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Federico Quevedo

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¿Será Manuela Carmena el paradigma del cambio?

Tras el acuerdo entre el PSOE y Ahora Madrid, Manuela Carmena será la nueva alcaldesa de la capital. Viene un cambio, sí, pero vayan preparándose para lo peor

Foto: La futura alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. (EFE)
La futura alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. (EFE)

Desde un punto de vista iconográfico, sin duda la elección mañana de Manuela Carmena como alcaldesa de Madrid y de la acosadora Ada Colau como alcaldesa de Barcelona supone la visualización de eso que algunos llaman ‘cambio’ y el éxito de una forma de entender la política que tiene mucho que ver con los ejercicios de populismo de izquierdas latinoamericanos. Pero si lo que los ciudadanos entienden por ‘cambio’ es una mejora de sus condiciones de vida, nada de eso se va a producir en los próximos cuatro años. Ni siquiera desde un punto de vista lúdico: Carmena no es, ni de lejos, Tierno Galván, ni este Madrid es el Madrid de la movida.

Es más, de hecho, una lectura sosegada de los resultados electorales nos llevaría a concluir que Madrid es una ciudad mayoritariamente de centro-derecha que, sin embargo, ha permitido que esta vez la izquierda radical acceda al poder porque ha manifestado un voto de ‘cabreo’ que se ha materializado en la abstención o en la elección de otros actores como Ciudadanos e, incluso, VOX.

(Permítanme un inciso para señalar la paradoja de que hayan sido los9.000 votos del partido de Santiago Abascal los que le han quitado el escaño 22 a una Esperanza Aguirre que fue la que loalimentó durante años financieramente en la Comunidad de Madrid, cuando nadie en el PP del País Vasco quería saber ya nada de él y sus vínculos con el Yunque.)

Es esperable que Carmena gobierne desde el sectarismo y la intolerancia hacia quienes no ‘comulguen’ con los principios del nuevo Movimiento

Pero volvamos a lo nuestro. Carmena significa cambio, sí, pero no necesariamente a mejor salvo para sus propios intereses. El primero que va a salir escaldado de la elección de Manuela Carmena como alcaldesava a ser el propio PSOE al darle sus votos, porque sin duda Madrid va a visualizar un escoramiento del PSOE a la izquierda –salvo en Andalucía, donde Susana Díaz ha querido expresamente evitar esa percepción–que le va a pasar una factura dolorosa en las elecciones generales.

A Pedro Sánchez, ahora muy ufano porque gracias a sus acuerdos con Podemos va a teñir de rojo una parte del mapa de España que antes se pintaba de azul, le va a salir muy cara la aventura y va a protagonizar uno de los liderazgos socialistas más cortos que se recuerdan cuando en las próximas generales Podemos le pase por la izquierda y se convierta en la segunda fuerza política del país. Y aun así, si nadie lo remedia, el PSOE –al que Pablo Iglesias y los suyos desprecian notoriamente–volverá a tropezar en la misma piedra y creerá que para recuperarse necesita ser más extremista que el Che Guevara.

El primero que va a salir escaldado de la elección de Manuela Carmena como alcaldesa va a ser el propio PSOE al darle sus votos para la investidura

Pero es que además con sus votos el PSOE va a favorecer una forma de hacer política que dista mucho de lo que se estila en un país de mayorías moderadas, y esa factura también se la va a pasar el electorado a cobro al Partido Socialista. Tan sololas cinco primeras medidas que el nuevo Gobierno municipal quiere llevar adelante en los primeros cien días de Gobierno –paralizar desahucios, revertir la externalización de servicios, garantizar suministros básicos, garantizar prestaciones sanitarias y un plan urgente de inserción laboral que implica más empleo público–suponen un aumento de más del 30% de un gasto público que ya está al límite de sus posibilidades.

Cómo además no va a tener opción al endeudamiento porque una de las cosas que propone Carmena es hacer una quita de la actual, y eso no le va a gustar a ninguna entidad bancaria, la única forma de conseguir más recursos es subiendo los impuestos y de manera muy dolorosa para los bolsillos de unas empresas que directamente se irán, y para unos ciudadanos que no podrán hacer lo mismo, aunque les gustaría.

Pero no va a ser solo eso… Por lo poco que sabemos ya de sus planes y de las personas que los van a llevar a cabo, es esperable que se gobierne desde el sectarismo y la intolerancia hacia quienes no ‘comulguen’ con los principios del nuevo Movimiento. Eso va a pasar en Madrid, y allí donde la nueva izquierda radical llegue al poder, porque eso es lo que han aprendido allá donde han ido a formarse para luego ocupar las instituciones. Viene un cambio, sí, pero vayan preparándose para lo peor.

Desde un punto de vista iconográfico, sin duda la elección mañana de Manuela Carmena como alcaldesa de Madrid y de la acosadora Ada Colau como alcaldesa de Barcelona supone la visualización de eso que algunos llaman ‘cambio’ y el éxito de una forma de entender la política que tiene mucho que ver con los ejercicios de populismo de izquierdas latinoamericanos. Pero si lo que los ciudadanos entienden por ‘cambio’ es una mejora de sus condiciones de vida, nada de eso se va a producir en los próximos cuatro años. Ni siquiera desde un punto de vista lúdico: Carmena no es, ni de lejos, Tierno Galván, ni este Madrid es el Madrid de la movida.

Manuela Carmena