Es noticia
Si Hugo Chávez levantara la cabeza…
  1. España
  2. Dos Palabras
Federico Quevedo

Dos Palabras

Por

Si Hugo Chávez levantara la cabeza…

Podemos no ha jugado sus cartas como el mandatario venezolano. Lejos de reclutar en la transversalidad, se situó en el extremo izquierdo del tablero político de forma evidente

Foto: Un niño sostiene una imagen del fallecido Hugo Chávez. (EFE)
Un niño sostiene una imagen del fallecido Hugo Chávez. (EFE)

Hace una semana y media escribí un 'post' aventurándome a pronosticar una victoria de Podemos en las urnas del pasado domingo. Es evidente que me equivoqué, incluso con la segunda de las opciones que era la de que quedaran segundos y que la suma con el PSOE bordeara la mayoría absoluta -al menos en esto no me equivoqué yo solo-, pero me alegro de haberme equivocado. Creí que un porcentaje alto de los votantes, suficiente como para darles la victoria o el segundo puesto, cogería la papeleta de Unidos Podemos como un gesto de rechazo a la política tradicional a la que responsabilizan de la crisis, de la corrupción y, en definitiva, de la ineficacia del sistema a la hora de resolver sus problemas.

Y, sin duda, una parte significativa de los votos de Podemos tienen esa raíz de protesta, pero el problema es que ese voto no es necesariamente ideológico, es decir, no tiene un dueño a la derecha o a la izquierda, sino que se trata de un sentimiento transversal. Durante sus primeros meses de vida, y hasta las elecciones del pasado 20 de diciembre, Podemos había cultivado esa transversalidad, y eso precisamente le permitió a Íñigo Errejón confiar en la remontada cuando todas las encuestas situaban a la formación morada incluso por detrás de Ciudadanos antes de aquellas elecciones.

Y ocurrió. De hecho, si hubiesen sido listos habrían propiciado el acuerdo con un PSOE debilitado para condicionar la vida política y armarse de poder y de nuevos votantes. Sin embargo, cegado por su ambición, el líder de la formación, Pablo Iglesias, rehuyó esa posibilidad, convencido de que unas nuevas elecciones le darían aún más capacidad de decisión y, una vez forzada la convocatoria electoral, optó por imponer a los suyos -con maneras que recuerdan los peores tiempos del bolchevismo- una alianza con Izquierda Unida bajo el principio matemático de que dos más dos es igual a cuatro.

Podemos ha perdido la oportunidad histórica de convertirse en una alternativa de poder. Para los votantes, es una nueva versión del Partido Comunista

Pero las sumas en política pueden acabar convirtiéndose en restas, como así ha sido. Más de un millón de votos menos y los mismos escaños que obtuvieron entre ambas formaciones el 20 de diciembre por separado. Y, por supuesto, del temido 'sorpasso' nada de nada. Y mucho menos ganar las elecciones; algo que, se lo digo en serio, ellos también llegaron a creerse en la última semana de campaña. ¿Qué pasó? Pues tengo la impresión de que esa alianza con Izquierda Unida lo que hizo fue situar a Unidos Podemos en un extremo muy concreto del arco ideológico en el que el nicho de mercado es insuficiente para pensar en una ocupación del poder.

A lo más que ha llegado Izquierda Unida en estos 40 años de democracia -antes como Partido Comunista- es a pactos con la fuerza de referencia de la izquierda, el PSOE, con el que, sin embargo, nunca ha ido, en unas elecciones generales, en coalición porque los socialistas han huido de la misma como de la peste. Y es que IU, lejos de sumar, resta por lo que implica de posicionamiento. Esa fue la gran lección que nuestros amigos de Podemos aprendieron en Venezuela: Hugo Chávez huyó de cualquier identificación con el comunismo porque desde el primer momento entendió que para ser omnipresente y monopolizar la política venezolana tenía que ser transversal y lograr adeptos en todas las clases sociales y en todos los estratos ideológicos.

Ahora, como en cualquier partido de corte totalitario, vendrán las 'vendettas', los cortes de hierbas, las purgas… Pero Podemos ha perdido ya la oportunidad histórica de haberse convertido en una alternativa de poder. Por suerte, insisto. A los ojos del electorado ya es una nueva versión del Partido Comunista y eso nunca será una opción de poder en España. Si Hugo Chávez levantara la cabeza, después de tanto dinero invertido para nada, se volvería a morir del disgusto.

Hace una semana y media escribí un 'post' aventurándome a pronosticar una victoria de Podemos en las urnas del pasado domingo. Es evidente que me equivoqué, incluso con la segunda de las opciones que era la de que quedaran segundos y que la suma con el PSOE bordeara la mayoría absoluta -al menos en esto no me equivoqué yo solo-, pero me alegro de haberme equivocado. Creí que un porcentaje alto de los votantes, suficiente como para darles la victoria o el segundo puesto, cogería la papeleta de Unidos Podemos como un gesto de rechazo a la política tradicional a la que responsabilizan de la crisis, de la corrupción y, en definitiva, de la ineficacia del sistema a la hora de resolver sus problemas.

Podemos y Venezuela