblan la red no son mucho menos estúpidos. En los próximos días toca decidir si se va a votar o no, y en caso afirmativo a quién. Es fácil dejarse llevar por esos discursos que cuestionan todo lo conseguido hasta ahora bajo el epígrafe de que “hay que acabar con el sistema antes de que el sistema acabe con nosotros”, que es básicamente el argumento que utilizan estos nuevos populismos.

Pero no somos conscientes del riesgo que eso conlleva y adónde nos conduce esa posición. Voten a Mono -o a cualquier otro descerebrado- si lo que quieren es dar marcha atrás y volver a los años negros de una Europa gobernada por los peores ismos que haya inventado la humanidad. Pero no voten a Mono si, incluso a pesar de todo lo que ha pasado en esta crisis, siguen queriendo conservar los mínimos niveles de democracia y libertad que tanto nos han costado conseguir.

Estamos ya oficialmente en campaña electoral. Es verdad, sin embargo, que no parece que la campaña motive mucho a la ciudadanía, bastante harta de escuchar siempre lo mismo y a los mismos. A pesar de que estamos ya en pleno siglo XXI y en el mundo 3.0, los partidos políticos siguen sin ser capaces de reinventarse y continúan atormentándonos con campañas electorales soporíferas, cargadas de mítines y de actos que sólo llaman la atención de los incondicionales y los aficionados al bocadillobus.

Miguel Arias Cañete Parlamento Europeo Campañas electorales