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Esta es la razón por la que votaré a Rajoy, aunque me pese
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Esta es la razón por la que votaré a Rajoy, aunque me pese

Yo no ejerzo mi derecho al voto pensando solo en mi interés personal, aunque comprendo que la mayoría lo haga así. Intento que mi voto se fundamente en el interés general y el bien común

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. (Reuters)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. (Reuters)

Hace unos días un amigo me preguntaba lo siguiente: “Oye, y a ti, con todo lo que te ha pasado en esta legislatura, ¿cómo te quedan todavía ganas de votar a Rajoy?”. Y le respondía: “Es que ganas, lo que se dice ganas, no tengo ninguna…”. Lo que me ha pasado a mí no es nada distinto de lo que le ha pasado a miles de españoles, pero como es verdad que está muy extendida la falacia de que a este que suscribe le ha ido muy bien con el PP, pues tampoco está de más desmentir algunas cosas que se dicen muy alegremente: no solo no me ha ido bien, sino que me ha ido rematadamente mal.

Tan mal como a cualquier otra familia española -y más si encima tiene cinco hijos, como es mi caso-, a la que le han caído estrepitosamente los ingresos por las razones que sean hasta el extremo de llegar todos los meses al final con muchas dificultades. A los profesionales autónomos del periodismo, además de subirnos los impuestos como a todo el mundo y de haber visto cómo mermaban los sueldos de las tertulias -y las propias tertulias-, se nos ha perseguido por parte de la Hacienda pública de un modo inmisericorde y sin ninguna opción a defendernos de lo que en algunos casos ha sido una verdadera injusticia.

Y por si alguien pensaba que todo eso se compensaba con el regalo de determinadas tertulias o programas de televisión, sepan los malpensados que por lo que a mí respecta lo único que he conseguido es que desde algún despacho del complejo monclovita se diera la orden de no contar conmigo. Lo bueno que tiene todo eso es que puedo defender con orgullo mi independencia y enarbolar la legitimidad moral que me da eso para criticar o para alabar al Gobierno según me parezca oportuno. Y así lo he hecho a lo largo de toda esta legislatura.

Añadan a la cuestión personal la convicción de que este Gobierno ha cometido muchos errores y además no ha cumplido buena parte de las promesas que hizo, y efectivamente es difícil encontrar razones para volver a votarles. Pero yo no ejerzo mi derecho al voto pensando solo en mi interés personal, aunque comprendo que la mayoría de la gente lo haga así… Yo intento que mi voto se fundamente en el interés general y el bien común. Cierto que lo que para mí es el bien común, obviamente no lo es para otros, y en eso consiste la bondad de la democracia.

Dudo mucho que cualquier de esos terceros esté en condiciones reales de asumir el Gobierno de España y conducir al país hacia los retos a los que se enfrenta

Solo hay por tanto una razón que me mueve a volver a votar a Mariano Rajoy este domingo, mal que me pese -y no por él, porque en lo personal sigo creyendo que es una gran persona-, y esa razón se llama España. No me importa decir a quién voto, creo que además es un ejercicio de sinceridad con los lectores muy saludable, pero sepan también la razón por la que voto de esa manera.

Es verdad que en la sociedad española se ha instalado un profunda necesidad de cambio, y en buena parte yo comparto también esa exigencia. Y no creo que votar a Rajoy vaya a impedir los cambios que están por venir porque si tiene la opción de gobernar, no lo hará con mayoría absoluta, luego estará obligado a negociar y pactar con terceros que van a poner sobre la mesa esos cambios que ya son inevitables. Pero dudo mucho que cualquiera de esos terceros esté en condiciones reales de asumir el Gobierno de España y conducir al país hacia los retos a los que se enfrenta en los próximos cuatro años -si es que llega a durar eso la legislatura, cosa que ahora mismo está bastante en duda-.

Partamos de la base de que yo no soy de izquierdas, luego difícilmente podría votar a IU, por ejemplo, ni soy nacionalista, lo que descarta a unos cuantos partidos también. ¿Qué pasa con Podemos? Aunque es verdad que en los últimos tiempos ha moderado, y mucho, su discurso, no puedo fiarme de un partido que hace menos de un año defendía el asalto a las instituciones desde las calles y ahora se muestra como el mas fiel admirador del espíritu de la Transición… No me lo creo, nadie cambia tanto en tan poco tiempo.

Mi otra alternativa podría ser C's, pero no me siento capaz de confiar el futuro de mi país a un partido nacido casi de la nada con los despojos de los demás

El PSOE, siendo un partido de izquierdas, sería una opción factible por socialdemócrata… No sería la primera vez que les voto, ya lo hice en el 82. Pero lo cierto es que Pedro Sánchez, en quien confié como una persona cabal capaz de liderar con convicción al Partido Socialista, se ha demostrado como un líder tanto o más vacío que Zapatero y absolutamente incapaz de forjar una alternativa seria y creíble al PP.

Por una simple cuestión de descartes, mi otra alternativa podría ser Ciudadanos, pero no me siento capaz de confiar el futuro de mi país a un partido nacido casi de la nada y montado en unos pocos meses con los restos y los despojos de los demás. Y yo creo que la abstención, siendo respetable, no es un ejercicio democrático, aunque es totalmente legítima.

Luego la única opción que me queda es confiar de nuevo en quien, de otro modo, es verdad que ha sabido gestionar aquello que se le confió: la crisis económica. Solo queda esperar que el PP sea capaz de aprender de sus errores, abandone la soberbia y se preste a asumir la necesidad de llevar al país por un nuevo camino que no tenga nada que ver con el de las mentiras, los engaños y los excesos de esta legislatura que ha pasado.

Pero lo cierto es que Mariano Rajoy es al único líder al que veo con el suficiente sentido común, sentido de Estado y sentido de la responsabilidad como para liderar, en compañía de otros, esta nueva etapa. Pero si el domingo lo españoles quieren otra cosa, seré el primero en respetar el resultado y aplaudirlo.

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Hace unos días un amigo me preguntaba lo siguiente: “Oye, y a ti, con todo lo que te ha pasado en esta legislatura, ¿cómo te quedan todavía ganas de votar a Rajoy?”. Y le respondía: “Es que ganas, lo que se dice ganas, no tengo ninguna…”. Lo que me ha pasado a mí no es nada distinto de lo que le ha pasado a miles de españoles, pero como es verdad que está muy extendida la falacia de que a este que suscribe le ha ido muy bien con el PP, pues tampoco está de más desmentir algunas cosas que se dicen muy alegremente: no solo no me ha ido bien, sino que me ha ido rematadamente mal.

Mariano Rajoy